Los truenos comenzaron a caer más frecuentemente haciendo que la iluminación que reflejaba la ventana, ilumine aquel misterioso ser con que se topó este hombre.
Un monstruo con una forma humanoide de aproximadamente dos metros de altura, teniendo unos amenazantes ojos verdes de serpiente. Su cuerpo estaba cubierto por una gruesas y brillantes escamas rojizas, donde en su espalda se logran ver que tiene unas grandes alas también rojas y que resplandecen tal cual un trueno.
Este monstruo muy similar a la descripción de un dragón, le dijo a quien tenía en frente con su gruesa e intimidante voz:
"Humano... Ya no intentes escapar, estas bajo las garras de mi, ¡el gran dragón Sarlva!".
Después de aquellas palabras de este ser, los truenos se intensificaron por todo los alrededores y la lluvia se volvió más potente aún. Pareciera como si el dragón tuviera algún vínculo extraño con la tormenta, generando más desconcierto y terror al hombre que grita por ayuda desaforadamente.
Los gritos no fueron más que una molestia para los oídos de Sarlva, que decidió sujetarlo y apretarlo con su mano. Ya cara a cara, mirándose a los ojos, el dragón le dijo:
"Humano, se que tienes muchas preguntas ahora mismo, ya las responderé. Pero primero quiero que te calmes".
El hombre tranquilizandose luego de esa oración, se quedó totalmente pasmado hasta que determinado a preguntar lo que seguía rondando por su cabeza, exclamó con una expresión seria:
"¿Cómo llegaste hasta aquí?"
El dragón ante la intrigante pregunta del humano, río y dijo: "¡Ja, ja! Es la primera vez que ves a un dragón y la primera pregunta que tienes es esa.., intrigante. Que espécimen más curioso eres, Samuel Acacio". Posteriormente lo miró penetrantemente y expectante para escuchar la respuesta de aquel que llamó su atención.
Samuel Acacio, tratando de conservar su cordura, siguió cuestionando al dragón con más preguntas: "¿Cómo sabes mi nombre? ¿Y porque no hay nadie más aparte de mi?"
Salrva interesado en seguir contestando las preguntas que mantiene en vilo al ex médico, respondió con honestidad con un tono imperante e irónico:
"Sé tú nombre porque me han mandado aquí para que seas parte de un juego, un juego muy divertido, jeje~. En cuanto a porque no hay nadie, es por que yo mismo formé una cúpula para que nadie pueda vernos y desde el exterior es como si estuvieras desaparecido"
El hombre tomando noción del asunto, se empezó a mover desesperadamente para tratar de salir de las garras del dragón. Éste, por su parte, irritado un poco por los ridículos movimientos de su contra parte, le dijo confundido:
"¿Que crees que haces, humano?"
Samuel Acacio agobiado por saber lo que pasa en el exterior, le respondió ya dando golpes sin sentido a la mano que lo sujeta firmemente:
"¡Sueltame, monstruo! ¡Quiero ir y ver lo que pasó con mi esposa y el bebé!"
El dragón comprendiendo ya los motivos de sus desesperados movimientos, dijo, bromeando:
"Bien. Te soltaré"
Rápidamente al ser liberado por la mano del dragón, Samuel Acacio pensaba que iba a caer en el suelo del piso del hospital, no obstante, fue todo lo contrario. Justo cuando se esperanzó de que podría ver a su esposa e hijo, el suelo del hospital se desarmó y se esfumó en frente de sus ojos. No sólo eso, sino que el hospital entero, las calles, autos y todo lo demás que rellenaba la escena también desapareció y se convirtió en polmo de estrellas, dejando sólo ahora un oscuro y lúgubre vacío.
