Dormir entre tus brazos

De repente él puso su cabeza en mi pecho:

Daniel -Me pones en una situación peligrosa, Alex.

Entendí a lo que se refería, pero estaba completamente segura de lo que quería. Aún así, me sentía avergonzada, porque quizás pensaría que era una chica desvergonzada al proponerle algo así. De repente, alzó la mirada, tomó mi rostro y me miró fijamente:

Daniel -Estuve deseando esto desde hace mucho, pero quería darte tiempo hasta que estuvieras lista.

A pesar de todo, tenía miedo porque era mi primera vez. Aunque estuve saliendo con Alfonso, nunca dimos ese paso, aunque él intentó forzarme para hacerlo y casi fui violada por él, pero gracias a Daniel que llegó a tiempo para impedirlo. Por esa razón, él me decía que me daría el tiempo hasta que yo estuviera segura. Ya han pasado varios años y creo que he logrado olvidar aquella experiencia y quería intentarlo, pero Daniel me abrazó y me dijo:

-Aún no es tiempo. Yo también lo deseo, pero aunque tus palabras me digan que estás lista, parece que tu cuerpo no está de acuerdo.

Cuando escuché lo que decía, me di cuenta de lo que me pasaba. Yo temblaba como en aquel entonces. Entonces lo abracé y lloré hasta no poder más. No sabía qué decir. Me sentía avergonzada y cubrí mi rostro con mis manos, pero él gentilmente me abrazó de nuevo y me dijo:

-Sabré esperar hasta que estés totalmente lista. Sabes que te amo y lo que más deseo es estar contigo, pero lo más importante es que tú estés bien. Te amo y no dejaré de amarte. Si ya esperé por tantos años para que me correspondieras, ¿qué te hace pensar que no pueda esperar un poco más para que tú estés lista para dar el siguiente paso?

Al decirme eso, sentía que no merecía su amor. ¿Cómo no pude darme cuenta de lo que él sentía por mí? Pero ahora este hombre me pertenece y no quiero dejarlo ir. Entonces, sin más, insistí:

-No te vayas. Aunque no pase nada de eso, aún así quiero que te quedes a mi lado y dormir entre tus brazos por esta noche.

Me hice a un lado y se acostó. Me abrazó y me acurruqué entre sus brazos. Me sentía tan segura a su lado y quería que esto nunca se acabara. Eso fue lo que creí, porque no imaginaba que nuestra felicidad empezaría a pasar por una gran tormenta. Después de esa noche, nada cambió. Aún como todos los días, él pasaba todas las mañanas por mí para ir al trabajo, y lo mismo al terminar el día: regresábamos juntos a casa. El señor Garza creo que se había dado por vencido, porque también desde aquel día no había hecho nada para molestarme, aunque me lo topé varias veces. Pero así pasaron los días y de repente, otro mes había pasado. Mi cumpleaños era en 2 días y estaba muy emocionada. Violeta me estaba preparando una fiesta y había invitado a varios compañeros del trabajo. De pronto, el señor Garza iba pasando y escuchó lo de la fiesta. De repente, se acercó junto a Violeta y le dijo:

Gael -Buenos días, señorita. Veo que tendrá una fiesta para celebrar el cumpleaños de la señorita Alexa.

Violeta -Buenos días, señor Garza. Si, así es.

Gael -Escuché que está invitando a sus compañeros y me preguntaba si puedo ir yo también.

Violeta no sabía qué hacer ni qué decir, porque de alguna manera ella sabía que no podía negarse, pero tampoco podía invitarlo como si nada. Ya se metería en problemas conmigo y Daniel, pero aún así aceptó:

Violeta -Claro. Sería un honor para mi amiga que el presidente vaya a su cumpleaños. En la tarde, le mandaré el lugar y la hora donde será la fiesta.

Gael -Está bien. Ponte de acuerdo con mi asistente. Me retiro y gracias por aceptar.

Al terminar lo que decía, su mirada se dirigió a mí. No comprendía qué era lo que se proponía con ir a mi fiesta, pero ahora lo más importante es decirle a Daniel que el señor Garza también asistirá. Solo espero que no le cause un disgusto saber que también estará ahí. De repente, parece que lo había invocado con la mente, porque él estaba detrás de mí.

Daniel -Alex, mi vida. ¿Qué pasa? ¿Por qué estás nerviosa? ¿Estás bien?

Alexa -No, no pasa nada. Solo que...

Daniel -Solo, ¿qué? -respondió preocupado.

Alexa -Es que Violeta invitó a mi fiesta de cumpleaños al señor Gael, pero no quiero que esto te cause un disgusto. Además, ya los problemas que túve en el pasado ya se arreglaron.

De repente, él me abrazó y me dijo:

-No te preocupes. Yo estoy bien. No importa quién vaya. Lo importante es que tú estés bien.

Al escuchar que no pasaba nada, me tranquilicé y todo siguió normal. Pero noté que algo le pasaba desde asé días y trataba de disimular que todo estaba bien. Así que le pregunté:

Alexa -¿Te pasa algo?

Daniel -No, no pasa nada. Todo está bien. Solo que tuve unos problemas, pero ya los arreglé. No te preocupes. Lo importante es preparar tu fiesta y que te la pases bien. Sé que este año es importante para ti.

Alexa -Claro que es importante, porque tú estás a mi lado y te tengo una sorpresa.

Daniel -¿Y puedo obtener una pista? -Me besó en la mejilla.

Alexa -Mmm, no. Si no, no sería sorpresa.

Daniel -Pero creo que debería ser yo quien te dé una sorpresa, ya que es tu cumpleaños.

Alexa -No importa que sea, porque lo más importante ya lo tengo a mi lado, y eso eres tú.

Me miró, pero su mirada se notaba triste. Algo le pasaba, pero trataba a toda costa en ocultarlo. Ya no quise incomodarlo, así que le di un beso y me despedí de él con el pretexto de que todavía tenía algunos pendientes.

Ya era tarde. Era momento de salir del trabajo cuando de repente sonó mi celular. Era un mensaje de Daniel que decía: "Perdón, hoy no podré regresar a casa contigo. Te veo mañana. Regresa con cuidado a casa. Te amo". Me sentí triste porque ya estaba acostumbrada a irnos juntos, pero no podía ser infantil y hacer berrinches porque no me acompañara. Así que le contesté: "Está bien, cuídate. Mañana te veo. Espero que todo esté bien. Y yo también te amo". Tomé mis cosas y me fui a mi apartamento. Ya ahí, recibí un mensaje y corrí a buscar mi teléfono. Quizás era Daniel quien había mandado otro mensaje. Cuando lo encendí, me sorprendí: era de nuevo el señor Garza. ¿Ahora qué quería?

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