Capitulo 12

Valentina:

(Escuchen- Ocean Princess, Thomas Bergersen)

Tomé la bata cubierta de sangre, me la puse solo amarrándomela para no estar casi sin ropa, abrí la puerta empezando a correr. Tenía que salir a como diera lugar, si o si me largaba de este lugar cueste lo que me cueste.

Habían demasiadas puertas, esto realmente era un laberinto, no sabía donde me encontraba pero al menos tenía que descubrirlo por mi misma. Abrí una puerta, mirando varias capsulas de enfriamiento, donde habían muchas chicas dentro de ellas, eran como 50 o mas capsulas, corrí hacia donde habían los uniformes blancos de ellas, me quité la sabana tomando uno de ellos empezando a ponerlo.

Avancé a unos escritorios, por algún lado tenía que haber alguna arma o algo para que pudiera defenderme. Habían varios botones pero no quería tocar nada, entré a un baño para quitarme la sangre que tenía en el rostro, no podía salir así y mucho menos tener la sensación de su miembro de Lui. Me lavé bien la lengua, la raspaba con mis uñas, me producía tremendas nauseas, terminando por devolver todo lo del estomago. Bebí un poco de agua haciendo buches y escupiendo el agua, salí del baño, abrí una puerta que parecía un armario, sonreí viendo varias armas, estaban las catanas tomé dos que puse en mi espalda en el traje que al menos había el espacio. Tomé varias armas, tomando las balas, abrí el cartucho de las armas mirando que todas las que había agarrado tenían armas. Besé un arma mirando que eran de dardos somníferos.

Tomé otras dos catanas, miré esas capsulas. Si las tenían aquí era para de seguro las estaban programando. Empecé a correr hacia donde estaban los tubos que las tenían conectadas empezando a cortar todas. Si estas chicas ya estaban listas, entonces que les vuelvan a programar, que les cueste trabajo. No me iba a detener por nada del mundo.

Donde iba cortando las chicas empezaban a reaccionar abriendo los ojos desesperadas para poder salir de las capsulas, sonreí sabiendo lo que eso significaba, eso las estaba alimentando y manteniendo en un profundo sueño para que pudieran seguir ordenes de alguien y ese alguien sin duda alguna era Corina Sepelli.

Salí corriendo cerré la puerta, tenía que buscar una salida… Abrí encontrándome con el cargamento de los lingotes de oro de Daemon, tal y como me había dicho en su momento Lui. Me sentí maravillada por este gran hallazgo. Corrí en sentido opuesto, estaba entrando en el área de la mansión. Reconocí el lugar. Era la mansión de Lui. Me pegué en la pared, escuchando voces… Me asomé.

Chica: Ahhh..

Solté un disparo apuntando directo a la cabeza de la chica.

Valentina: TU…. TU Y TU AL PISOO… TU NO ESTUPIDA. ABRE Y DAME LAS LLAVES DEL AUTO DE Lui.

La chica negó con la cabeza, no tenía tiempo y tampoco les iba a preguntar si querían o no. Un a de las chicas me arrojó un plato, esquivándolo.

VALENTINA: AHORAAAAA…..

Las dos chicas saltaron, una de ellas se acercó a mi temblando de miedo. Le disparé a la otra que quedaba, no iba a dejar ni una sola sobreviviente.

Valentina: Andando.

La chica caminaba sin apartarse de mi, La sostuve del cabello donde señaló la puerta.

Valentina: Abre.

La chica hizo lo que le dije, la solté de mala manera cerrando la puerta.

Valentina: Lo siento mucho pero necesito escaparme de aquí. LAS LLAVES.

La chica me entregó las llaves y el censor del auto. La volví a jalar, no me podía fiar de nadie.

Valentina: Camina.

Empujé a la chica que abrió la puerta, la tomé del brazo, mirando por ambos lados que nadie viniera.

Chica: Hay seguridad en la puerta.

Valentina: ¿CREES QUE ESO A MI ME IMPORTA?

Jalé a la chica empujándola para que me llevara a la cochera. Las dos llegamos donde estaban todos los autos. Oprimí el botón de la alarma para ver a cual pertenecía. La chica estaba con lagrimas en los ojos.

El auto desactivó la alarma encendiéndose las luces. Empujé de nuevo a la chica. Ella me miraba con tanto miedo…

Valentina: Entra.

