Capítulo 12

Solo yo puedo luchar ahora; haré todo lo posible por atacar.

Primero, me deslicé frente a él, balanceando mi espada desde el costado con un rápido movimiento como si no me afectara, el rey Orco hizo girar su arma por encima de su cabeza para asestar un golpe. Esquivé como si fuera un papel delgado y en ese mismo momento, nuestras espadas chocaron.

Tin, tin, tin.

Aunque no era tan hábil como otros espadachines, al menos podía seguir sus movimientos. Inesperadamente, el Orco se dio cuenta de que estaba apuntando mi espada para herir su pierna.

Rápidamente me pateó el abdomen, haciéndome volar después de toser sangre por la boca.

"Noir."

"Sigue curándolos, una vez que termines, lleva a los demás y deja este lugar."

"¿No es eso?"

"No tenemos elección, no te preocupes, no tengo intención de agotarme por esto."

El rey Orco se abalanzó hacia adelante, a diferencia de otros monstruos, centrándose más en las personas que aún intentaban pelear contra él.

Un destello en su ojo brilló y nuevamente logré esquivar su golpe.

Mientras retrocedía, desviaba sus golpes, los árboles que acababa de pasar comenzaron a ser cortados y derribados.

De esta manera, podía mantenerlo alejado de los demás; una espada descendió para decapitarme, en lugar de resistir, me agaché para evitarlo y luego posicioné mi espada para apuñalar su vientre.

Antes de que pudiera contraatacar, retrocedí, manteniendo la distancia, y ataqué de nuevo con el siguiente movimiento.

Si la magia de Lifa fallaba, no había más razón para que yo usara magia, especialmente porque la mía era más débil que la de cualquier otro.

Apunté a su mano, pero él apartó mi espada antes de realizar un contragolpe, retrocedí lo más rápido que pude mientras suprimía la sangre que me manchaba la tierra.

Aunque soy débil, aún puedo seguir intentándolo. Conocido como una persona astuta y cobarde, nunca me rendiría.

El Orco saltó cinco metros por encima de mí.

Rodé hacia un lado; incluso si no podía herirlo, al menos esto ayudaría un poco.

"Bola de Fuego."

Explotó justo delante de su rostro. Cuando su visión se vio oscurecida, salté sobre su hombro y clavé mi espada en su cuello, deseando que todo terminara aquí, pero el rey Orco no lo permitió y me lanzó contra un árbol.

Miré hacia atrás en dirección a mi espada.

La espada que debería haber estado oxidada y manchada de sangre había desaparecido.

"¿Qué?"

"Una ofrenda agradable, también puedo despertar ahora, después de un largo sueño."

"Espera, ¿esta espada está hablando?"

La voz de la portadora de mi espada sonaba como una chica altanera.

"¿Es extraño? ¡Cuidado en frente!"

Siguiendo la guía de mi espada, logré levantarme rápidamente y huir.

El rey Orco resopló irritado mientras presionaba la sangre que brotaba de su cuello, luciendo más enojado que antes.

"Sé que tienes muchas preguntas, pero este no es el momento adecuado; derrota al monstruo que tienes frente a ti y luego te lo explicaré."

"Incluso si dices que lo derrote, apenas creo que pueda hacerlo."

"Si me empuñas, eso no será difícil... vamos, soy la espada de un héroe, recuerdo cómo cortar cualquier monstruo, canaliza tu maná en mí."