REENCUENTRO

FRIDA

Lunes. La alarma de mi móvil suena, me dice que son las 5:30 am. Hora de iniciar mi jornada. Estos son delos días en los que no quiero ir a trabajar. Estos últimos días no he podido dormir bien, he estado soñando con Mauricio y me despierto muy inquieta.  De verdad que no quisiera verlo. De verdad que no.

Me levanto y me dirijo hacia la habitación de Valeria para despertarla, para mi sorpresa ya no la veo en la cama, con la excitación de haber obtenido el segundo lugar en el concurso de ajedrez, está feliz y hasta la escucho cantando en la ducha.

“La gente me señala

Me apuntan con el dedo

Susurra a mis espaldas

Y a mí me importa un bledo

Que más me da

Si soy distinta a ellos

No soy de nadie

No tengo dueño

Yo se que me critican

Me consta que me odian

La envidia les corroe

Mi vida les agobia

Porque será

Yo no tengo la culpa

Mi circunstancia les insulta(…)

A quien le importa lo que yo haga?

A quien le importa lo que yo diga?

Yo soy así, y así seguiré, nunca cambiare”[5]

Me ocupé de mí y me metí a la ducha, después me vestí con mi habitual traje negro con una blusa color beige, mocasines planos, maquillaje discreto y un perfume de aroma prudente, enseguida fui a la cocina y me dispuse a preparar el almuerzo para Vale, y yo solo tomé un café. Terminamos y salimos hacia el colegio. Nos despedimos y después de asegurarme que ingresara, conduje hacia el trabajo.

¿Qué pensaría Valeria si supiera que voy a trabajar con su padre y que lo voy a tener que ver todos los días? No cabe duda que el futuro es impredecible y jamás sabremos lo que nos espera: se puede pronosticar el clima, la película que va a ganar el Oscar e incluso el resultado de un partido de soccer. Pero nunca tendremos el lugar y el momento exacto en el que nos vamos a reencontrar con viejos amores.  ¡En fin! Ya no vale la pena seguir pensando en eso porque no habrá ningún tipo de sentimiento cuando lo vuelva a tener frente a mí. De eso estoy segura.

No había razón para no hacer mi rutina normal: así que entré al edificio, pasé por mi matcha con Diego y subí a la oficina, Waller nos había citado para los pormenores de la asignación (o al menos eso era lo creía). Julio César me esperaba en la

recepción.

-Buenos días hermosa ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu fin?

-¡Excelente! ¿y el tuyo? -pregunté-

-Descansando y viendo series.  ¿sabes? Te he extrañado mucho -mencionó Julio César, acercándose para hablar a mi oído-. En otro momento que estuviera tan cerca me hubiera excitado y no dudaría en irme a la cama con él, sin embargo, en ese instante me sentía nerviosa, me negaba a aceptarlo pero sentía cierta emoción por volver a ver a Mauricio.

De pronto fuimos interrumpidos por Anita.

-Dice el jefe que ya pueden entrar.

-Ambos nos levantamos de inmediato, Julio tocó la puerta e ingresamos al despacho.  Me quedé inmóvil, había una silueta de espaldas pero sabía perfectamente que era él.  Lo podía reconocer de inmediato. Lo acompañaba un sujeto al que yo no

conocía.

-Acérquense, por favor   -dijo Samuel Waller- señor De la Fuente, estos son los dos elementos principales que estarán dando custodia, son mis mejores elementos.  Son Julio César Ruiz y Frida

Belmont.

Inevitablemente nuestras miradas se encontraron, el parecía sorprendido y era lógico, segura estoy que jamás imaginó que volviera a asomarme en su vida. Nos saludó con una reverencia.

-Ellos van a estar con usted las 24 horas del día, serán su custodia más cercana, y en eventos donde se requiera tendrá un grupo de 4 elementos más a su orden. Así lo planteamos con

su padre, sin embargo, también me informó que usted nos indicará si está de acuerdo con esta asignación de personal. -señaló Waller

-Mientras cumplan con su trabajo y no se inmiscuyan en mi vida privada no tengo ningún problema.  -manifestó con prepotencia.

-Pues entonces, si no hay más que aclarar, son todos suyos, señor De la Fuente. Le aseguro que

nuestros elementos están perfectamente entrenados y trabajan con total profesionalismo, no tendrá queja alguna de nuestro servicio -dijo Waller-

-Si, lo que sea, como le dije, mientras hagan su trabajo y no se metan conmigo no me importa, al

final de cuentas yo no soy quien les va a pagar.  -Mencionó antes de salir del despacho, nuevamente, la prepotencia se apoderó de él.

Comenzamos a caminar tras suyo, junto con el, iba el otro hombre, que de acuerdo a lo que nos refirió Waller, se llamaba Alejandro Escobar y era su asistente personal.

Nos dirigimos por el pasillo que conduce a la puerta por donde salen los VIP. Mientras caminábamos hacia la salida, varios pares de ojos voltearon a verlo; Mauricio era una figura pública, así que muchas personas lo conocían, sobre todo las mujeres que entusiasmadas querían acercarse, cosa que solo quedó en intención al ver que iba custodiado.

Al llegar al estacionamiento, Alejandro mencionó.

-Voy por el auto, enseguida regreso.

-No es necesario Alex -dijo Mauricio- quiero que ella me lleve -mencionó, mientras me señalaba- ¿Me repites tu nombre?

-Frida Belmont, contesté.

-Bien Frida Belmont, tu vas a manejar mi vehículo, Alex se va con tu compañero.  Julio César no estaba conforme con la orden y parecía molesto. Lo confirmé cuando recibí un mensaje de texto.

-“Este tipo es un prepotente y un payaso, si se porta grosero, házmelo saber para ponerle un alto”.

Decidí no contestar, yo sabía que ese mensaje era por celos. Este tipo de actitudes me molestan

sobremanera; esa fue la razón por lo que lo nuestro no funcionó. Yo no soy propiedad de nadie.

Llegamos a donde se encontraba el automóvil de Mauricio, de inmediato me dio las llaves, y antes de que pudiera abrirle la puerta de atrás, puso su mano sobre la mía y dijo:  -Ábreme esta -señalando la del copiloto.

En ese momento nuestras miradas se encontraron, se veía increíblemente guapo, sus ojos grises tenían un brillo muy especial.  No pude evitar recordar a Valeria, mi hija tiene ojos iguales a los de su padre.

-A la orden, -de inmediato abrí y permanecí allí hasta que se subió, entonces cerré la puerta y

después entré yo, encendí el vehículo, no sin antes acotar:

-Por favor, póngase el cinturón de seguridad.

-No quiero, nunca me lo pongo porque no es necesario -espetó-

-Esto no es un juego, es un protocolo de seguridad y una regla de vialidad. -su actitud comenzaba a enojarme-

-Ya te lo dije, Guardaespaldas, no me lo voy a poner y es mi última palabra. -Dijo en tono de

burla-

-Perfecto.  -apagué el auto- entonces no nos vamos a mover de aquí y me crucé de brazos.

-Perfecto, entonces tú

y yo vamos a hablar.

[5]Canción “A quien le importa” Camila Sodi, OST Rubí, 2020.

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Comments

Kronno Fajardo

Kronno Fajardo

Hola. Autora, esa canción es de Alaska y Dinarama.

2023-10-07

6

Momoko_Kori

Momoko_Kori

esa canción es de Thalia

2023-06-27

1

Vane 🖤

Vane 🖤

van a hablar me muero de ganas por saber que le va a decir

2023-06-05

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