Capitulo VIII Decisiones.II parte.

Luego de que mi alarma sonará justo a la 5:30 am desperté y la apagué, tenía sueño, no había nada importante que hacer así que pensé es bueno seguir durmiendo, realmente bueno, esto es un lujo que muy pocas veces puedo permitirme. Sin embargo, después de unos minutos, inquieto en la cama, ya el sueño se había espantado, y retomé la situación de anoche, dándole vueltas a las posibles salidas y soluciones, me inquieta cuando debo esperar por alguien para actuar, suena petulante, pero soy militar, evalúo la situación, hago mi diagnóstico y sobre estos elaboro el plan, ya con los objetivos listos, armo estrategias y manos a la obra, así soy yo.

Al contrario, esta situación me tiene atado de pies a cabeza, debo esperar que esa mujer decida lo que va a hacer, para poder actuar, no es mi estilo, pero debo admitir que me incomoda más la presencia de la hija, y no es por mal, es que me hace recordar mi vida de chaval, adolescente loco, enamorado y estúpido.

Que buena descripción de ese espacio de vida, de mi vida.

Pero la chica me inquieta, no es bonita, he visto y compartido con mujeres espectaculares cuál revistas de modelos, de esas que da miedo tocarlas no vayas a reventar un implante, muy buena cama, eso sí, a diferencia, Daniela es pequeña, debe medir 1:52 al menos, de tez morena o más bien bronceada, con el cabello ensortijado, largo que cae rebelde sobre su espalda, y todo es como una muñeca bien hecha, todo acomodado, que a simple vista tiene armonía, pero con unos ojos que matan, ja, ja, ja estoy loco, seriamente necesito sexo, sexo y mucho sexo, estoy aquí acostado, viendo el techo de una habitación de hotel describiendo a una mujer como un buscador de talento.

Yo, Enrique Olivera Castillo, quien lo diría. Salgo de la cama de un salto, tengo que hacer algo o me volveré loco, y pienso: ¿por qué debo esperar? Iré a conversar con Elena y la convenceré de partir mañana mismo si es posible. Tomo una ducha, me cambio, ya no es necesario el uniforme de trabajo, sin embargo, me colocó un pantalón de camuflaje y una franela sencilla negra, tomó mis cosas y buscó en internet un sitio cerca para desayunar, ya que la comida del hotel no es muy apetitosa que se diga.

Rápidamente, reviso las páginas en mi teléfono y consigo un sitio que se ve bien y queda muy cercano al lugar donde estoy. Salgo de la habitación, me dirijo a la camioneta, la enciendo y voy por mi desayuno, hoy necesito como mínimo unas tres tazas de café. Aparqué en el sitio, me bajé cerré todo con cautela y entré al local, por lo menos es muy ordenado y limpio, en el acto mis papilas gustativas se activaron, el olor a tocino frito me hace entender que tengo hambre, paso y atravieso el local hasta unas mesas desocupadas, me siento en una y una chica me atiende muy cariñosa.

Me ofrece una variedad de menú y escojo un desayuno completo huevo, tocino, queso arepas, jugo de naranja, y mientras que preparan el desayuno pido una taza de café grande., pido otro con el desayuno. Luego de desayunar veo mi reloj y son las 6:36 am y decido ir a despertar a Elena o lo que sea, pero necesito tomar una decisión el día de hoy, arranco mi camioneta y en cuestión de minutos estoy en el cruce que da a la Comunidad, no entiendo ayer me pareció tan lejos, me desvío de la carretera nacional y avanzo en sentido de la casa de Elena, antes de llegar voy cruzando una calle y me encuentro de frente con Daniela lleva a un niño de edad escolar con uniforme y pude ver como le agarró la mano con premura.

La saludo con una sonrisa, que más puedo hacer con la mujer que me quito el sueño durante gran parte de la noche, ella responde cortante, quizás sorprendida de verme, me dice que su madre aún duerme y ella va a trabajar. Sigue de largo, y como dicen en los pueblos: "Me dejó como pájaro en estaca".

Reacciono y arranco mi camioneta y la voy siguiendo para conversar.

-Te puedo llevar- Le digo. - Total no tengo nada que hacer hasta que tu mamá decida.- y sonrío. Ella me mira, pero, quien habla es el niño.

- Si Mami, dile que nos dé la cola hasta la escuela.

-Atónito miro el rostro del niño y luego al de ella.

Sé que pudo notar mi expresión y dijo.

- Creo que el Señor está apurado mi amor,

.- Para nada, respondí.

Pare la camioneta me baje y abrí la puerta de atrás del lado de conductor y pedí al niño que subiera, la cerré, di la vuelta y abrí la puerta del copiloto y subió. Subí a la camioneta y le dije:

- Oriéntame, hacia donde vamos.

- te advierto el camino es rural, no hay carretera asfaltada ni nada por el estilo.

Y me sonrió.

- Opino que mi camioneta se encuentra en buenas condiciones para ese camino.

Por el espejo retrovisor veía el rostro del niño y le pregunté:

-Daniela, ¿el niño es tu hijo? Y disculpa mi imprudencia.

- Sí, es mi hijo, y antes de que digas nada, tengo 29 años.

- ¿Qué? Respondí.

Sonrió.

- Todos dicen lo mismos.- Dijo. En menos de dos meses cumpliré 30.

Me quede callado y seguí conduciendo por donde me indica, ciertamente era un camino de tierra, y granza.

-Cuéntame ¿qué haces? ¿En qué trabajas?.

- Soy maestra de primaria, trabajo dando clases, y como puedes ver mi hijo estudia en esa institución también. Todos los días hacemos este camino, en la mañana y en la tarde regresamos, algunos días conseguimos un aventón con algún motorizado que sale o entra a la comunidad, pero generalmente caminamos, es muy tranquilo y me gusta mi trabajo, .

- ¿Y tu família?, pregunte nuevamente

-¿Qué más quieres saber?

Mi madre tiene 32 años de casada, jubilada recientemente, mi padre está trabajando viene los fines de semana, somos dos hermanos, mi hermano es menor es ingeniero eléctrico y trabaja en otro sitio, no muy lejos, mis abuelos viven aquí, y ya. Eso es todo.

- ¿Y el padre de tu bebé? Pregunté sin pensar.

Cambio su expresión y su tono de voz, me disculpé por la imprudencia, alzo su mano y dijo:

- Olvídalo, ya no me molesta, sencillamente no está con nosotros.

Continúe manejando,a decir verdad es largo el camino y seguí en silencio, debo reconocer que cometí una imprudencia y el silencio fue parte de mi castigo.

Me dijo:

- llegamos.

Y vi la institución, habían muchos niños y niñas corriendo en los alrededores. Me estacioné y tenía la intención de bajarme y ella me detuvo, abrió la puerta y se bajó y luego la del niño. Dijo gracias dio la vuelta y se marchó. Me quede por un momento observándola mientras entraba a la escuela, cuándo el niño vino corriendo hasta mí y con una cara sonriente me preguntó:

- ¿Vendrás a buscarnos?

Sorprendido le digo: Quieres?

- Si, . - respondió.

-¿A qué hora salen?

- A las 2:00 pm dijo.

¿Como te llamás? .

- Joshua.

me respondió.

y escuchamos el grito de su madre llamándolo, corrió y se marchó.

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