PALABRAS DE PADRE

FRIDA

-¿Cómo que alguien te recomendó? ¿Quién fue? Valeria Belmont Martínez, ¿Quién fue?

-Tu amigo Julio. -respondió-

- ¡¿QUE?! ¡¿Como que Julio César te consiguió el empleo!?

Dejé un momento sola a Valeria, necesitaba pensar y analizar lo que acababa de escuchar, así que salí al área de fumar, necesitaba un cigarrillo (según yo, me había prometido dejar ese vicio), me sentía la peor madre del mundo, la falta de atención a mi hija por el trabajo estaba haciendo que la descuidara, no solo era llevarla a la

escuela y preparar cuidadosamente sus alimentos, creía que Valeria era lo suficiente madura para entender que no podía estar cerca de ella todo el tiempo y en definitiva me equivoqué. Esta era la prueba. Vale era una buena niña, jamás me dio un problema ni tuve una queja de ella.

Aunque yo sabía que había personas alrededor de mi hija que la cuidaban y se preocupaban

evidentemente siempre iba a necesitarme.

Ahora entiendo que fallé como madre, tanto que critiqué a la mía y quizás yo soy peor.

Después de que mi hija me confesó todo, mi furia no se hizo esperar. ¿Cómo se atrevió ese cabrón a

acercarse a mi hija y ofrecerle un trabajo? En su momento me va a escuchar, ahora mis esfuerzos se deben concentrar en mi hija y, al final de cuentas, Mauricio no necesita de mí, estará bien protegido.

Sin dudarlo, busqué un número en mi agenda y marqué. Tres timbrazos y recibí respuesta.

-Buenas tardes Director Waller ¿Cómo está?

-Agente Belmont, me alegra escucharla. -repuso mi jefe, como siempre amable.

-No quisiera quitarle.mucho tiempo, pero tampoco quiero platicar con usted por esta vía. ¿Será que me puede recibir en su oficina?

-Estoy conduciendo, precisamente voy al hospital a verlas.

-Entiendo, aquí lo veo entonces.

Veinte minutos después, mi jefe llegó, mientras le pedí a Lillian que se quedara con Vale y nosotros

nos fuimos a la cafetería.

-Jefe, me apena mucho que haya usted venido.

- Ni lo digas, Frida, tu sabes el cariño que les tengo a ti y a la niña. Eres como una hija para mí, por lo tanto, Valeria es mi nieta. -dijo Waller- Pero cuéntame, ¿Qué le sucedió?

- La arrolló un tipo en una motocicleta y tiene fractura de tibia y peroné, pero como consecuencia del impacto, su asma empeoró, por fortuna iba acompañada y la trajeron a tiempo,

lograron estabilizarla, pero va a permanecer un mes con la pierna enyesada. Aunado a lo anterior los últimos estudios arrojaron que el medicamento ya no le está haciendo efecto, se ha estado exponiendo a mucho estrés, no solamente en la escuela, hoy me enteré que estaba trabajando -dije un poco avergonzada, no quise hablarle sobre Julio César, primero debía yo ajustar cuentas-.

-¿Trabajando? -dijo sorprendido- una adolescente trabajando puede ser por dos razones:  1. Porque tiene necesidad o 2. Para llamar la atención.  Hija, de verdad,  creo que no es para preocuparse más; Valeria es una niña muy inteligente y seguro estoy que ya aprendió la lección. -dio un sorbo a su te helado- sin embargo, es obvio que necesita mayor atención y de eso me declaro culpable, porque te he sometido a horarios difíciles. Sobre todo,

ahora que tienes una asignación muy especial.  Se perfectamente que eres una profesional y sabes que cuentas con todo mi apoyo, por eso te quiero proponer lo siguiente: quédate a cuidar a tu hija

en su convalecencia y cuando ya estés lista, hablamos sobre la modificación de tus horarios.

-Muchas gracias Jefe, era lo que quería pedirle, si la condición es sin goce de sueldo no tengo

problema -le mencioné-

-Agente, no me ofenda, le estoy hablando como amigo, que creo que somos, no como jefe. De eso no te preocupes.

-Usted es un ángel en mi vida -me acerqué para darle un abrazo- no se que haría sin sus palabras,

consejos y regaños.

Samuel Waller era mas que mi amigo, siempre se había portado como un padre, el que quise tener.

En otra parte del Hospital

En el área de Especialidades se encontraba Pedro Belmont, había ido a consulta con su hermano Andrés.

-Lamento decirte esto, Pedro, pero ya no hay más que podamos hacer. El medicamento ya no responde y la limpieza intestinal ya no es suficiente.

El hombre no abría la boca, parecía estar analizando lo que su hermano le había dicho.

- ¿Cuánto tiempo tengo? -cuestionó-

-Bueno, aún tenemos una última opción -dijo el galeno- en casos avanzados de cirrosis como

el tuyo, en los que el hígado deja de funcionar, el trasplante hepático puede ser la única opción de tratamiento.

-¿Un trasplante? -Andrés asentó-

-Con el trasplante y los cuidados necesarios, podrías alargar tu vida por lo menos cinco años más.

-¿y si no encontramos un donante? -Pedro mostraba algo de preocupación.

-En tu condición, máximo un año.

-Entonces ¡PON MANOS A LA OBRA Y COMIENZA A BUSCARME UN DONANTE! -gritó Pedro alterado-

-Tenemos que empezar la búsqueda, pero te advierto que no será fácil, en primer lugar debe ser de una persona menor de 60 años y que tenga una vida saludable. También podríamos

buscar en órganos donados por personas fallecidas y hacer los estudios pertinentes.

-¡NO ME IMPORTA CUÁNTO CUESTE! ¡Haz los estudios que sean necesarios, paga lo pidan, pero yo no puedo morir, yo tengo que seguir viviendo!.

El implacable Pedro Belmont se mostraba vulnerable, era la primera vez que su hermano lo veía así. Una enfermedad lo estaba derrumbando.

-Comienza con Antonieta, no se puede negar después de todo lo que he hecho por ella. -Dijo

Pedro muy seguro-

Andrés observaba a su hermano, a pesar su enfermedad seguía siendo el hombre cruel, inhumano e inmisericorde. Siempre humillando y sobajando a los demás, sobre todo a su

esposa y a su hija.

-Antonieta es imposible que pueda donar, sería muy peligroso para ella. -apuntó el médico-

-Es una debilucha, pero ella tiene que hacer lo que yo le diga, para eso es mi esposa -mencionó-

- Supongo que no tienen ni idea, ¿verdad?, la cuñada es diabética, así que sin duda no es candidata.

- ¿Y yo por qué no estaba enterado? ¿Qué más me están ocultado? Se acercó y levantó a su hermano de la solapa de la bata y lo empujó hacia la pared, aún con su padecimiento,

tenía fuerzas para pedir explicaciones.

-Tranquilízate, -dijo soltándose- simplemente su órgano no te sirve, necesitas un hígado sano.  Comenzaremos con los historiales médicos del

hospital.

-Ya se quién va a ser mi donante.  Es hora de que me pagué todo el dinero que invertí en ella.

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Comments

Nereida Hernández montes

Nereida Hernández montes

maldito viejo que rabia que allá gente tan mala en este mundo 🌍

2024-12-12

1

Lorena Itriago

Lorena Itriago

que descaro de ese viejo

2024-12-14

1

Maris Benitez

Maris Benitez

El maldito va a buscar a su hija,el muy infeliz 😤😤😡😡🤬🤬🤬🤬🤬🤬

2024-07-30

6

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