Muerte de Isabella

El frío se había apoderado de mi cuerpo, y una sensación de paz me envolvía mientras parecía abandonar este mundo. Mi mente, cansada y agotada, se sumergía en la oscuridad, dejando atrás el dolor y el sufrimiento que había experimentado. Era como si estuviera flotando en un mar de quietud, sin preocupaciones ni responsabilidades.

Observaba desde lejos cómo Lady Victoria se regocijaba en su supuesta victoria. Su rostro reflejaba una mezcla de triunfo y satisfacción mientras preparaba todo para asumir su nuevo papel como la esposa de Alexander. Se movía con una arrogancia desmedida, creyendo que había ganado la batalla y que ahora su lugar estaba asegurado a su lado.

Lady Victoria se sumergió en un mar de planes y estrategias mientras creía que yo ya no estaba en el camino. Se veía a sí misma asumiendo el papel de esposa de Alexander, tomando el control de su vida y su fortuna. Su mente maquinaba con cada detalle, desde cómo presentarse ante la sociedad como la legítima esposa hasta cómo influir en las decisiones importantes de Alexander.

Con una sonrisa maliciosa en su rostro, comenzó a organizar eventos sociales para exhibir su nueva posición. Seleccionó cuidadosamente vestidos elegantes y joyas deslumbrantes para realzar su belleza y asegurarse de ser el centro de atención en cada ocasión. Planeaba dar la impresión de una mujer victoriosa y triunfante, mientras yo permanecía en las sombras.

Lady Victoria no solo quería ocupar el lugar que creía que le correspondía, sino que también ansiaba asegurar su dominio sobre la fortuna y la influencia de Alexander. Tramaba maneras de ganar el control total de sus propiedades y negocios, aprovechando su posición como su supuesta esposa legítima. Estaba decidida a ejercer un poder absoluto sobre él, aprovechando su vulnerabilidad en medio de mi ausencia.

Cada paso que daba, cada palabra que pronunciaba, estaba calculada para fortalecer su posición y debilitar cualquier posible resistencia. Incluso comenzó a rodearse de personas influyentes y aliados poderosos, buscando asegurar su estatus y asegurarse de que su engaño no fuera descubierto.

Pero mientras Lady Victoria tejía su telaraña de engaños, yo observaba en silencio desde las sombras, esperando el momento adecuado para revelar mi regreso. Con cada uno de sus movimientos, mi determinación se fortalecía. No permitiría que ella se saliera con la suya, que se apoderara de lo que me pertenecía legítimamente.

Aunque estaba atrapada en ese lugar oscuro y desconocido, sabía que mi tiempo se acercaba. Las piezas del rompecabezas se estaban alineando lentamente, y cuando finalmente saliera a la luz, todo su plan se vendría abajo. Mi regreso sería su peor pesadilla, y no descansaría hasta que pagara por sus engaños y manipulaciones.

La batalla entre Lady Victoria y yo estaba a punto de alcanzar su punto culminante, y yo estaba lista para luchar con todas mis fuerzas. El destino estaba de mi lado, y la verdad siempre prevalecería. La máscara de engaño que ella había construido se desvanecería, dejando al descubierto su verdadera naturaleza y sus oscuros motivos.

El tiempo corría a nuestro favor, y mientras Lady Victoria planeaba su reinado ficticio, yo me preparaba para reclamar mi lugar legítimo. La verdad estaba a punto de ser revelada, y la justicia finalmente prevalecería. El juego de engaños y manipulaciones estaba a punto de llegar a su fin.

Lord Sebastian, por su parte, parecía dispuesto a encargarse de mi cuerpo sin vida. Sus ojos ocultaban una malicia siniestra, como si estuviera disfrutando de este macabro juego que había llevado a mi supuesta muerte. Se ofrecía a deshacerse de mí, a eliminar cualquier rastro de mi existencia para que no pudiera interponerme en los planes de Lady Victoria.

Pero en medio de mi aparente partida, una chispa de vida aún ardía en mi interior. Un último suspiro de resistencia que se negaba a dejar este mundo sin luchar. Aunque mi cuerpo parecía inerte, mi espíritu se negaba a rendirse. Sabía que mi historia no podía terminar de esta manera, que había mucho por lo que seguir luchando.

Lord Sebastian tomó mi cuerpo inerte con un aire de triunfo en sus ojos. Sus manos frías y crueles me levantaron con indiferencia, como si yo fuera simplemente un objeto sin valor. Podía sentir la falta de vida en mi ser, pero no podía hacer nada para detenerlo.

Con un cinismo macabro, Lord Sebastian planeaba engañar a Lady Victoria y hacerle creer que me había enterrado en los alrededores de la cabaña. Era parte de su plan retorcido para asegurarse de que ella nunca descubriera la verdad, de que siempre pensara que había logrado su objetivo de deshacerse de mí.

