Celos

Que hago, este tipo está loco. ¿Qué es lo que quiere?

Alexa: Por lo menos me dejaría pensarlo.

Gael: Que tienes que pensar. Sería una gran oportunidad para demostrarme que estoy equivocado.

Alexa: Ya le dije que no soy ese tipo de mujer. Puede preguntarle a cualquiera de aquí realmente cómo soy. No me meto con nadie, además, ¿por qué trataría de seducir a los hombres si ni siquiera soy bonita? Nadie me haría caso aunque me le insinuara.

Gael (burlón): Tienes razón. Veo que no eres una chica agraciada, pero aún así serás mi asistente. Solo así cambiaré mi opinión de ti.

Quería salir corriendo. Él me estaba humillando. ¿Por qué hace esto? Apenas nos conocemos y ya me está tratando así. ¿Qué debería hacer? No quiero trabajar con este tipo, pero no tengo ahorros para renunciar a mi empleo.

Alexa: Acepto. (Grité muy enojada) Pero tengo una condición.

Gael: Creo que no estás en condición de poner condiciones, pero está bien. Para que veas que no soy tan malo, te dejaré que pongas una sola condición. Te escucho.

Alexa: Quiero que deje de tratarme como lo está haciendo. Que deje de humillarme.

Gael: Está bien, acepto. Desde mañana empiezas en tu nuevo puesto. Puedes retirarte.

Salí a toda prisa. Quería llorar y me fui deprisa al baño. Quería golpear a ese tipo tan prepotente. Solo porque es rico y guapo puede tratar a las personas así. Le demostraré que se equivocó conmigo.

Después de un rato, ya más calmada, fui hacia mi lugar de trabajo a recoger mis pertenencias. Violeta corrió a verme para saber qué había pasado, pero vio que traía los ojos hinchados.

Violeta: ¿Qué te pasó, Alex? ¿Por qué lloraste? ¿Para qué te quería el Sr. Gael? ¿Acaso hiciste algo y te corrió?

Alexa: Nada de eso. Solo me ascendieron de puesto y ahora seré su asistente.

Violeta: Pero entonces, ¿por qué lloras? Deberías estar feliz. Trabajar con el Sr. Gael es lo que muchas de aquí desearían encantadas.

Alexa: Todas menos yo. (Triste)

Violeta: ¿Pasó algo que no sepa? ¿Por qué no quieres ser la asistente? Yo estaría encantada.

Alexa -No, no estoy feliz, solo un poco preocupada por cómo será trabajar con él.

Violeta -No te preocupes, amiga, todo saldrá bien. Además, tienes a Daniel para apoyarte.

Daniel -Por supuesto, siempre estaré aquí para ti.

Continuamos caminando hacia el restaurante y disfrutamos de una deliciosa comida. Durante la cena, traté de no pensar en el Sr. Gael y en mi nuevo trabajo, pero era imposible. Sabía que tendría que enfrentar muchos desafíos y que mi vida nunca volvería a ser la misma. Sin embargo, también sabía que contaba con el apoyo de mis amigos y que juntos podríamos superar cualquier obstáculo.

Alexa - No le hagas caso, Daniel, solo te está molestando, ¿verdad, Violeta?

Daniel - Pero ¿qué tiene si realmente sintiera celos?

En ese momento lo miré y me quedé sin palabras. ¿Estaba tratando de decir que se siente celoso por mí?

No, no puedo hacerme ilusiones. Recuerda que ya le gusta alguien y quizás lo hace porque se preocupa mucho por mí. Somos mejores amigos y yo también me preocupo por él.

Violeta - Está bien, pero mira, Alexa, el jefe no deja de mirarte. Quizás realmente le gustes.

Daniel - Violeta, deja de molestar a Alexa con eso.

Alexa - Además, ¿quién se fijaría en mí? No soy muy bonita.

Daniel - Eso no es cierto, Alexa. Ya te dije que tú eres muy bonita y más cuando sonríes.

A lo lejos, el Sr. Gael había escuchado su conversación.

Asistente Yair - ¿Le pasa algo, señor?

Gael - No, no es nada, pero... Necesito que investigues qué relación tienen esos dos.

Asistente Yair - ¿De quién, señor?

Su mirada se fijó en Daniel y en Alexa.

Asistente Yair - Entiendo. La información la tendrá esta misma noche, señor.

Gael - Continuemos.

El día pasó rápido y Alexa solo quería regresar a casa. Desde que el Sr. Gael tomó el mando de la empresa, ella no ha tenido un día normal.