Mientras aun estoy divagando con mis emociones revueltas escucho a mi madre, _ Hija, por favor, sírvele un jugo al señor Olivera,.
Volteo y observo directamente el rostro de mi madre y respondo con una expresión de asentamiento.
Doy media vuelta y me dirijo hasta la cocina sin mirar hacia atrás, siento como un escalofrío cruza mi espalda y estoy completamente segura de que él tiene su mirada fija en mí. Me rio para mis adentros, me parece gracioso que a mi edad esté actuando así.
Abri la puerta del gabinete saco un vaso y me dirijo hasta la nevera donde lo lleno de jugo, camino directamente al recibidor y a medio camino retrocedo y busco una bandeja para colocar el vaso de jugo.
"Seremos pobres pero con mucha clase" cito a mi madre, y como toda una buena anfitriona ahora si, me dirijo al recibidor con un vaso de jugo para la visita.
Siento algo muy extraño mientras camino, es un "no sé qué " no quiero verle a la cara, y por otro lado quisiera perderme en eso ojos verdes fabulosos.
Cumplo la tarea perfectamente, coloco la bandeja en la mesa de centro y ofrezco el jugo con mucha calma para evitar un accidente desastroso como estan mis nervios.
Mi madre dice: - Puede tomar su jugo, y así con más calma me explica mejor la situación.- Él asiente y se inclina hacia adelante para tomar el vaso.
Yo continuo de pie junto a mi madre observando ese cuerpo tan espectacular que se gasta, y ese uniforme que le queda como si lo hicieron con el. Sigo ensimismada observándolo,cada movimiento, como saborea el jugo; de forma disimulada creyendo que no se ha dado cuenta ya que escuchaba atentamente a mi madre.
Sin embargo, al levantar la mirada hacia su rostro y encontrarnos pude divisar una sonrisa irónica, casi sádica, supe en ese instante que se reía de mí, por la inspección que había hecho a su cuerpo y que en todo momento estuvo consciente de ello, sentí la peor de las vergüenzas creo que " me sudaron los dientes" frase que siempre utilizo.
Pero, como toda una mujer madura y empoderada levante mi rostro y sonreí muy divina.
Me di la vuelta y volví el paso hacia la cocina a inventar que hacer mientras transcurría el tiempo y él se marchaba, necesitaba conversar con mi madre y saber lo que sucedía. Entre ir y venir apenas he podido escuchar algunas frases que no tienen sentido para mí.
El tiempo se hizo eterno se escuchaban las voces a veces muy bajas casi un susurro y luego volvían al mismo tono de conversación.
Al fin escuche que se levantaban de sus asientos y el llamado de mi madre.- Daniela, ven por favor, trae mi teléfono y mis lentes.
Entre a la habitación y busque con premura los lentes y el teléfono que estaban sobre la cama , al mismo tiempo camine y me acerque a mi madre la cual tomó el teléfono y colocándose los lentes le dijo - dígame su número - el respondió dictando un número, que ella grabó en su celular.
Mientras observaba la escena pude darme cuenta que se encontraban nerviosos.
Bueno señora Elena. -Dijo con un tono cortés,- Espero su llamada a la brevedad posible, quizás mañana temprano, y sonrió.
A lo que mi madre respondió - No es fácil, déjeme asimilar la situación y le aviso,-
Necesito su número también señora Elena, le contestó, mi madre tomó su teléfono y marcó el número que acababa de guardar.
Se escuchó el tono alto y fuerte y el respondió "Copiado"
De pie, se dieron la mano y se despidieron y cuando ya estaba a punto de salir se regresó me ofreció la mano y me dijo: - Un placer conocerla señorita Daniela. - Teniente Enrique Olivera Castillo, a sus órdenes.
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Comments
Berta magaly Mezeta canul
muy asta ahora
gracias
2024-07-14
1
Asnoldo Ordoñez
Es buena
2023-11-15
1