La chica asintió dándose vuelta, le solté un golpe con el arma mirando que cayó al piso, me puse de cuclillas mirando que en verdad haya perdido la conciencia y que este viva. Al menos ella accedió para entregarme las llaves y me ayudó un poco. Sentí su respiración. La tomé de las manos empujándola hacía donde alguien pudiera verla y ayudarla.

LA dejé sentadita y corrí hacia el auto. Abrí entrando, acomodé el asiento, acomodé los espejos y ahora si, oprimí el botón para abrir la cochera. Empezó abrirse, al menos agradecía que tenga los cristales polarizados y nadie vería nada…

Di reversa, mi corazón estaba latiendo demasiado fuerte. Giré empezando avanzar hacia la salida. Me detuve apagando las luces, estaban entrando varias camionetas, me bajé rápidamente, me levanté un poquito dándome cuenta que Corina y Valerio estaban en una de las camionetas, en otra estaba Vanessa con Kina…

Valentina: Claro, muerta Valeria tenía que tener otra que la sustituya.

Giré mi cuerpo viendo que las camionetas estaban aparcándose a la entrada. Sin encender las luces pisé el acelerador a todo lo que daba, el rejado empezaba a cerrarse, pisé hasta el fondo no quería hacer ningún tipo de ruido para no captar su atención.

Cerré mis ojos pasando por el rejado, sentí como le dio un raspón al auto, maniobré para no perder el control del auto por la alta velocidad, tenía que alejarme a todo lo que pudiera con las luces apagadas, este camino no lo conocía bien pero podía salir de esta. Tenía que llegar en algun lugar seguro y ponerme en contacto con mi padre Carlo, si Daemon y los demás habían muerto, al menos podría pedir ayuda a mi padre.

Levanté mi mirada viendo que ya había dejado atrás la mansión de Lui. Mis lagrimas empezaron a caer una tras de otra… Tenía que hacer lo imposible por acercarme a la ciudad antes que me descubrieran que había escapado, el auto de Lui tenía que tener rastreador o algo para localizarlo…

Me encontraba sola en Inglaterra y aquí los enemigos de los italianos eran muchísimos. Aparté mis lagrimas sintiendo que realmente lo había logrado. Encendí las luces para poder ver mejor. Todo el camino me iba a oscuras para que nadie me pudiera detectar pero podía causar un accidente.

Entré a una gasolinera, había visto un auto que sin duda ese no me causaría ningún problema.

Me aparqué, me bajé rápidamente. Miré al despachador de combustible.

El hombre me miró extrañado.

Hombre: ¿Aun no estamos en Halloween?

Valentina: Pero tengo una fiesta de disfraces. El dueño de ese auto.

Hombre; ¿Quién sabe?

Saqué mi arma apuntando al hombre que no se tenía la culpa absoluta de nada.

Valentina: ANDANDO. VAMOS AVERIGUARLO.

El hombre levantó sus manos en forma de rendición. Abrió la puerta. Los pocos que estaban en el lugar fijaron su mirada hacia la entrada. Empujé al hombre que se tambaleó otro hombre lo sostuvo para que no se cayera.

Valentina: SOY VALENTINA SAURI, HIJA DE VALERIO SAURI JEFE DE LA MAFIA LOS ARCAS. NO QUIERO PROBLEMAS. NO PERTENEZCO AQUÍ SOLO QUIERO IRME. ¿Quién ES EL DUEÑO DEL AUTO AZUL?

Un hombre se levantó mirándome, metió la mano sacando las llaves. Me las arrojó con gran fuerza, las atrape, asintiendo con la cabeza.

Valentina: El auto deportivo, lo puedes tomar. Aunque lo más seguro es que vengan por él. SI PREGUNTAN POR MI. MAS LES VALE NO HABLAR.

Las personas asintieron con la cabeza, empecé a dar pasos hacia atrás, empujé la puerta apuntando por todas partes para que nadie me fuera a sorprender. Corrí hacia el auto. Abrí mirando que era un auto totalmente diferente, encendí el auto acercándolo en la toma de combustible. Me bajé rápidamente, conecté la manguera abriendo la toma. Miraba por todos lados mientras llenaba el combustible. Pasaban los autos pero parecía que nadie había decido venir por mi.

La maquina marcó que estaba lleno, lo quité cerrando la manguera me subí al auto, di la vuelta saliendo del lugar a todo lo que daba. Con este auto jamás podrán seguir mis pasos.

El único lugar donde podría mantener comunicación con mi padre sería en el rancho de Dimitri.

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Valentina

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