Siguiendo sus siniestros designios, Lord Sebastian arrastró mi cuerpo hacia el exterior de la cabaña, hacia un lugar apartado en el bosque donde el suelo esperaba para convertirse en mi tumba ficticia. Cada paso que daba hacia la oscuridad de la noche parecía llevarme más lejos de la esperanza de ser encontrada.

La luna brillaba en el cielo estrellado, iluminando el sombrío escenario donde Lord Sebastian pretendía sellar mi destino. Podía sentir el viento frío acariciar mi rostro sin vida, mientras él preparaba el lugar para la farsa macabra que estaba a punto de representar.

Los minutos se convirtieron en eternidad mientras Lord Sebastian cavaba un agujero en la tierra, un lugar donde supuestamente reposaría para siempre. Cada golpe de la pala resonaba en el silencio de la noche, recordándome que mi vida había sido arrebatada injustamente.

Mientras sus manos se manchaban de tierra y sudor, Lord Sebastian mantenía una sonrisa perversa en sus labios. Sabía que pronto engañaría a Lady Victoria, haciéndole creer que había cumplido con su cometido y que ya no era una amenaza para su supuesto futuro con Alexander.

Pero mientras observaba su repugnante actuación, mi espíritu se alzaba en silencio, lleno de determinación y sed de justicia. No me permitiría ser olvidada ni enterrada en el olvido. El engaño de Lord Sebastian sería revelado, y la verdad prevalecería, incluso más allá de la muerte.

Aunque mi cuerpo yacía inerte, mi espíritu ardía con una fuerza inquebrantable. Mi lucha no había terminado. Estaba decidida a volver, a enfrentar a aquellos que me habían traicionado y a desenmascarar sus verdaderas intenciones.

Mientras Lord Sebastian se regodeaba en su triunfo efímero, yo esperaba en la oscuridad, sabiendo que el día de la revelación se acercaba. La justicia no tardaría en llegar, y aquellos que habían conspirado contra mí pagarían por sus pecados.

La historia aún no había llegado a su fin. Mi espíritu persistía, listo para luchar contra la maldad y el engaño. Pronto, las piezas del rompecabezas se unirían, y la verdad finalmente se revelaría.

En mi supuesto viaje hacia el más allá, recogía las piezas de mi pasado, las experiencias y los recuerdos que me habían llevado hasta aquí. Los envolvía a mi alrededor, convirtiéndolos en armas para luchar por mi libertad y mi justicia. Sabía que mi regreso sería una sorpresa para aquellos que creían haberme eliminado.

Y así, en medio de la oscuridad y el silencio, preparé mi retorno. Me llené de fuerza y coraje, dispuesta a enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en mi camino. La luz de la vida volvía a brillar en mis ojos, y mi corazón latía con la determinación de reclamar lo que me pertenecía.

Lord Sebastian, con su siniestra astucia, buscó una solución ingeniosa para mantener su engaño. Después de terminar de cavar el agujero, cazó a un majestuoso venado en los alrededores de la cabaña. Con manos manchadas de sangre, lo arrastró hacia el lugar que había preparado, depositándolo en el agujero recién excavado.

El venado yacía allí, inerte como yo, simulando ser mi cuerpo sin vida. Lord Sebastian había urdido un plan maquiavélico para ocultar su crimen, utilizando al animal como una distracción macabra.

Una vez completada la tarea, Lord Sebastian me trasladó apresuradamente al carruaje que esperaba en las cercanías. La oscuridad de la noche y el tintineo de los caballos en movimiento eran testigos silenciosos de su maldad. Me llevaron lejos de la cabaña, a una mansión remota y aislada.

Durante el viaje, mi cuerpo inerte yacía en el carruaje, mientras el viento susurraba secretos y susurros de esperanza en mi oído. Aunque mi existencia parecía extinguirse lentamente, la chispa de vida que habitaba en mí seguía ardiendo, alimentada por la sed de justicia y la necesidad de revelar la verdad.

La mansión a la que me llevaron estaba envuelta en sombras ominosas. Las paredes crujían con el peso de los secretos que albergaba, mientras las estatuas y los muebles antiguos parecían mirarme con ojos misteriosos. Era un lugar desconocido y peligroso, pero también se convertiría en el escenario de mi resurgimiento.

A medida que Lord Sebastian me colocaba en una habitación solitaria, podía sentir la energía opresiva que impregnaba el lugar. Sabía que la lucha por mi libertad y la verdad estaba lejos de terminar. Enfrentaría los peligros ocultos en aquella mansión y desvelaría los secretos oscuros que habían llevado a mi supuesta muerte.

