Capítulo Nº4

Fue pasando el tiempo y con él fue avanzando la niña  en los estudios. En la primaria la honraron con ser la abanderada de la escuela. La mejor distinción que un alumno puede obtener. Sus notas eran excelentes y su comportamiento intachable, ya que solo estudiaba y no tenía tiempo ni ganas de tener amigos. Sus compañeros eran iguales o peores que los anteriores. La crueldad no es clasista.

Volvió a ser la de antes sin sonreír y se encerraba en su pequeño cuarto, pasando los días entre sus grandes amores… ¡Los libros! Ellos eran los únicos aliados que la llevarían al éxito.

Creció sabiendo que las apariencias lo son todo. Su adolescencia la sorprendió con un hermoso cuerpo, era igual o mejor al de cualquier modelo de revista, pero de nada servía. Tampoco importaba lo buena que era, lo aplicada o lo dulce, con solo ver su rostro ya la juzgaban.

La noche del baile de graduación se vistió de una manera muy sensual y provocativa, Sor Margarita no estaba de acuerdo pero no le dijo nada. Por una vez en la vida quería verla feliz. Abril se subió a un taxi y con una gran sonrisa se despidió de su madre.

⎯ ¿ A dónde la llevo señorita?

⎯  A la playa.

⎯ ¿ No piensa ir al baile?

⎯  No. Solo, conduzca.⎯  Digo mientras se sacaba el vestido y debajo tenia un short y un top ajustado, guardó con cuidado el vestido en una bolsa que tenía en el bolsillo del pantalón y fue mirando el paisaje. No tenía ningún sentido ir a un lugar donde nadie la esperaba.

⎯  Facundo ¿estás seguro que este es el lugar?

⎯  Si Danilo, esta es la secundaria.

⎯  Me parece todo esto una locura. ¿Qué va a pasar si nuestros padres se enteran que nos escapamos a España?

⎯  Ya es tarde para arrepentirse. Basta de hablar me pones nervioso.

⎯  Esta bien, pero si ella esta con alguien. ¿Qué le dirás?

⎯  Solo quiero verla un día más, aunque sea como amigo.

Las horas fueron pasando y los dos jóvenes estaban agotados de esperar en el estacionamiento sin tener siquiera rastros de la muchacha. Danilo estaba impaciente y necesitaba ir al baño, así que se bajó del vehículo y bajo la atenta mirada de Facundo entró al salón. El lugar era precioso, estaba decorado con luces que se semejaban a estrellas en el techo oscuro y una luna brillante iluminaba el lugar. Todo era muy romántico y especial. El joven se acercó a una muchacha muy bella que estaba por tomarse una foto con un grupo de amigos y le preguntó sin tanto rodeo.

⎯  Hola ¿Me podría decir donde están los baños?

⎯  Sí.⎯  la chica quedó encantada con su voz y tono italiano.⎯  Sigue por el pasillo, hasta la tercer puerta a la derecha y si te pierdes yo puedo ayudarte.

⎯  Gracias. Ahhh por cierto estoy buscando a Abril.

⎯ ¿ A la defectuosa?

⎯   Ella es hermosa, no sé por que te refieres a ella de esa manera.

⎯  Bueno da igual, veo que tienes mal gusto. Ella no vino. Nadie en su sano juicio la invitó.

⎯  Idiotas.⎯  Danilo no aguanto más la situación y regresó al auto, ya hasta las ganas de ir al baño habían desaparecido.

Cuando al fin cerró la puerta con un gran golpe se giró a su amigo y le dijo.

⎯  Lo siento, esos tontos no invitaron a Abril. Ella no está y por lo que note la siguen tratando como cuando era niña.

⎯  Debí imaginarme que algo así podría pasar. Vamos, regresemos a casa.

⎯  Espera, aún podemos buscarla en los conventos o esperar a lo mejor igual viene.

⎯  Ya te dije que no sé dónde es, ni en cual vivía y si no vino hasta ahora ya no vendrá.

Facundo arrancó el auto y desanimadamente los dos muchachos volvieron al hotel sin decir ni una palabra en todo el camino. Al otro día salía su vuelo de regreso a Italia y todo había sido en vano.

Abril terminó el secundario nuevamente con los mejores promedios. Cuando ya era tiempo de elegir una carrera universitaria, pensó en abogacía. Sería implacable y haría justicia. Cambió su personalidad, su forma de vestir, de peinar. Se volvió segura y desafiante, ya no se quedaba callada, ni bajaba la cabeza.

⎯  Abril ese vestido es muy corto.

⎯  Madre, voy a ir a tomar un helado. Te prometo que no haré nada malo.

⎯  Lo sé, pero cualquier muchacho se podría aprovechar de ti.

⎯ Eso espero.

⎯  ¿Qué dijiste?

⎯  Tranquila tengo mi arma secreta.⎯ dice levantando su ondulado pelo que cubre su mancha.

⎯  Traviesa.

⎯  Jajaja.

