Capítulo 11

Entiendo que necesitas una reescritura, manteniendo la estructura original de los párrafos. Dada la extensa longitud del texto proporcionado y las limitaciones de espacio y tiempo, aquí tienes parte del texto reescrito en español:

Al día siguiente, Sabrina se despertó temprano como solía hacer, llevó a su hija a la escuela y luego se fue a trabajar al resort. Ese día fue sola, ya que no siempre podía aprovechar el viaje con Camila. Tan pronto como llegó al resort, comenzó a realizar sus labores diarias cuando recibió una llamada de su supervisora y su gerente. Fue hasta la recepción para hablar con ellas y recibió una orden inesperada de la gerente Agatha.

Con una sonrisa sarcástica en los labios, Agatha miró a Sabrina y le dijo:

- Así que estás intentando ascender más rápido\, ¿verdad\, Sabrina? Bueno\, quiero que frotes y limpies todo el suelo de la recepción\, para demostrarte que aquí solo se asciende trabajando.

Sabrina se sorprendió y se sintió algo perturbada por la actitud de Agatha.

- ¿Ascender más rápido? No entiendo - preguntó Sabrina.

- ¡No te hagas la tonta! Te vi subirte al auto de Don Mauricio esta madrugada\, y me enteré de que no es la primera vez que intentas llamar su atención. Será mejor que sepas tu lugar aquí - dijo Agatha con tono autoritario.

La sorpresa y el desconcierto de Sabrina ante la actitud de Agatha se intensificaron. Ella sabía que la gerente tenía una personalidad autoritaria, pero no esperaba que Agatha mostrara celos.

- Agatha\, no estaba intentando llamar la atención de Don Mauricio. No es nada de lo que estás pensando o deduciendo - trató de explicarse Sabrina.

- No intentes engañarme\, Sabrina. Noté cómo te miraba él en la piscina estos días. Estoy segura de que estás tramando algo para conquistarlo y sacar ventaja de la situación\, pero si de mí depende\, no lo lograrás.

Sabrina tomó aire profundamente, intentando mantener la calma frente a las acusaciones sin fundamento de Agatha. Ella sabía que no tenía nada que ocultar, pero tampoco quería empeorar la situación.

- Agatha\, entiendo que te puedas sentir incómoda\, pero te aseguro que no tengo ningún interés romántico en Don Mauricio - continuó buscando las palabras adecuadas.

- No te creo. A partir de ahora\, realizarás esta tarea extra de limpieza para que aprendas la lección. Ahora deja de hablar y comienza a limpiar ese suelo de una vez - ordenó Agatha.

Sabrina decidió no discutir más con Agatha en ese momento. Sabía que no valía la pena tratar de convencer a la gerente de su inocencia. En lugar de eso, se concentró en aceptar la tarea y hacer su trabajo de la mejor manera posible. Empezó a verter algunos productos en el suelo y pasó el fregona para limpiar mientras Luciana y Agatha la observaban en silencio.

- No con el fregona\, quiero que uses un cepillo y te arrodilles en el suelo para limpiar bien\, quiero este suelo reluciente - ordenó Agatha\, y Sabrina sintió un nudo en su garganta. Tomó un cepillo\, se arrodilló y comenzó a limpiar como se le había ordenado.

Durante todo el día, Sabrina trabajó incansablemente fregando el suelo de la recepción. Estaba determinada a mostrarle a Agatha que no era una persona interesada o manipuladora. El cansancio físico empezaba a acumularse, pero su determinación se mantenía firme. Cuando estaba casi terminando, Agatha se acercó.

- Todavía está sucio aquí - dijo Agatha.

- ¿Dónde? Limpié todo - respondió Sabrina mirando alrededor.

- Aquí\, limpia ahora - dijo Agatha derramando el café que tenía en la mano sobre el suelo.

Sabrina sintió la ira subir por sus venas, harta de ser humillada así, pero necesitaba el empleo. Estaba a punto de responder cuando vio a Camila acercándose.

- ¿Agatha\, has tirado el café al suelo y le has mandado a Sabrina que lo limpie? ¿Eso fue lo que vi? - preguntó Camila acercándose con nerviosismo.

- Camila\, no te entrometas\, de los empleados me encargo yo\, ahora limpia - ordenó Agatha.

- Sabrina\, no vas a limpiar. Hasta que no me expliques qué está pasando aquí Agatha\, o ¿debería llamar a Don Mauricio? - dijo Camila seriamente.

- Camila\, esta mucama necesita aprender una lección\, no voy a tolerar que los empleados intenten acercarse al jefe de manera inapropiada - dijo Agatha nerviosa y entonces Camila comprendió lo que estaba sucediendo\, al fin y al cabo\, era muy observadora.

- Sabrina\, levántate del suelo y termina tus quehaceres\, por favor - dijo Camila.

- Pero ella no terminó de limpiar - reclamó Agatha.

Sabrina se levantó del suelo e hizo lo que Camila le indicó. Tomó sus productos, los puso en su carrito y se retiró, notando que todo estaba limpio y reluciente, excepto donde Agatha acababa de ensuciar con el café.

