Después de que el médico informara a Sabrina que no podía visitar a Mavie en la UCI debido a las restricciones del lugar, Don Mauricio percibió la tristeza y la angustia en su rostro. Se acercó con amabilidad y le ofreció su apoyo.
- Sabrina\, entiendo lo duro que es esto para ti. Ven\, salgamos del hospital un momento\, necesitas comer algo.
- No tengo hambre\, me quedaré aquí en la sala de espera – dijo Sabrina.
- Necesitas estar fuerte para cuidar a tu hija\, comamos algo ligero y charlemos un poco\, mis guardias se quedarán vigilando y asegurarán que todo esté bien.
Sabrina, con los ojos llenos de lágrimas, asintió y siguió a Don Mauricio hasta un restaurante frente al hospital. Se sentaron en una mesa apartada, rodeados de un ambiente sereno y privado. Don Mauricio también era dueño del establecimiento y todos lo conocían, hizo el pedido de una comida ligera para ambos y, mientras esperaban, pensó en cómo consolarla.
- Sabrina\, todo estará bien – dijo él intentando aliviar la tensión al ver las lágrimas en sus ojos.
- Don Mauricio\, no sé qué hacer. Mavie está allí\, luchando por su vida\, y yo no puedo siquiera estar a su lado. Me siento tan impotente y culpable por no poder acompañarla\, por todo lo que mi hija ha tenido que soportar desde pequeña\, quiero ahorrarle todo el dolor de este mundo – dijo Sabrina con voz quebrada.
- Sabrina\, comprendo tu sufrimiento. La UCI es un lugar limitado\, pero estás haciendo todo lo posible por Mavie. Ella sabe que la amas y que siempre has hecho lo posible para ayudarla.
- Lo sé\, pero es tan difícil no poder estar con ella cuando más me necesita. Solo quiero abrazarla y decirle que todo estará bien\, aun sin saber cómo voy a pagar esta cirugía\, su costo es muy elevado\, no tengo de dónde sacar ese dinero\, el seguro médico que conseguí en la empresa es nuevo y no lo cubrirá\, escuchaste lo que dijo el médico – Sabrina expresó con preocupación en sus ojos acuosos.
- Sabrina\, sé que te preocupa la cirugía de Mavie y el alto costo que implica. Quiero ofrecerte una solución\, me haré cargo personalmente de todos los gastos de la operación de tu hija\, con una condición – dijo Don Mauricio mirándola fijamente.
- ¿Una condición? ¿Cuál? – preguntó ella intrigada.
- Cásate conmigo\, Sabrina – dijo él con seriedad.
- ¿Casarme... con usted? – replicó ella sorprendida.
- No tienes que llamarme de usted\, y sí\, casarte conmigo. Cubriré todos los costos necesarios para la cirugía y lo que haga falta – dijo.
- Debe ser una broma\, esto no puede ser en serio – dijo Sabrina negando con la cabeza.
- No soy hombre de bromas\, Sabrina\, hablo en serio. Sé que es una propuesta inesperada\, pero quiero que sepas que es sincera. Me siento atraído por ti y admiro la fortaleza y valentía que muestras. Además\, Mavie es una niña que merece tener una oportunidad de vivir con salud\, y me encantaría formar parte de sus vidas de una forma más significativa – expresó con seriedad.
Sabrina quedó atónita ante la proposición. Miró a Don Mauricio, intentando procesar todas las emociones que la inundaban. Por un lado, sentía una conexión especial con él, valoraba su presencia y el cuidado que había demostrado hacia ella y Mavie. Por otro lado, sabía que casarse no era una decisión que debiera tomar a la ligera.
- ¿De una manera significativa? ¿Utilizar la enfermedad de mi hija para comprarme? ¡No soy una mercancía\, Don Mauricio\, no estoy en venta y mi hija tampoco! – dijo Sabrina levantándose de la silla.
- Sabrina\, siéntate\, vamos a hablar\, cálmate – dijo él levantándose y poniéndose frente a ella.
- ¿Calmarme? Mi hija necesita ayuda\, mientras tú intentas comprarme\, así que no me pidas calma\, Don Mauricio. No sé qué piensas que soy\, pero siempre he trabajado para cuidar de mi niña y no necesito venderme por dinero – dijo enfrentándolo.
- Sé que no eres una mercancía\, no quiero comprarte\, solo te quiero ayudar\, ¿por qué eres tan orgullosa conmigo? – se acercó él.
- Porque ustedes\, los hombres\, piensan que siempre hay un modo para todo\, pero luego somos nosotras las mujeres las que nos quedamos con las marcas y cicatrices mientras ustedes continúan con sus vidas. Agradezco hasta aquí\, pero no quiero verte nunca más – Sabrina dijo nerviosa.
- Sabrina\, no me compares\, no es justo conmigo\, yo no soy un muchacho. Te ayudaré en todo lo necesario – dijo él intentando mantener la calma.
- Lo siento\, pero tu dinero no puede comprarme\, Don Mauricio – Sabrina lo enfrentó.
- Sé que no puedo comprarte\, Sabrina\, eres una mujer maravillosa sin precio\, pero estamos hablando de la vida de tu hija y en este momento vale quinientos mil dólares. Puedo solucionarlo todo con una llamada\, cásate conmigo y arreglaré todo sobre la cirugía de la niña.
- Don Mauricio\, el matrimonio es algo serio\, debe haber amor y siempre he sido independiente\, he cuidado a Mavie sola. Aceptar tu oferta sería renunciar a mi libertad y autonomía. No puedo venderme de esa manera para salvar la vida de mi hija – dijo Sabrina dudosa y se levantó nuevamente.
- Sabrina\, si decides irte no te detendré\, pero piensa en lo que te dije – dijo él mirándola seriamente.
- Ya lo pensé y mi respuesta es NO\, encontraré una solución por mí misma sin tu ayuda\, con permiso\, Don Mauricio – afirmó ella nerviosa\, saliendo apresuradamente del restaurante\, y por suerte logró correr y alcanzar el autobús que iba hacia su villa.
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Comments
Rita García
pues si que la quiere enserio
2024-06-20
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Angela アンヘラ
jajajajaja yo pensé que le pediría que fuera la amante.... pero la esposa nunca lo pensé
2024-05-14
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Nataliaraquelduarte1@gmail.com Duarte
si salvar a un hijo se necesita venderte pus ya voy diciendo el precio y si hay que estar enfrente del mismo Diablo pues se esta ! nada es más importante que los niños
2024-04-16
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