Capítulo 4

Pasaron los días y una vez más me encontré huyendo con una multitud de orcos enfurecidos pisándonos los talones. Sin embargo, esta vez no estaba sola en mi escape; Lifa y Nene estaban a mi lado, y llevaba a Tisa en mi espalda.

"¿Qué demonios está pasando? ¿No veníamos aquí solo a cazar conejos?"

De hecho, habíamos venido a este bosque para eso, pero ahora nos habíamos enredado en algo mucho peor.

Con una risa, Lifa intervino.

"He oído que a los orcos les gusta jugar con las mujeres antes de comérselas. Espero que no duela cuando lo hagan."

"Imagino que la primera vez sí dolería."

"¿De qué hablan ustedes dos?"

En momentos de pánico, Lifa me entregó una novela. Eché un vistazo al título.

"Un Orco Preña a Miles de Aventureras, ¿quién escribe esta locura? Y espera, este no es momento para el ocio."

"Dime, Noir, ¿nunca te cansas de tanto grito?"

"¿Cómo es culpa mía esto?"

Olvidémonos de convertirnos en aventureros de alto nivel; en este momento, sobrevivir sería una gran suerte.

Nene comenzó a divagar sin motivo.

"Sueño con derrotar al Rey Demonio algún día y que me erijan estatuas en todas las ciudades."

Todo lo que quería decirle era que buscara atención médica inmediata. Intenté llamar a Tisa, pero estaba inconsciente debido a un solo golpe.

Nos refugiamos detrás de una roca escondida entre los árboles, logrando escapar de los horribles acontecimientos.

Evitemos los bosques a partir de ahora, urgí, sintiéndome agotado.

Dejé a Tisa en el suelo con un gemido de dolor; mi espalda estaba totalmente destrozada.

"Dejo el resto en tus manos, Lifa."

"Espera, ¿me estás pidiendo que la cargue?"

"No es necesario cargarla, arrastrar a Tisa por el suelo es normalmente más eficiente."

Nunca supe que esta Sacerdotisa pudiera ser tan despiadada.

De vuelta en el gremio, Tisa finalmente comenzó a despertar y lo primero que hizo fue pedir comida.

"Por favor, traigan mi comida."

Esta persona.

¿Se da cuenta del problema que ha causado?

Gracias al dinero que ganamos con la nueva magia de los slimes, todavía podíamos permitirnos comer.

Miré a mi alrededor y noté que todos parecían estar sumidos en la desesperación, mirándose ansiosos y preocupados.

Normalmente preguntaría directamente a Agil, pero como no estaba en ninguna parte, en su lugar me informé con el camarero que traía mi pedido.

Este gremio funcionaba junto a un bar, lo que explicaba el estado actual.

"¿Qué está pasando exactamente aquí?"

"¿No has oído? Se dice que el grupo del héroe ha sido asesinado por uno de los comandantes del Rey Demonio."

"¿Te refieres al Héroe Mikado?"

"En efecto, ahora parece que la humanidad no está a salvo. Espero que no tengan planes de atacar la ciudad de Artemis también."

Era difícil de creer; él me había salvado antes, y ahora se reportaba que estaba muerto.

Mientras yo entraba en pánico, los miembros de mi grupo simplemente saboreaban sus calamares fritos.

"¿Qué podemos hacer? Ser un héroe es difícil."

"Mi pésame, por favor pasa la salsa de soja."

"Aquí tienes."

Absolutamente despiadados.

Probablemente no tenían idea de las implicaciones que esto podría traer.

En el peor de los casos, podía imaginar a los humanos esclavizados por los demonios o algo similar.

"No estás comiendo, Noir? En ese caso..."

Rápidamente agarré mi propio plato antes de que esta elfa ruin pudiera llevarse todo. La experiencia tenía sus lecciones, y ahora siempre estaba en guardia con mi comida.

"Esto es mío, aunque hinches las mejillas no te lo daré."

"Codicioso."

Ese término se adaptaría más a ella.

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