A pesar de mi estado físico debilitado, mi espíritu se fortalecía con cada latido de mi corazón. No me rendiría ante las fuerzas del mal que me rodeaban. Mi determinación se alimentaba de la injusticia que había sufrido y de la promesa de redención.

En las sombras de la noche, mientras Lord Sebastian tejía su red de engaño, yo planeaba mi escape. El tiempo estaba en mi contra, pero la fuerza de mi voluntad era imparable. Pronto, la verdad se revelaría, y aquellos que habían conspirado contra mí enfrentarían las consecuencias de sus actos.

La lucha por la justicia y mi propia supervivencia estaba a punto de comenzar en aquel laberinto oscuro y retorcido. No permitiría que mi historia quedara sepultada en la mentira. Mi espíritu se alzaba, listo para enfrentar los peligros que acechaban en aquella mansión y reclamar mi libertad.

En la oscura mansión, esperaba un doctor discreto y ansiano, cuya presencia emanaba sabiduría y experiencia. Sus manos arrugadas y temblorosas mostraban los años de dedicación a su noble profesión. Con pasos rápidos y cautelosos, me llevaron a una habitación que contrastaba con el oscuro ambiente que rodeaba la mansión.

Sin embargo la habitación era un remanso de calma y esplendor, con paredes adornadas con tapices finamente tejidos y muebles tallados a mano que irradiaban elegancia y lujo. La cama en el centro de la habitación era un refugio de confort, con sábanas de seda y almohadas mullidas que prometían descanso y alivio.

Con delicadeza, me acostaron en la cama y el doctor comenzó a examinarme. Sus ojos cansados se iluminaron con una chispa de esperanza mientras evaluaba mi estado de salud. Tomó mi pulso con manos expertas y escuchó atentamente los latidos de mi corazón, buscando cualquier indicio de vida y vitalidad que aún pudiera persistir en mí.

La atmósfera de la habitación se llenó de un silencio tenso mientras el doctor realizaba su evaluación. Los minutos parecían eternos, como si el tiempo se hubiera detenido por completo en aquel lugar misterioso. Finalmente, el doctor suspiró suavemente y se volvió hacia mí con una mirada de preocupación y determinación.

Sus palabras eran como susurros suaves y reconfortantes mientras explicaba la gravedad de mi estado. Aunque mi cuerpo estaba debilitado y al borde de la muerte, aún había una pequeña chispa de vida que ardía en mi interior. El doctor, con sus conocimientos y experiencia, se comprometió a luchar junto a mí para devolverme la salud y la esperanza.

Día tras día, el doctor dedicaba incansables horas a cuidar de mí. Administraba medicamentos y tratamientos para fortalecer mi frágil cuerpo, mientras su sabiduría y compasión guiaban su labor. A través de sus cuidados, poco a poco fui recuperando fuerzas, aunque el camino hacia la plena recuperación seguía siendo incierto.

La habitación de la mansión se convirtió en mi refugio, en un lugar donde encontraba consuelo y sanación. Las paredes que una vez me parecieron opresivas ahora ofrecían protección y seguridad. Cada día, el doctor me brindaba su apoyo y atención, recordándome que no estaba sola en esta lucha por mi vida y por la verdad.

En medio de la convalecencia, mi determinación se fortalecía. No solo luchaba por mi propia supervivencia, sino también por desenmascarar a aquellos que me habían traicionado y conspirado contra mí. La venganza y la justicia se entrelazaban en mi corazón, alimentando mi espíritu y dándome fuerzas para enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en mi camino.

La mansión en la que me encontraba se había convertido en un laberinto de misterios y peligros, pero estaba decidida a desvelar cada secreto oculto en sus sombras. Mi espíritu resiliente y mi determinación inquebrantable me guiaban en esta búsqueda de la verdad, mientras el tiempo avanzaba y la oportunidad de enfrentar a mis enemigos se acercaba.

Mientras me recuperaba en la comodidad de aquella habitación esplendorosa, mi mente se enfocaba en el plan que trazaría para escapar de las garras de aquellos que me habían secuestrado. Sabía que el tiempo jugaba en mi contra y que cada minuto que pasaba era crucial. La hora de la venganza y la revelación se acercaba, y nada ni nadie podría detenerme.

Mi historia no terminaría aquí. Aún tenía mucho por hacer, muchas batallas por librar y muchas verdades por revelar. Me levantaría de entre las sombras, lista para enfrentar a mis enemigos y demostrar que mi espíritu era inquebrantable. Lady Victoria y Lord Sebastian no tardarían en descubrir que no habían logrado deshacerse de mí tan fácilmente.

Mi regreso sería la peor pesadilla de aquellos que se habían atrevido a subestimarme. Me alzaría como un ave fénix de las cenizas, lista para reclamar mi lugar y derrotar a aquellos que se habían interpuso en mi camino.

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