El cielo pasó del velo oscuro de la noche a los tonos de la mañana, y a través del prado, una figura vestida con una túnica se abrió paso, una leve sonrisa iluminando su rostro al ver por fin la tan esperada ciudad.
"Por fin he llegado, la ciudad de los aventureros novatos, Artemis".
Aquella mañana, me acerqué al borde de la muralla para aceptar algún trabajo modesto.
"Jefe, estoy listo para ponerme a trabajar".
"Admiro tu espíritu, joven. Solo necesitas arreglar esa sección de la muralla dañada".
"Nunca pensé que una muralla tan resistente pudiera quedar así".
"Son los monstruos; su actividad aumenta por la noche, intentando a menudo embestir contra la muralla para romperla".
"Ya veo".
"Yo lo inspeccionaré más tarde".
"De acuerdo".
Mi nombre es Noir Steel, y por el momento, me encuentro trabajando como obrero de la construcción. No quiere decir que mis días como aventurero hayan quedado atrás, simplemente es otro empleo ofrecido por el gremio.
Lifa, Tisa y Nene, ellas han encontrado trabajos temporales en tiendas.
Digamos que necesitamos fondos para obtener nuevo equipo; yo requiero una espada más fina para mis misiones, y mis camaradas se enfrentan a predicamentos similares.
Cuando nos enfrentamos a la Hoja del Té, terminamos destruyendo nuestras armas. Por cierto, la Hoja del Té es un monstruo vegetal que se asemeja a una planta carnívora con extremidades.
Pensé que con el número de personas a nuestro favor, lo derrotaríamos fácilmente, pero al final, nos superó.
Volviendo al trabajo en cuestión.
Había preparado una mezcla de cemento, que utilicé rápidamente para rellenar las brechas.
El pago era de 10 monedas de plata por día completo, sorprendentemente más de lo que usualmente ganamos como aventureros arriesgando nuestras vidas a diario.
Una sola moneda de plata equivalía a 50 monedas de cobre, y unas cuantas de cobre podían permitirse una comida sencilla en una taberna, mientras que una moneda de plata era suficiente para una noche de alojamiento.
La compensación no estaba mal.
"Veo que estás trabajando duro. Pareces ser habilidoso en esto".
"Claro".
Me volví al escuchar una voz desde atrás; pertenecía a una chica con una capa que ocultaba su rostro.
Incliné la cabeza hacia ella.
"¿Y tú quién eres?"
"Mis disculpas, no me he presentado".
Dejó caer su capucha para revelar un hermoso rostro con ojos tan azules como el cielo y el cabello rubio trenzado sobre su pecho.
Un aura adulta, propia de una hermana mayor, emanaba de ella y, por alguna razón, era deslumbrante.
"Mi nombre es Vira, una Sacerdotisa del sector del Lumira. Estoy aquí para difundir la bendición de la diosa invitando a otros a unirse a nosotros. ¿Te gustaría unirte?"
Mi rostro se descoloró; información como esa no era nueva para mí, que fui un comerciante anteriormente. Se decía que el sector de Lumira era un refugio para desviados.
"Solo firma este papel y serás uno de nosotros. Solo para que sepas, está permitido el acoso entre miembros, aunque no está permitido hacia los niños".
Un culto tan perverso.
"Lamento decirlo, pero tal vez puedas ofrecérselo a otra persona".
"¿Realmente no lo considerarías? Si consientes, incluso podrías acosarme ahora. Vamos, te gustaría".
Aparté su rostro que se acercaba mientras ella jadeaba por aire.
"Vete ahora, no me molestes".
Sin querer, mi mano quedó en su pecho. Era suave cuando presioné sin darme cuenta algunas veces, lo cual generó un silencio entre nosotros hasta que me di cuenta de lo que había hecho.
Mientras me ponía ansioso, la chica frente a mí esbozó una sonrisa maliciosa.
"Esto es una ofensa. ¿Hay algún policía cerca?"
Preso del pánico, tapé su boca con mi mano.
"Entiendo, entiendo. Escuchemos lo que quieres, pero si se trata de unirme, mi respuesta es un no".
Y así es como me encontré enredado en otro asunto problemático.
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