Ella permaneció entre sus brazos con el cuerpo todavía tembloroso tras el impacto de su propio placer, Gabriel la escuchó susurrar:
PAULET: ha sido maravilloso, me encantó.
Y cuando él la miró, paulet cerró los ojos y se quedó dormida en sus brazos, el la observó bien, no tenía ninguna duda de que era una profesional pagada por aquel hombre que lo quería convencer de cancelar la firma de la fábrica.
Con la mente más despejada, Gabriel recordó cuando el hombre de la familia vega le dijo que podía dañar su reputación, ya era demasiado tarde, sabía que si salía a la luz su encuentro con aquella mujer le podia perjudicarlo de cierto modo, pero no estaba casado, así que las repercusiones que podría tener por una mujer ventilando ante la prensa sus intimidades no serían tan terribles para él, pero sería motivo de burla por haber caído tan fácil en una trampa y
perdería respeto en el mundo de los negocios.
Si eso ocurriera, no podría contar con el apoyo y la confianza a la que estaba acostumbrado. Ningún hombre de negocios, ni siquiera uno de tanto éxito como él, podía permitirse algo así.
Se levantó de la cama dejando sola a paulet y lanzó una mirada de desprecio contra ella.
Gabriel no podía creer qué lo había poseído para comportarse de una manera que el desconocía de si mismo, no entendía cómo había dejado que la situación se le escapara de las manos, ni por qué permanecía todavía al lado de la cama
mirándola, el continuó asi hasta que evitó justo a tiempo el deseo de tocarla, de pasarle suavemente el dedo por las mejillas y acariciar aquellos labios suaves y carnosos.
Gabriel pensó que debia despertarla y echarla de su habitación, miró el despertador y eran las dos de la madrugada, y se dijo a sí mismo que era su sentido de la responsabilidad el que le impedía hacerlo, siquiera para una mujer como aquella era seguro andar por ahí de noche, podría pasarle algo malo en el camino.
Trató de no volver caer en la trampa de sentir pena por ella, salió de la habitación y se sentó en el mueble de la sala a pensar.
Gabreiel no habia dormido nada, estaba esperando que su seductora se despertara, tendría mucho que hablar con ella, no iba a permitir que aquel hombre se saliera con la suya, lo chantajeara para que se echara atrás en el contrato que había firmado con su suegro.
paulet se desperto y frotó los ojos, le dolían la cabeza y todo el cuerpo, pero eran dos dolores distintos, en su cuerpo había un rastro de placer.
Tendió la mano instintivamente para tocar la mesa de noche, y fue entonces cuando se dio cuenta de que no estaba en su cama.
se levantó de prisa mirando a todos lados en busca de una respuesta, los recuerdos de ciertas imágenes y sonidos atravesaron su mente, no podía ser verdad, Paulet miró al otro lado
de la cama y su corazón volvió a latir con normalidad cuando comprobó que la cama estaba vacía.
Suspiro de alivio porque segun ella había sido un sueño, pero después cayo en cuenta y se preguntó:
PAULET: ¿pero porque estoy aqui?
Enseguida los recuerdos vagos iban haciendo
presencia en su mente y al mismo tiempo lo hacía los latidos de su corazón.
Paulet se dió cuenta que todo era cierto, había ocurrido todo lo que creia un sueño, pasó en aquella habitación, en aquella cama.
Mientras dirigía la vista al baño, Paulet vio su ropa doblada sobre la silla, se vistió y después empezaron a llegarle los recuerdos
de lo sucedido, no sabía qué la había impulsado a comportarse así, le llegó el recuerdo de lo que había bebido. Cualquiera que fuesen los ingredientes de aquel jugo habían convertido a una mujer decente en una sedienta de sexo
se estremeció.
Paulet recogió su bolso y se dirigió con cuidado a la puerta de la habitación.
Habían pasado más de tres horas desde lo ocurrido, y seguía sin entender por qué había sido incapaz de controlar su deseo, era cierto que había sentido una fuerte atracción por ella cuando la había visto por primera vez en la sala del hotel, pero saber quién era tendría que haber sido suficiente para dejar de sentirla.
Gabriel se puso tenso cuando sintió cómo se abría la puerta del dormitorio.
Estaba sentado al lado de la ventana, sin moverse.
Respirando con dificultad, paulet al salir de la habitación echó una rápida a la puerta principal, era la única vía de escape que tenia la suite, Gabriel se anticipó a su idea y se colocó delante
de la puerta para impedirle la salida.
Cuando ella lo volvió a mirar, sintió cómo su vergüenza aumentaba de intensidad. Era él, el hombre que había visto entrar al hotel, el mismo que le había provocado los más excitantes pensamientos.
GABRIEL: ¿me puedes explicar como entrantes a mi suite? Has entrado ilegalmente, y además has tenido la gran cara de hacer un pedido al
Servicio de habitaciones. ¿Vas a pagar la cama y la bebida de tu bolsillo o vas a enviarle la factura a Gustavo Pérez?
Paulet giró la cabeza automáticamente al escuchar el nombre del más odiado de
por los vecinos, aunque el suegro de Pérez fuese el dueño de la fábrica y él el director, no era muy popular en el pueblo, por suerte, los sindicatos y las autoridades habían impedido que tratara de explotar a sus trabajadores con exceso de trabajo.
PAULET: ¿que? no yo no tengo nada que ver con el.
Lo que Pulet no entendía era qué tenía que ver aquel hombre con la humillante situación que ella estaba viviendo.
GABRIEL: sé perfectamente lo que trama Gustavo perez, pero si has creído por un instante que voy a permitir que me presiones están muy equivocados.
Paulet tragó saliva ¿De verdad creía Gabriel Montenegro que ella era ese tipo de mujer? lo peor ¿Cómo explicar que había bebido un juego y no había sabido lo que estaba haciendo?
Una mujer en su posición, responsable de la educación de las mentes de los niños se había
ido a la cama con un completo desconocido, Paulet se asustó al imaginar lo qué pensarían los padres de sus alumnos sobre su comportamiento.
PAULET: !usted se está equivocando conmigo!
GABRIEL: ya puedes irte con tu patrón, dile de mi parte que, aunque hayas cumplido muy bien su encargo, no pienso cancelar el contrato, dile también que no podrá utilizar contra mí una noche de sexo profesional, que es todo lo que usted me ha proporcionado.
Gabriel la miró para observar cómo reaccionaba ante sus palabras.
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Comments
Erika Patricia Robles Colpa
la verdad no es culpa de el así cualquiera piensa mal de ella aunque ella tampoco tiene la culpa, lo único es que ella no tenía que entrar a esa habitación. bueno pero de alguna manera tenía que comenzar.
2024-01-28
2
Lesly Argumelo
Gabriel te vas arrepentir de tus palabras
2024-01-23
1
Sandra Jeaneth Mendez de Martinez
Que mal no la deja hablar y la humilla después que no se arrepienta
2024-01-19
0