El hombre desconcertado y asustado, perdiendo cualquier tipo de esperanza, fue cayendo lentamente al vacío. Sin embargo, Sarlva lo agarró nuevamente y le dijo, riéndose de lo traumada que se contempla la expresión del hombre:
"¡Jaja, humano deberías ver tu cara! ¡Fue tan divertido ver como caías y tu desesperación y el miedo tomaban posesión de tu cuerpo!"
"Ten cuidado con lo que deseas, humano" Finalizó el poderoso ser con su intención.
Samuel Acacio sin darle importancia a las palabras del monstruo y más fijándose en lo que aconteció, preguntó temeroso y sumamente confundido recordando el vacío y demás:
"¿Qué... fue lo que sucedió? ¿Qué fue todo eso?"
El dragón dejando de reír y bromear, respondió a las dudas que le generó al humano, ya más serio en su expresión:
"Lo que acabas de ver es cuando alguien sale de la cúpula sin mi permiso. Si hubieras caído en aquel vacío ya estarías hecho polvo sin poder siquiera reencarnar o revivir. Me debes una, humano"
El hombre un poco sarcástico en su incómoda sonrisa, le dice: "Gracias por eso...". Después, miró a los alrededores para observar si todo seguía como antes y así fue.
El gran dragón Sarlva sabía que había pasado mucho tiempo ya y que se le acababa. Apurado por el tiempo, le dijo:
"Humano, prestame atención... Me han ordenado que te visite para decirte que haz sido elegido para entrar en el Veryguard, o Mundo Guardián"
Samuel cansado ya de tantas cuestiones fantasiosas, repitió como loco que no le creía que esto era real. Pero el ser no le hizo caso, en cambio, continuó con su línea.
"Ya me tengo que ir, humano. ¡Solamente recuerda el día 16 de marzo del 2015, esa fecha será el día donde la humanidad desaparecerá!"
El dragón humanoide salió volando con sus alas y despegó hacia arriba destruyendo el techo del piso del establecimiento. La lluvia que caía sin fin y los rayos que se aprecian desde el cielo acompañan de fondo al dragón que se lo avista surcando los cielos, para luego desaparecer de la vista en un parpadeo.
El hombre no entendió muy bien lo último pero tenía una cosa clara: estaba siendo testigo de algo muy grande, posiblemente de algo tan grande como un peligro a nivel de extinción a la cual se tendrá que enfrentar la humanidad muy pronto.
Samuel Acacio le entró como un intenso dolor de cabeza que le hizo encorvar su espalda ligeramente a la vez flexionaba sus piernas y llevaba su mano derecha a su frente. El dolor de cabeza y un chirriante sonido ensordecedor acabaron cuando parpadeo un par de veces.
Se recompuso de este breve dolor y vio como todo volvió a la normalidad, sólo con dos diferencias: la luz ya había vuelto y la puerta de la sala estaba entreabierta.
Caminó en dirección a la sala y tocó levemente la puerta, luego de que su esposa le dijera que entre, él abrió completamente la puerta y la vio a ella todavía con signos de un abrumadora y exasperante experiencia que tuvo que vivir, como recompensa poder ver al hermoso y peculiar bebe que engendró.
Dos enfermeras seguían en la sala guardando los diferentes utensilios que usaron para la operación; el médico a cargo, se estaría sacando los guantes después de terminar con su labor.
Maria Acacio, esposa de Samuel Acacio, preocupada por no ver a su esposo desde la pequeña ventanilla de la puerta asomándose para ver su parto, le dijo extrañada:
"¿Amor, está todo bien? ¿Porque no viniste a verme durante la operación?"
Samuel todavía desorientado por todo lo que le sucedió apenas dejó esta sala, no escuchó a los llamados de su esposa y se embullo en sus pensamientos que abordaban diferentes momentos con este ser salido de una fantasía. Ya se lo notaba afligido y sus manos temblaban, moviendo muy levemente a la cama donde está recostada su esposa que lo vio en ese preocupante estado.
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Comments
Alberto Herrera Gómez
ufff estresante. buena introducción
2024-05-08
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