Capitulo 11 .

Alanis:

Abrazaba mis piernas con tantas fuerzas… en verdad que mi abuela ¿Quién se creía para querer controlar mi vida? Negué con la cabeza… Mi abuela tiene sus maneras, también tengo las mías.

Me levanté apresurándome a tomar mis cosas. Por suerte mi bolso estaba conmigo. Tenía que hacer esto totalmente rápido. Si bien dijo que sería mi sombra de día y de noche estaba claro que me vigilaría por todas partes.

Me acerqué a la ventana abriendo mirando con mucho cuidado hacia abajo. Negué con la cabeza viendo a sus hombres debajo de mi balcón. Mordí mi labio inferior… no podía escaparme como siempre lo hacía…. Entré cerrando la ventana. Estaba perdida. Tomé mi móvil volviendo a marcar a Yodo… Al menos él podía venir por mi..

“Número no disponible”

Volví a llamar…. Me estaba entrando la desesperación. Rogaba por que me contestara. De seguro mi abuela le había dicho algo. No.. eso no. Ella no podía meterse con él. Mi corazón estaba latiendo tan fuerte.

“Número no disponible”

Alanis: Yodo… Yodo.. Yodo.. nunca apagas tu móvil. ¿Por qué ahora?

Empecé a marcarle a mi tía Alice… Negué con la cabeza, ella no estaba para solucionarme mis problemas. Tragué saliva escuchando las llaves, miré de ambos lados poniéndome detrás de la puerta.

Cerré mis ojos, como si cerrando mis ojos no me vieran aquí parada … La puerta se abrió, se abría muy lentamente…

Mina: (susurrando) niña… mi niña…

Abrí mis ojos acercándome de inmediato cuando reconocí la mirada de Mina… ME acerqué a ella, ella se llevó su mano al pecho.

Mina: Vamos nena. No te pienso dejar aquí encerrada. Vamos… Rápido. Tu abuela esta bien dormida.

Alanis: ¿Cómo?

Mina: Le puse unas cuantas gotitas a su té para que se durmiera. Vamos… Rápido.

Salí con mi nana, en verdad ella era mi salvación… Amabas miramos por todas partes, al menos sus hombres de mi abuela estaban en la parte de adelante…

Bajamos a toda prisa de las escaleras, ella me tomó de la mano casi corriendo hacia la puerta del jardín de atrás.

Mina: Te llevará el chofer de tu padre a casa de tu novio Yodo.

Alanis: ¿Hablaste con él?

Mina: No, pero tu abuela no sabe donde vive él. Así que si mañana ya lo investiga ya no estarás allí.

Asentí con la cabeza.

Mina: Ve mi vida.

Alanis: ¿y tu?

Mina: no te preocupes mi niña. La niña Trina no lo permitiría. Aquí me quedo para ver por ti… pero nadie te manejar y mucho menos te va a maltratar. Vete mi amor. Tu padre te cuida y sabe que te ayudo por que ni él estaría de acuerdo con esto.

Mis lagrimas cayeron por mis mejillas. Abracé con fuerza a Mina, como siempre ella tan linda conmigo. Me entregó las llaves. Le sonreí sabía que mi abuela movería hasta el ultimo sillón para dar en caso que tenga sospecha de que me escapé.

Mina: Ve, mi niña, ya los muchachos están poniendo para que no sepa tu abuela como saliste. Ellos no hablaran, tu eres la patrona y la dueña de este lugar.

Sonreí apartando mis lagrimas, el chofer vino corriendo, me extendió su mano, le entregué la mía saliendo deprisa por la parte de atrás para que nadie notara que estábamos saliendo.

Los dos corríamos sin detenernos por nada del mundo.

Chofer: Vamos niña… por aquí… agáchese…

Los dos casi casi nos arrojábamos al piso al ver que uno de los hombres de mi abuela estaba haciendo sus rondas por donde nos encontrábamos. Me acerqué al chofer tomándolo de la mano. El me hizo señal que nos esperemos para no arruinar nada de esto… Se levantó un poco tomando mi mano.

De nuevo corrimos como nunca lo había hecho, bueno solo cuando se me daba por escaparme, pero esta vez no era de mi padre del que escapaba, más bien de mi propia abuela que tenía el corazón podrido y tan duro como ella misma.

Nos detuvimos… él me señaló una cavidad donde podíamos pasar, empecé a reír levemente, nunca había descubierto esta cavidad, siempre saltaba haciendo el escandalo del mundo. Me dejó pasar a mi primero y luego él.

Los dos empujábamos nuestros cuerpos para salir. Logré salir a la calle viendo a otro de los hombres de mi padre que rápido abrió la puerta de la camioneta. Me subí sin hacer preguntas ni nada que se le parezca. Me arrojé en el asiento de atrás mientras uno cerraba la puerta pegándola sin cerrar con fuerza y el otro se subía del lado del conductor.

Le hizo señal donde encendió la camioneta empezando avanzar. Solté un gran respiro llevando mi mano hacia mi pecho.

Chofer: ¿En casa del señor Yodo?

Alanis: si en su edificio…

Miraba el camino que me llevaría directo hacia el departamento de Yodo.

Alanis: En verdad muchas gracias.

Chofer: No es nada niña. Usted es la que manda y cualquier cosa vemos por usted. Eso tenga muy en cuenta.

Seguí llamando a Yodo, pero me mandaba la indicación que lo tenía apagado. Dejé de intentarlo… Solo esperaba ya llegar y saber que es lo que realmente le ocurría y lo que mi abuela le haya dicho.

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Alanis

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