Capítulo Nº17

Al otro día luego de su rutina de higiene y el desayuno, Abril cancela la habitación y se dirige en taxi rumbo al aeropuerto. Su semblante está mucho mejor, aunque su rostro está cubierto por unos enormes lentes oscuros. Se siente más tranquila, pronto abandonará este lugar, solo espera tener un vuelo tranquilo y dormir un rato así que en la farmacia del aeropuerto se compra unas pastillas y se toma una píldora antes de abordar.

⎯  Buenos días señorita ¿desea algo de beber?⎯  le pregunta una azafata durante el vuelo.

⎯  No, muchas gracias, solo despiérteme cuando aterricemos.

⎯  De acuerdo.

La muchacha se aleja con el carrito y ella se dispone a descansar.

Al llegar a España la misma muchacha se acerca y sutilmente la despierta.

⎯ Señorita estamos por aterrizar.

 ⎯ Si, está bien.

 ⎯ Necesita algo o alguien, disculpe la indiscreción pero durante el vuelo no dejaba de nombrar a Facundo.

⎯ No, disculpe solo fue una pesadilla.

 ⎯ Lo lamento.

Abril por un momento se sintió apenada y sus mejillas se enrojecieron, pero sabía que en primera clase los asientos estaban distanciados y nadie más la escuchó, salvo la muchacha que no dejaba de atender a los pasajeros.

 Lo primero que hizo al subir a un taxi, fue ir al convento de Sor Margarita. La madre superiora estaba arreglando el manto de la virgen en su pequeña capilla, cuando la ve llegar casi corriendo. Ella extiende sus brazos y la recibe con un fuerte abrazo. La monja nota que algo no está bien, ya que apenas la muchacha siente el calor de su cuerpo, comienza a llorar como nunca antes en su vida lo hizo. Está realmente preocupada y van a su pequeño cuarto, se sientan sobre la cama de pino y le dice

  ⎯ ¿Qué te sucede corazón? Sea lo que sea, te ayudaré a superarlo.

 ⎯ Creo que encontré a mi familia. Es la madre del caso Rinalde.⎯ ella entre sollozos le cuenta todo.⎯ Por eso decidí volver, no quiero saber nada con esa familia. Tomé el primer vuelo que conseguí y aquí estoy. Hecha un mar de lágrimas y no me gusta estar tan vulnerable. Yo no soy así.

⎯ Por lo que dices ella se impresionó por verte. ¿Llegaron a hablar?

⎯  No madre, no la pude despertar.

⎯ Tienes que investigar más, no saques conclusiones apresuradas.

 ⎯ Madre ¿y si esa mujer es la madre que me abandonó? ¿Qué hago? Yo no la puedo perdonar.

 ⎯ Hija perdonar es divino y sana el alma. Ella te hizo mucho daño indirectamente pero si ahora te busca y quiere darte una explicación no puedes negarte a saber.

  ⎯ Y si solo fue una idea de Facundo y ella no quiere saber nada.

  ⎯ Una madre que acaricia el rostro de su hija y la nombra con su verdadero nombre está buscando perdón. ¿No crees que era más fácil fingir que no te reconoce?

 ⎯ Creo que tienes razón, pero ahora necesito calmar un poco mi mente.

 ⎯ Está bien te dejaré sola, sabes que te quiero y puedes hablar conmigo lo que sea.

 ⎯ Lo sé, yo también te quiero.

⎯ Otra cosa no descartes la posibilidad de tener en Facu un amigo. No lo apartes de tu vida, lo poco que me has dicho de él parece ser una muy buena persona y tiene buenas intenciones.

    ⎯ Déjame pensar, es difícil saber que puede ser mi hermano y lo bese.

    ⎯ No es pecado cuando no se sabe la verdad. Dios no te castigará por eso.⎯ le da un beso en su cabeza y sale dejándome con más dudas que certezas.

Sor Margarita sale de la habitación e ingresa a su despacho. Nunca imaginó que el día de la verdad llegaría tan pronto, sobre todo después de tantos años. Recuerda un sobre que fue entregado unos días atrás por una persona misteriosa y lo busca entre sus pertenencias. Ese día ella estaba en la biblioteca y entró una de las novicias.

⎯ Madre un señor la busca. Necesita hablar con usted.

⎯ Enseguida lo recibo.

⎯ Dice que es urgente.

 ⎯ Esta bien, ya voy.

La madre se dirige a la puerta y un hombre la está esperando cerca de su despacho.

⎯ Buenos días.

⎯ Buenos días madre.

⎯ Pase por favor, aquí hablaremos más tranquilos.

⎯ Madre tengo este sobre para usted.

⎯ ¿De quién es?.⎯ ella al ver las iniciales, ya tuvo su respuesta.

⎯ Usted tiene que abrirlo cuando sea el momento oportuno.

⎯ ¿Y ese momento será?

⎯ Se dará cuenta por que ese día la niña la necesitara.

⎯ De acuerdo ¿Algo más?

⎯ No. Eso es todo.

Ella abre el sobre con mucho cuidado y ve que hay varias fotos de Abril, de cuando era  niña, adolescente, de sus actos de colación y hasta de unos meses atrás en su cumpleaños número 32 siempre junto a sus seres queridos y una carta de puño y letra de su padre.

Sor Margarita:

Si estás leyendo estas líneas es porque yo fui recibido por nuestro señor y estoy en un lugar mejor. Sé que tengo que pagar por mis pecados y uno de ellos y el más atroz que cometí fue el haber abandonado a mi princesa. Por eso sé que no tengo perdón y en el momento que ella se entere de la verdad, me odiara con todas sus fuerzas y no puedo juzgarla por ello, está en todo su derecho de tener esos sentimientos. Madre quiero pedirte que seas su sostén como hasta ahora y le cuentes sin omitir detalles todo. Su madre no tuvo la culpa de nada, pero no sé si Abril podrá perdonarnos. Solo te pido un último favor y es que intercedas para que ella se reconcilie con Silvina, su madre, que tanto la ama. Dile que siempre a mi manera la cuide, aunque me odie por no haber compartido tiempo con ella, pero a mi modo estuve presente en su vida, por eso te dejo esas fotos como prueba.

Gracias por tanto amor y protección, mi niña es una mujer maravillosa, responsable, de unos valores intachables y todo gracias a tu cuidado y dedicación. Estaré siempre en deuda contigo.

     Las llevo conmigo. 

L. R.

Sor Margarita dobla la carta y suspira. Ahora se da cuenta que no solo tendrá que enfrentar la verdad si no que espera que su niña no le guarde rencor por haber ocultado por tanto tiempo este secreto.

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