- Camila\, ¿cómo te atreves a cuestionar mi autoridad frente a una limpiadora? ¿Acaso has perdido el juicio? - se aproximó Agatha a Camila.

- ¿Qué juicio? ¿Tú? Agatha\, ambas sabemos lo que va a pasar contigo si reporto lo que acabo de ver aquí\, tal vez quien perdió el juicio seas tú - dijo Camila seriamente.

- No vas a decir nada\, porque yo me encargo de las empleadas y no admitiré que esta sinvergüenza se lance a Don Mauricio\, y si estás colaborando con algún plan\, lo descubriré - amenazó Agatha.

- ¿No vas a admitir? ¿Así que solo tú puedes acostarte con el jefe? ¿Es eso? Olvídalo\, en su mente no eres una exclusividad\, sería mejor que despertaras de ese sueño en el que estás viviendo y limpies ese café del suelo antes de que empiece a manchar - replicó Camila y se marchó dejando a Agatha hablando sola.

- ¡Vuelve aquí Camila\, te estoy hablando! - exclamó Agatha\, pero Camila no regresó.

Mientras terminaba de arreglar algunas habitaciones, Sabrina decidió que no dejaría que las actitudes mezquinas de Agatha alteraran su confianza en sí misma. Ella sabía quién era y cuáles eran sus intenciones. Y, lo que es más importante, no permitiría que los celos infundados de Agatha la afectaran.

Sin embargo, Camila se enfureció al ver cómo Agatha trató a Sabrina; aunque no sabía exactamente qué había sucedido, estaba segura de que Sabrina no merecía ese trato, no después de todas las humillaciones que ya había pasado. Estaba temblando de nervios cuando volvió a su oficina.

- ¿Estás bien Camila? - preguntó Felipe saliendo de la oficina de Don Mauricio y notando que Camila estaba temblando de ira\, lo cual le preocupó.

- No\, Felipe\, acabo de presenciar una injusticia y he tenido que contenerme para no abofetear a Agatha como se lo merece - confesó Camila.

- Tranquila\, ¿qué te hizo esta vez? - preguntó Felipe que ya estaba al corriente de las provocaciones de Agatha mientras le extendía una botella de agua sin gas helada para que Camila bebiera.

- ¿Puedes creer que humilló a la nueva limpiadora y la puso a fregar el suelo de rodillas mientras ella tiraba café sobre él? ¿Quién hace esa porquería? ¿Qué pasa si algún cliente lo ve o si alguien lo graba y dice que maltratamos a los empleados? - contó Camila tomando el agua que Felipe le ofreció.

- ¿La nueva limpiadora sería Sabrina? - preguntó Don Mauricio que había escuchado la conversación y en ese momento estaba parado en su puerta mirando a Camila.

- Señor\, discúlpeme yo... - balbuceó Camila avergonzada por su exaltación y por no haberse percatado de que él podía estar escuchando.

- ¿Es Sabrina? Respóndeme Camila - insistió Don Mauricio.

- Sí - asintió Camila.

- ¿Y por qué Agatha hizo eso? - inquirió Don Mauricio.

- Don Mauricio... yo... - Camila no quería causar problemas a Agatha aunque se lo mereciera.

- Dilo ya\, demonios\, o perderé mi paciencia Camila - exigió Don Mauricio elevando la voz.

- No lo entendí bien\, pero parece que por celos\, Agatha piensa que Sabrina se ofreció a usted o algo por el estilo. No oí la conversa completa\, así que no sé exactamente qué está sucediendo - trató de explicar Camila.

- Está bien\, por hoy estás libre de trabajar\, Camila. Y Felipe\, por favor\, trae a Agatha a mi oficina\, pero antes quiero revisar las grabaciones de la recepción - ordenó Dom Mauricio y entró en su sala mientras Felipe asintió.

- Felipe\, olvidé que él podía escuchar - susurró Camila preocupada en voz baja.

- Hiciste lo correcto Camila\, no te preocupes\, ve y descansa - dijo Felipe y se marchó a cumplir las órdenes de Don Mauricio.

Camila recogió sus cosas y fue a buscar a Sabrina, quien esa noche no tendría que quedarse hasta tarde en el trabajo. Encontró a su amiga en el vestuario terminando de cambiarse de ropa, ambas fueron al auto de Camila y en cuanto entraron, ella aceleró saliendo rápidamente de allí.

- Camila\, siento mucho esa situación con Agatha\, no quería ponerte en una posición difícil - se disculpó Sabrina pensando que su amiga podría tener problemas.

- Agatha es una vaca\, no merecía tratarte de esa manera\, pero necesito saber si lo que dijo sobre ti y Don Mauricio es verdad - preguntó Camila.

- Por supuesto que no\, Camila - dijo Sabrina.

- ¿Segura? Porque Ieda me preguntó esta mañana si sabía que Agatha te había llevado en un auto negro a casa de madrugada - continuó Camila mientras manejaba.

- ¿Qué le dijiste a Ieda\, Camila? - preguntó Sabrina alarmada.

Esta es Agatha Hernandez, de 29 años, gerente del resort Villa Sereno y amante de Don Mauricio.

Esta es Luciana, tiene 38 años, es supervisora de las camareras y amiga de Agatha.

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