Esa tarde caminó por horas mirando vidrieras ya que faltaba poco para terminar la universidad y sabía que nuevamente sería con los mejores promedios. Era tiempo de elegir donde hacer las prácticas por tal motivo estaba buscando el conjunto ideal, necesitaba verse intachable. Solo dos estudios le interesaban pero era seguro que el mejor y más respetado solo aceptaría hombres y el otro buscaban la perfección.

Con temor se presentó a una entrevista luciendo un traje negro ajustado al cuerpo que era muy sobrio.

⎯ Bueno señorita díganos ¿por qué quiere trabajar para nosotros?

⎯ Aparte de que son lo mejor del mercado, me interesa hacer justicia y creo que no me temblaría el pulso para mandar a los delincuentes a prisión. Necesito el respaldo de un gran gabinete a mis espaldas para defender a mis clientes y sé que con su apoyo lo voy a lograr.

⎯ Me parece una gran respuesta. Espere nuestro llamado.

⎯  ¿Es todo?

⎯  Así es. Puede retirarse.

Apenas puso un pie fuera de la oficina su celular comenzó a sonar y recibió el llamado. El hombre quedó encantado con la firmeza y convicción de la muchacha, así que no perdió tiempo y la aceptó de inmediato. Las prácticas fueron su trampolín a la fama y su trabajo de medio tiempo pasó a ser permanente.

Sor Margarita estaba muy orgullosa de su hija. Aunque se preocupaba por su soledad y siempre rezaba para que encontrara a alguien que la hiciera feliz.

Ella solo conoció a su amigo de la infancia y después ya no volvió a hacer contacto con nadie. No le interesaba conocer a personas que solo se alejarían con el tiempo.

⎯ Hija tienes que hacer amigos, yo no estaré por siempre en este mundo.

⎯  Lo sé. Y te juro que lo he intentado, pero siguen los rechazos.

⎯  Ya alguien te verá el alma y no esa mancha.

⎯  Eso espero.

⎯ Sabes a veces creo que tu mancha es solo una excusa para no vivir tu vida.

⎯  No es así, yo quiero tener amigos, novio y formar una familia.

⎯  Lo siento. Pronto llegará ese hombre que tanto deseas.

⎯  Eso espero y te juro que rezo todas las noches por encontrar a alguien que me quiera.⎯  ella esta enojada, a veces cree que su madre no la entiende.

⎯ Dios te tiene guardado al mejor. Lo bueno se hace esperar.

Pasaron los años y fue la mejor en su trabajo, ganaba muchísimo dinero. Logró su independencia y formó su propia firma de abogados. Con tanta suerte que el éxito la acompaña en cada caso. Su reputación creció de una manera insospechada y hasta tenía fama internacional.

Manejaba una pequeña fortuna y a Sor Margarita le remodeló todo el orfanato. Ese lugar fue su hogar hasta que cumplo los 21 años y tuvo que dejarlo por ser mayor de edad. Lo único que no se modificó fue su pequeña habitación, solo le retocó la pintura con un color celeste agua. Su habitación era bastante anticuada, tenía un ventanal grande por el cual entraba la luz del día. Las paredes estaban cubiertas de estantes con libros.

Su único y verdadero tesoro está guardado en ese cuarto y es la tranquilidad que le transmite. Era su cable a tierra, el lugar al cual regresaba para encontrarse a sí misma. Siempre lo usaba para ir a meditar y concentrarse antes de tener un juicio importante. Ese era un templo para ella donde el recuerdo de todo lo malo que ha vivido le servía para ser intimidante ante su oponente. Sor Margarita se sorprendía cada vez que venía a utilizarlo porque veía entrar una persona y salía otra. Era como si entrara una mujer dulce con su lado hermoso y saliera una mujer segura y oscura.

⎯  Hija te juro que a veces siento temor de ver lo fuerte que eres.

⎯  Mamita sigo siendo tu niña, solo algo más temperamental.

⎯  Te deseo suerte en el juicio de mañana.

⎯  Gracias, es algo sencillo. Seguro lo ganó.

⎯  Lo sé, ven a que te dé la bendición.

⎯  Está bien.⎯ la monja toca su frente y le deposita un beso.⎯  Te quiero mamita

⎯  Yo también, ahora ve a descansar.

⎯  Adiós. Nos vemos en misa el domingo.

⎯ Adiós mi vida.

Al otro día Abril ganó un caso de una madre que pedía la tenencia de sus hijas. El padre era alcohólico y ejercía violencia de género sobre la mujer, pero tenía mucho dinero y todas las propiedades estaban a su nombre, en cambio la mujer solo se quedaba en la casa a cuidar a sus pequeñas. El caso fue tan desgarrador que a ella algo le movió en su ser y pensó por primera vez en la posibilidad de ser madre, sabía que aún era joven pero en unos meses cumpliría 27 años, seguía siendo virgen y le daba pena ir a consultar a un doctor. Pero su deseo era tan grande que venció sus miedos y se consiguió a la mejor doctora de la ciudad.

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