Capitulo 10

Valentina:

(Escuchen- You & me, Peder B. Helland)

Estaba en un cuarto, todo estaba oscuras, podía escuchar la lluvia caer, levante mis piernas abrazándolas con fuerza, me mecía tan solo en recordar todo lo que me han hecho estos malditos ingleses. Mis lagrimas caían sin poder contenerlas.

- Santos cielos… Como me haces falta Daemon.

Recordar lo que le había pasado hacía que el corazón me doliera tanto que no buscaba como hacer que el dolor de haber perdido a Daemon y a mi hijo se me pasara.

Nadie tuvo piedad, nadie tuvo misericordia por mi. Tomaron decisiones sin siquiera saber que perder a un hijo doliera tanto.

Negué con la cabeza. ¿Cómo era posible que Daemon estuviera ya sin vida?

El recuerdo de sus caricias, sus besos, haciendo el amor eran demasiados, me estaba matando poco a poco.

Reposé mi cabeza en mis rodillas, mi corazón pedía a gritos a Daemon. Llevé mi mano a mi vientre.

Valentina: si tan solo te tuviera en mi vientre, si tan solo te tuviera… sería sin dudo el fruto de nuestro amor.

Me llevé mis manos a mi rostro terminando por quebrarme. Era demasiado el dolor.

La perdida de mi bebé, la muerte de Daemon, la muerte de Clara, la muerte de Naim, la muerte de Guido, la muerte de Dimitri… La incertidumbre de saber si sobrevivió Beida. Todo eso me estaba consumiendo poco a poco… Tanto que lo habíamos planeado y todo nos salió mal.

Me dejé caer en la cama, mis lagrimas mojaban la almohada.

(Escuchen- Me siento tan sola, Gloria Trevi)

Abrí mis ojos abrazando la almohada. Si tan solo estuviera con Daemon este dolor de la perdida de mi bebé sería un poco más llevadera. Ahora entendía lo que Daemon sintió cuando perdió a su familia. Él tuvo que verlo, presenció el terrible momento en que le arrebataron la vida a su familia.

Golpeaba la almohada, me levanté empecé a tirar las almohadas, tomé la sabana partiéndola en dos pedazos, estaba destrozada, estaba muerta en vida.

La Valentina Sauri que todo mundo quería… Bien aquí la tienen. Si me tengo que hacer a la victima lo haré, si tengo que seguir su estupido juego lo tendría que hacer. No iba a permitir que estando aquí Lui pudiera hacerme lo que él quisiera. Eso jamás. No quería que me tocara. No tenía idea de lo que pudieran ser capaces sabiendo que podían dormirme o perder la conciencia y Lui podría aprovechar esa oportunidad.

Mi cabeza tenía mil ideas para evitar que Lui me marcara, hasta donde recordé las palabras de la mujer es que Lui si tenía las intenciones de marcarme como a las demás mujeres. Eso es lo que quiere. ENTONCES QUE LO HAGA.

Tomé de mala gana la almohada, la acomodé y jalé la sabana cubriéndome. Cerré los ojos para poder descansar. .

Marietta:

Solté un gran respiro mirando la habitación que me tenía dado Daemon, nada comparada como cuando tenía su otra propiedad y me mantenía en las habitaciones principales. Estaba lloviendo, me levanté mirando como caía la lluvia. Su jardín recibía el agua como la bienvenida a la vida.

Mi reflejo podía verse. Negué con la cabeza cerrando los ojos. ¿Cómo pude decirle eso a Daemon? Ahora me odiaba como nunca. Sonreí recordando los buenos momentos que siempre tuve con él. Recuerdos que a él no le importan para nada. Solo Valentina y Beida ocupan su vida.

Me aparté caminando hacia la puerta, la abrí saliendo. No había nadie por el área donde me encontraba. Caminé a la cocina para tomar un poco de agua. Todo estaba en completo silencio, si caía un alfiler se hubiera podido escuchar.

Dejé el vaso saliendo de allí, miré las escaleras que decidí que era momento de hablar con Daemon. Mucho tiempo alejada de él se me hizo la mejor manera de conciliar el sueño. Tanto que le hacho daño y él sin saber lo que se avecina.

No quisiera que él se fuera por la tal Valentina. Subí lentamente, miré por el pasillo que podía sentir como mi corazón empezaba a latir tan fuerte al ver ultima puerta del pasillo que es la habitación de él.

Caminé pasando por la habitación de Beida, la otra habitación suponiendo que es la de Valentina, sonreí al ver su nombre escrito con un hermoso decorado en color rosa. Beida se lo habría hecho. Seguí de largo. Tomé la perilla abriendo la puerta, las cortinas estaban abiertas, entré sin hacer ningún ruido cerrando muy despacio la puerta. Me quede parada junto a la puerta admirando el buen cuerpo trabajado de Daemon. Sus abdominales que estaban sin cubrir. Solo podía verlo, solo podía desearlo. Sus sentimientos le pertenecían a otra persona y contra eso no podía hacer nada. Me acerqué, pasé mis dedos rozando la sabana. Como siempre sabanas finas y tan suaves para hacer el amor y sentirte plena.

