XIII Extraña sensación

Enrique

No puedo describir lo que siento, estoy en esta casa, con una familia desconocida para mí, apenas unas cuantas horas de conocernos, sin ningún trato aparente, y me siento a gusto con ellos, como en familia, algo que tenía años no sentía en mi casa.

Es acogedor poder estar aquí compartiendo un helado que hace mucho tiempo no lo hacía, desde mis años de adolescentes para ser exactos, interrumpe mis pensamientos Elena al preguntarme:

-¿Teniente y usted almorzó?.

Respondí - sí, y expliqué donde y lo que comí.

A lo que ella expuso preparé un pastel de pescado y un pastel de coliflor debes probar un trozo, me quedo muy bueno.

Yo no supe que decir, pero asentí y conteste:

-muy bien.

- Ya, déjalo. Dijo el señor. - te acaba de decir que almorzó muy bien.

El niño dijo: - terminé, estuvo muy bueno, ¿puedo ver comiquitas, Mami?.

-Sí, pero un rato solamente, recuerdas que debes hacer tus deberes escolares.

- él asintió.

-abuela ayúdame a quitarme el uniforme.

- y su abuela movió un poco la silla, y le pregunta:

-¿Aquí?, no te da pena que el teniente te vea en ropa interior. - a lo que responde: - no, porque es un hombre igual que yo.

Todos reímos al mismo tiempo.

Elena lo fue desvistiendo poco a poco hasta quedar en bóxer y medias.

- ahora si abuela, mis comiquitas me esperan- y me dijo:- gracias, teniente por dos, no, tres cosas del día de hoy, llevarnos y traernos de la escuela, y el helado- hizo un sonido con la boca, un silbido.- y salió corriendo de la habitación.

Vi como corrió por el pasillo hasta desaparecer; al voltear la mirada puedo ver 6 pares de ojos mirándome directamente, quizás esperando una explicación, no, no puede ser.

Daniela se levantó de la mesa y de forma incómoda fue recogiendo las copas y colocándolas en el lavaplatos.

-Bueno, señora Elena podemos hablar de lo nuestro ahora-. le dijo- si ya tomó una decisión me gustaría saberlo.

Veo que Daniela toma la ropa del niño que estaba sobre la mesa y se retira al pasar al lado de su madre ella le toma la mano y le dice: deja al niño tranquilo viendo la televisión y vienes, que debemos hablar, traes un sobre que está sobre mi cama, por favor, cuando vengas-. Ok, mamá- respondió.

Continuó caminando. Quedamos los tres en la mesa y Elena inició un pequeño interrogatorio, - ¿Desde cuándo conoces a la familia Delmoral? Respondí pausadamente haciendo memoria en mi pasado -¿Creo que desde siempre mi padre fue su compañero de clase en el liceo militar donde estudiaron los dos y desde allí siempre fueron amigos, vivimos en ciudades diferentes, pero compartimos muchos momentos aunque mi padre se hizo cargo de las empresas de mi abuelo y al casarse con mi madre unieron intereses y sumaron más rubro, pero todos en la parte cárnica y de lácteos, siempre hubo la unión entre las familias,?

- y ¿qué sucedió para que él dijese que eres como su hijo? ¿Qué pasó con sus hijos?.

- En realidad no lo sé, vacile un poco, cuando me gradué en la universidad empecé a trabajar con mi padre en la empresa y tuve un problema familiar lo que me llevó a abandonar todo y fui a pasar una temporada en la Ciudad X, ahí conviví con Nathan su hijo menor, bueno allí comienza la historia con Luis Felipe se convirtió en mi tutor, me insistió que siguiera por el camino militar, en ese tiempo estaba mal y acepté, me asimilé y aún continuo en la milicia, con una beca realicé una especialización en el extranjero, y con el tiempo, posiblemente pueda dedicarme a una empresa en el ramo de la tecnología, esto si decido dejar la vida militar, por ahora estoy bien.

Quien pregunta ahora es el señor -¿y su familia? ¿Por qué imaginó esta casado y con hijo?.

- A lo que respondo:- Ni lo uno, ni lo otro.- él me miró fijamente a los ojos, en ese momento llego Daniela con el sobre en la mano, y se sentó al lado de su madre.

Elena abrió el sobre y me entregó la carta, diciendo puedes leerla.

Levante mi mano y la tomé, no creía tener derecho para hacerlo, sin embargo, lo hice, empece a leerla y no podía creer como el señor Luis Felipe contaba a su hija sobre ese amor que sentía por ella y su madre, en ese momento entendí muchas cosas en su casa, su esposa, casi no compartía con él, siempre tenía otros compromisos, Luis Felipe estaba ocupado, viajaba mucho y se quedaba por mucho tiempo en las diferentes bases militares, así terminará la misión, tiene razón cuando afirma que entenderé muchas cosas.

Al terminar de leer tenía un nudo en el corazón, porque entendí que el señor prefirió una vida solitaria al lado de sus hijos, y dejar el amor a la orilla del camino. Coloque la carta sobre la mesa y me enderece en mi silla, Elena abrió otro sobre y me enseñó su contenido, un cheque por 20000 $ y una llave, yo tengo la dirección del banco y la contraseña de la caja de seguridad.

Quedé mudo, y ella pasó la carta a Daniela, quien la tomo y poso su mirada en su madre, la cual hace un gesto de asentimiento. Por cuestión de minutos todos estamos en silencio, Daniela lee ávidamente la carta y al finalizar una lágrima cae por su mejilla y pregunta:

-¿mamá qué es esto?.

Y Elena responde:

-Lo que acabas de leer hija. Sebastián Maldonado no es mi padre biológico, siempre lo supe, más, sin embargo, nunca dije nada ni a él, ni a tu abuela, a Luis Felipe lo conocí en una de las vacaciones con mis tíos y bueno por circunstancias y malentendido, orgullo herido, que sé yo, Dejé de contactarlo y lo olvidé en el pasado, quieto, sin recordarlo, hasta anoche que apareció el teniente para decirme que había muerto y conocer todo lo que índica la carta.

-¡Oh mamá! Dijo y tomó su mano. - ¿y ahora que harás?

-Enfrentar el pasado,hija. Dijo

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