Daniela.
Estoy molesta, sinceramente no sé ni porque, pero con Enrique todo me irrita, esa camaradería que hay entre él y mi hijo, entiendo que Joshua no ha tenido una figura paterna representativa, aparte de mi padre, claro, él lo trata como papá, pero está consciente de que es su abuelo.
Por otro lado, este sentimiento que me despierta Enrique, me trastoca la vida, me embochincha el alma, es querer que me ame, me bese y porque no que me haga el amor, a decir verdad este hombre despertó sentimientos que creí olvidados, y el roce de sus manos produce en mí una sensación tan extraña, solo con sentir que se acerca y puedo sentirlo se me enchina la piel.
Con estos pensamientos hacemos el camino de regreso a casa, ni siquiera estoy pendiente de la conversación en la cual están sumidos mi hijo y él; de vez en cuando levanto la mirada puedo ver a Joshua muy cómodo conversando cómo si lo conociera de toda la vida, y sé que me observa por el espejo retrovisor, pero no puedo mirarlo, aparte de que lleva sus lentes de sol y se ve jodidamente hermoso, hoy está vestido con unos jeans desgastados en tono muy claro y una franela blanca con símbolos en la parte del centro, con unos zapatos deportivos en tres tonos de azul y gris, está como para comerlo, lo que diría mi amiga Dalia. "Bombón".
Sumida en estos pensamientos locos que tengo, llegamos a casa, y salgo de mi letargo cuando veo a mi hijo que abre la puerta y sale corriendo hacia la casa, en ese momento reacciono y al intentar bajarme coloco mi mano sobre el asiento delantero y es cuando él aprovecha y la toma, sentí nuevamente esa descarga y me dice:
- pequeña Daniela, hoy estás más hermosa que ayer, se puede saber que hice para que me rechaces.
Me solté de la mano y las palabras salieron de mi boca sin control
- Nada, solo existir.
Y baje corriendo, mientras escuchaba una sonora carcajada.
Enrique.
Enrique, Enrique, me digo en voz alta que te pasa, debo reconocer que esta mujer me tiene loco, produce reacciones en mí que nunca en mi mente hubiese pensado, jamás he intentado enamorar a una mujer, no es ego, pero caen como moscas, y no estoy interesado en alabarme; sin embargo, esta chica es diferente y sé que reacciona a mi presencia, lo puedo sentir cuando la toco.
Hoy está vestida para matar lleva un jeans azul oscuro roto en la parte delantera de los muslos que se pega a su cuerpo y la hacen ver muy diferente, es que la condenada tiene un trasero de ensueño, con una camiseta corta blanca con corazones en tono rojos al frente y una chaqueta de franela con cierre abierta, con zapatillas deportivas rojas, su cabello como una cascada que sostiene con una especie de gancho también rojo, me gustaría verla en ropa interior, siento como mi amigo comienza a despertar, me reprendo, que sucede Enrique no vas a tener una erección en plena calle pensando en una mujer que ni te pela.
Aún estoy en el auto pensando tonterías, cuando veo que sale con el niño agarrados de manos y pasan, por un lado, del auto, abro la puerta y me bajo, el niño me grita:
- ya venimos.
Y hace un movimiento con la mano, ella cuál diosa pasa pavoneándose sin siquiera mirarme; camino hacia la casa, la puerta está abierta y entro.
Digo: -listo.
Y viene Elena caminando hacia mí, también lleva un jeans negro con una camiseta en tonos obscuro y zapatos deportivos, cuando desayunamos, no estaba vestida así, debo reconocer que se ve diferente y muy bien.
-Es este el equipaje. - pregunto y ella asiente con una sonrisa.
Agarró dos maletas y camino al auto, abro el portaequipajes y las coloco, Elena viene detrás de mí y trae un bolso, me dice:
-este, colócalo con mucho cuidado, llevo unas cosas para mi familia.
Abro un espacio entre las maletas y acomodo el bolso, acomodo también una pequeña caja de madera donde llevo los recuerdos que compré para mi familia. Pregunto:
-es todo.
- bueno no sé que otra cosa lleve Daniela. Me responde, y continúa diciendo, ya vienen están despidiéndose de mis padres.
- ah, pero yo los hubiese llevado. Dije.
- ellos viven cerca. contesto.
Y quedamos callados por un espacio de tiempo.
-Muchacho creo que es bueno tomar un café.
La mire y asentí camine junto a ella entramos a la casa y fuimos directo a la cocina, ya es normal en menos de tres días pasar y sentarme siempre en la misma silla de la cocina, y así lo hice saber, a lo que ella sonrió, aquí cada quien tiene su espacio favorito, puntualizó, ese de allí es de mí, esposo y señalo el otro extremo de donde yo estaba, y continuó supongo que la cabeza, a su lado Joshua y Daniela y de este lado yo, a mi lado siempre se sienta mi hijo cuando está aquí. Cuando estaban pequeños, Daniela siempre estaba a su izquierda y la ayudaba a comer, yo sentada a su derecha ayudaba a comer a mi hijo, por eso la costumbre. Hizo un mohín como indicando que era cierto.
Allí quedamos en silencio tomando un café, ella evocando cosas del pasado tal vez, y yo añorando tener unos recuerdos así de familia, no es que mi familia sea un desastre, pero estás conexiones que son tradicionales para ellos, no existen en mi casa, recuerdo que mis padres siempre estaban trabajando, a la hora del desayuno era un verdadero caos cada quien comía lo que quería, se hacía mucha cosas a la vez y se servía en bandejas en la mesa y pues uno mismo se servía lo que querías comer, nadie supervisaba, ni te ayudaban, mis padres salían corriendo al trabajo y siempre estaba la niñera o la cocinera que nos preparaba la merienda, las loncheras y nos llevaban al colegio un chófer, ya que la casa familiar queda alejada de la ciudad.
Tal vez por eso me siento bien aquí, porque es lo que deseo en mi vida, algo que he envidiado desde siempre en algunos amigos esa empatía con sus padres, lo más cercano que he sentido es la relación que tengo con mi hermana Vanessa, quien me ama y me ha protegido siempre.
Escucho una algarabía y llega Joshua corriendo y cantando estamos listos podemos irnos.
- perfecto. Digo.
Y automáticamente me levanto, cojo la taza de Elena y la mía camino al lavaplatos, lavo y las coloco boca abajo en el escurridor, me seco las manos en un pañito, y camino por el pasillo.
Veo a Daniela que me observa y le guiño un ojo, y ella se sonroja; Elena revisa que todo este bien cerrado, agarrá su bolso de mano al igual que Daniela quien trae un contenedor no se con qué cosas y otro pequeño bolso cuadrado que parece una cava pequeña el cual quito de sus manos y pregunto si puedo guardarlo en el portaequipaje, y responde que no.
Salimos, cierran todo, Daniela y Joshua suben en la parte de atrás, entonces Elena será mi copiloto me digo, entrego el bolso a Daniela, subí al coche, colocamos nuestros cinturones de seguridad, ajustamos todo, me coloco mis lentes de sol al igual que Elena quien dice:
"Que Dios nos acompañe nos lleve y nos traiga sanos y salvos".
A lo que contestamos todos a la vez
-Amén, amén, amén.
Y así iniciamos este viaje...
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Comments
Adoración del Carmen Martinez sonni
lindo viaje 🤗
2024-07-28
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