Me senté a su lado. Me bastaba con solo verlo.

Daemon:

Me removí sintiendo que la cama se había removido. Me levanté rápidamente sentándome en la cama. Solté un gran respiro mirando a Marietta que tenía puesto su mirada en mi. Pasé mi mano por mi cabello.

Daemon: ¿Qué haces aquí?

Marietta: No podía dormir.

Miré hacia la ventana, la lluvia estaba en este noche. Hasta el mismo cielo estaba triste dejando caer sus lagrimas sin Valentina aquí.

Marietta: Lamento mucho lo que pasó con Iddy.

Me recosté en la cabecera de la cama, la miraba, podía ver que tenía culpa y remordimiento pero las cosas no se solucionaban con un “Lo siento” al menos no conmigo.

Daemon: Marietta, no sé en que estabas pensando…

Marietta: Sé que lo que te diga no hará que cambies el concepto que tienes por mi.

Daemon: LA verdad no. Quien sabe a cuantas mujeres más le has hecho ese daño. ¿Te has puesto a pensar en lo que ellas deben sentir?

Ella levantó su mirada, sus ojos estaban llenos de lagrimas, pero no podía hacer nada, al menos no por ella.

Marietta: Iddy fue quien decidió.

Daemon: PERO TENÍAS OPCIONES. PUDISTE DECIRME.

Desvió su miraba dejando caer lagrimas, negué con la cabeza. Me acerqué a ella tomandola de la barbilla.

Daemon: Hay cosas Marietta que por más que una se arrepienta, jamás se olvida y no se puede perdonar.

Ella me miraba intensamente, se arrojó a mi rodeando con sus brazos. Estaba claro que ella buscaba mi perdón. Me era muy difícil que se pudiera dar. Al menos no en este momento. La tomé de los brazos para apartarla de mi. Se acercó a mi juntando nuestros labios.

Quería respuesta de mi, pero no la iba a obtener, me atrajo a su cuerpo, sus manos pasaban por mi espalda sintiendo lo que nunca volvería a sentir con los besos y caricias de Valentina.

La aparté de mi. Me levanté de mala manera de la cama, me dirigí hacia la puerta abriéndola.

Daemon: VETE MARIETTA.

Ella negó con la cabeza. Me acerqué de nuevo para tomarla del brazo, quería que se fuera de mi habitación. Ella me jalo cayendo a la cama donde se puso encima de mi, volvió a besarme mientras que podía. Su cuerpo se movía encima de mi queriendo buscar excitación por mi parte.

Escuché unos pasos. La empujé.

Beida: ¿PERO QUE HACE ESTA MALDITA ZORRA AQUÍ?

Sin pensarlo Beida la tomó del cabello haciendo que se bajara de encima de mi.

Daemon: BEIDA TRANQUILA.

Beida no se medía cuando se molestaba. Se puso encima de ella jaloneando del cabello.

Beida: NO TE LE ACERQUES… NO TE PERTENECE.

Marietta: NI A VALENTINA LE PERTENECE.

Miré a Beida que estaba totalmente furiosa, levantó su mano soltando una fuerte cachetada. La tomé de la cintura, alzándola. No iba a permitir que Marietta tenga respuesta contra Beida. Beida estaba empezando a forcejear para que la soltara.

Beida: SUELTAME…

Daemon: VETE DE AQUÍ MARIETTA.

Ella se levantó mirando a Beida.

Marietta: VALENTINA NO ESTA VIVA.

Beida: ¿Por qué TU LO DICES? VETEEEE… VETEEEEE….

Los gritos de Beida se escuchaban por toda el área de las habitación escuchando que unos pasos apresurados llegaron hasta la habitación mirando a Guido…

Marietta: NO POR QUE LO DIGA. POR QUE LO SÉ.

Beida intentó lanzarle una patada pero la giré para que no la alcanzara. Marietta salió de la habitación.

Beida: QUE ME SUELTES..

Guido intentó acercarse a ella pero le negué con la cabeza. Solté a Beida y ella me empujo.

Daemon: Veo que ya te sientes mejor.

Beida: OJALA QUE ME HUBIERA MUERTO PARA NO PRESENCIAR LO QUE VI.

Daemon: no digas eso.

Beida: NI SIQUIERA PUEDES GUARDARLE LUTO A VALENTINA Y YA TE ESTAS METIENDO CON ESA ZORRA. EN LA CAMA DONDE HACIAS EL AMOR CON VALENTINA.

Daemon: NO HICE NADA CON ELLA.

Beida negó con la cabeza, apartó sus lagrimas.

Beida: TAMBIEN CON EL PENSAMIENTO SE MIENTE Y SE ENGAÑA.

Daemon: Ven aquí Beida.

Beida: DEJAME… DEJENME… QUIERO ESTAR SOLA.

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Valentina

Daemon

Marietta

Beida

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