Durmiendo con el enemigo .

Marina no esperaba que su abuelo llegara a la playa por ella.

__Abuelo, ya nos íbamos, no era necesario.

Todos sus compañeros sabían que don Camilo cuidaba mucho a Marina, no se hizo raro que fuera por ella.

__Ya lo sé, pero quise hacer algo para ti, mira.__Le dijo señalando el faro que se encontraba a muchos metros mar adentro, en una isla.

Ya era tarde, el sol se había ocultado y entonces el faro encendió su luz. Directo hasta donde estaban los chicos.

__¡¡Wow, que hermoso!!.__Expresaron.

__Cuenta la leyenda, que una sirena se enamoró de un humano, ella venía cada noche a buscarlo, pero el no vino, un día, se pudieron encontrar más allá del rompeolas, se amaron esa noche, pero ella debía volver con los suyos y el hombre también, se pusieron de acuerdo, cada vez que ella saliera a la superficie, encendería el faro con un color amarillo, la familia de la sirena enfureció con ella por amar a un humano y la mataron, una de sus hermanas había oído su conversación y decidió ir tras el hombre, encendió el faro, pero no sabía del color, el humano no llegó, días después encontró una botella con un papelito dentro, era la despedida de la sirena, el hombre no soportó tal perdida y se lanzó desde la punta del faro, cayendo en las filosas rocas, su cuerpo quedó desecho, desde entonces se dice que por las noches se oye el canto de la sirena y se enciende la luz amarilla del viejo faro, que no sirve por cierto, se ven las siluetas de los amantes y si un pescador se acerca lo suficiente, es emboscado por las sirenas que buscan a los humanos para matarlos.

El relato de un compañero del grupo, dejó a todos en silencio.

__Eso es mentira, las sirenas no existen y el faro dejó de funcionar por el nuevo y más moderno que pusieron, solo son leyendas y nada más.

Don Camilo se puso a la defensiva. El chico dijo algo que dejó todavía más en silencio a todos.

__Don Camilo, dicen que su hijo fue secuestrado por sirenas, que usted mató a uno de ellos...

El anciano lo miró directamente a los ojos, luchando por no llorar.

__Es una cruel mentira, mi hijo desapareció en una tormenta, eso lo inventaron para hablar, los chismes nunca faltan, ¿quién es tan estúpido para creer en sirenas y esas tonterías?.

Todos rieron al unísono, don Camilo tenía razón, nadie creía en sirenas.

La vida volvió a la normalidad, Marina se concentró en sus clases, estaba a unos meses de terminar la preparatoria.

__¿Crees que mi abuelo acepte dejarme ir a la ciudad?, yo quiero estudiar en la universidad nacional, pero me preocupa dejar a mi abuelo.

Le confesó a Meridia.

__Nos mudaremos con él, creo que nos hará bien salir de este pueblo.

Marina no dejaba de pensar en el hombre tan atractivo que vió en esa playa, fue una conexión extraña y solo de recordar le provocó escalofríos.

Una tarde caminando por la placita del pueblo, sintió que alguien la veía , buscó a su alrededor y solo veía personas conocidas, comiendo, jugando, platicando, no había nadie poniendo especial atención a ella.

Camino a casa, Meridia quiso acompañar a Marina hasta su casa, pero ella se negó.

__Solo son dos calles Meri, descuida no es como si alguien me fuese a robar.

__Solo por qué mi papá ya está cerrando la panadería y voy a ayudarle, me llamas cuando llegues.

Marina siguió su camino, seguía sintiendo esa extraña sensación de invasión.

__Buenas noches.__Le saludó una voz grave en la oscuridad.

__Buenas noches.__Respondió sobresaltada.

Apretó el paso, estaba a solo una calle para llegar a la seguridad de su casa.

El extraño, también siguió caminando, sin dar la cara.

Marina detuvo sus pasos.__¿Que es lo que quiere?, dinero no tengo, voy a gritar si me toca y lo van a matar a pedradas.

El río, salió a la luz tenue de una vieja lámpara amarillenta.

__No quiero robarte, te ví en la plaza y me pregunté ¿cómo una chica tan linda, anda sola a esta hora de la noche?.

Marina sintió esa misma chispa que invadió su ser unos meses antes. Solo que el hombre no era el mismo.

El de la playa era moreno, alto , musculoso, cabello rizado y con tatuajes. No, definitivamente no era el mismo. Este era alto, blanco, elegante, delgado.

__Me llamo Luis, ¿y tú eres?.__Le tendió la mano, pero Marina no respondió.

__No necesito saber su nombre, buenas noches.

Y avanzó a paso veloz, casi corriendo. Don Camilo estaba en la pequeña casita que servía para cuando algún foráneo llegaba al pueblo y buscaba un lugar donde quedarse.

__¿Marina, eres tú hija?.__Preguntó, luego de escuchar la puerta.

__Si abuelo, ya llegué.__No dijo nada más y subió hasta su habitación.

Pasó un buen rato y don Camilo llamó a su nieta para cenar.

__¡Baja Marina!.__Gritó mientras ponía un café extra en la mesa.

Marina todavía seguía inquieta, bajó a regañadientes, esperando que pronto se le pasara esa extraña y muy rara sensación.

Cuando entró al comedor, se aferró al barandal para no caer, justo frente a ella estaba el hombre que hizo sacudir su corazón. Quiso dar la vuelta y volver a su habitación.

__Ven , mira , tenemos un nuevo inquilino, es el nuevo médico del pueblo, me ofrecí a darle alojamiento mientras consigue una casita, te presento al doctor Luis Galindo.

Marina sintió que un látigo invisible, golpeó sus piernas y la parte baja de su vientre.

No le salieron las palabras, solo le dió la mano, pero en ese instante una corriente eléctrica le hizo retirar violentamente su mano.

__¿Todo bien mi niña?.__Le preguntó don Camilo algo desconcertado por el comportamiento de Marina, ella era la reencarnación de la amabilidad.

__Si, si, lo siento abuelo, no me siento bien , creo que comí algo que me cayó muy mal.__Eso último lo dijo mirando al doctor fijamente.

__Está bien cariño, ve y descansa, te llevaré un té y pan.

Marina subió tan rápido que por poco y rueda escaleras abajo.

__Me disculpa por eso, mi nieta es muy amable, bien parlanchina, pero hoy, no se que le sucede.

__No se preocupe, es normal que se sienta incómoda, después de todo yo soy un extraño.

__No , lo, nada de eso, usted doctor, le hará un gran bien a nuestra comunidad y no es un extraño, ya es de nuestro pueblo.

Terminaron de cenar, cada uno se fue a descansar, el joven se fue a la casita, pero antes de entrar, volteó hacia arriba.

Marina estaba detrás de la cortina, protegida por la obscuridad. Viendo al extraño, era como si él le estuviera sosteniendo la mirada, le sonrió.

__¡¡Santa Maria!!, es muy guapo.__Dijo para si misma.

El doctor, le agachó la cabeza y entró a la casita.

Marina se quedó estática, ¿cómo la pudo ver?, se cuestionó.

El doctor entró a la regadera. Y dejó salir su verdadero rostro.

Ezra dejó que sus pulmones soltaran el aire bajo el agua, su piel cambió con el agua, su cabello se tornó violeta y sus pies desaparecieron.

Se quedó bajo el agua de la regadera, pensando en Marina, en lo hermosa que era y en los más impuros deseos que le estaban llenando la mente.

Esa noche , Marina soñó por primera vez con el doctor, no eran sueños tiernos, estaba desnuda en los brazos de ese hombre.

Mientras Ezra la veía desde el diván, reprimiendo sus deseos salvajes, se acercó lo suficiente para ver cada parte de su piel.

Sus labios eran perfectos, entre abiertos y justo cuando una fuerza invisible lo estaba empujando a besarla, ella sonrió.

Su sonrisa era sumamente angelical, Marina dormía tranquila, sin sospechar que estaba durmiendo con el enemigo y sus retorcidos planes de venganza.

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