DOS ANÓNIMOS

FRIDA

Inicié mi día muy temprano, aun me sentía un poco mareada debido a la migraña, sin embargo, debía continuar con mi rutina, no era la primera vez que iba a trabajar en estas condiciones.

Realicé mis actividades matutinas habituales, luego le pedí al señor Miguel que me llevara a la

^^^oficina, ya que necesitaba recoger mi auto y posteriormente me dirigí a casa de Mauricio, de acuerdo a lo que me había comentado Julio ,César, la noche anterior había ocurrido un incidente, y no pudieron dormir.^^^

Al llegar a mi destino, los Escoltas asignados a guardar custodia permanente me dieron acceso a la vivienda sin hacer ningún tipo de pregunta, crucé el recibidor y allí estaba El, sentado en la mesa con una taza en la mano y el cenicero lleno de colillas, se veía demacrado y estaba hablando por teléfono, discutiendo con alguien.

Se acercó Julio César al verme llegar y me dijo:

-No sabes lo que sucedió ayer, -comenzó a hablar- después de que te fuiste, el VIP entró a su

habitación y escuchamos que le gritó a su asistente, el fue a ver que quería y unos segundos después, este salió corriendo de la habitación pidiéndonos ayuda, entré de inmediato y encontré a De la Fuente mirando sorprendido una caja, me

acerqué a ver el contenido y era una rata muerta y junto a ella un mensaje.

-¿Similar al otro? -pregunté-

- Es correcto -continuó- es un mensaje en latín

Vestigiatua arctissime sequor, celare non pote

 (“sigo muy cerca tus pasos, no te puedes esconder”)

-Lo que me llama la atención es que esto no parece ser un móvil de los secuestradores de Rodrigo De la Fuente, de acuerdo a los antecedentes que tenemos de los sujetos no cuadra con lo que está sucediendo con el VIP.  Estos dos hombres ni siquiera concluyeron su educación básica ¿Cómo podrían enviar textos en latín?, por otra parte, el modus operandi de estas

células criminales es diferente pues se mueven en grupo. -Julio movía la cabeza, asentando-

Además -seguí hablando- El secuestrador se caracteriza por su capacidad calculadora, no son tan agresivos como los homicidas, pueden estallar, pero no perder el control. Son impulsivos, sin embargo, no actuarían sin haber planeado todo, por lo que el hecho de que hayan enviado dos anónimos no es algo que sea habitual, jamás un plagiario advertiría que va a atacar -mencioné-

Mientras continua hablando con mi compañero, el asistente de Mauricio se acercó a nosotros.

-Maurizzio quiere platicar con ustedes. -dijo en voz baja- Nos dirigimos a la mesa y señalando las sillas nos invitó a sentar.

-Ya no puedo continuar así, necesito que me digan qué demonios está sucediendo, yo necesito salir, no me gusta estar encerrado, ¡tengo que trabajar!, Alex se encargó de mi ausencia de hoy en el teatro, pero no puedo posponer los ensayos.  Mi padre los contrató para custodiarme, ¡PUES ENTONCES LES EXIJO QUE ME DEJEN SALIR! ¡NO ME PUEDEN TENER PRESO!  -se notaba nervioso, fumaba con desespero y caminaba de un lado a otro-

-Es importante que nos ayude a protegerlo, señor De la Fuente -le dije mirándolo a los ojos- el día de ayer se recibieron advertencias y usted está en riesgo, nuestro deber es cuidarlo, si, pero usted tiene que cooperar siguiendo nuestras indicaciones, no es por capricho, es por seguridad.

-¿Y por qué tengo que pagar yo por las porquerías que hizo mi padre? -dio un golpe en la mesa, causando un moretón en la mano-.

-Eso es algo que debe hablar con su padre, nosotros únicamente…. -Julio César no terminó la frase, ya que fueron sorprendidos por un proyectil que entró a través de la ventana al salón provocando que el vidrio estallara en mil pedazos. De inmediato, Frida, quien estaba de pie junto a Mauricio se lanzó sobre este, como si fuera jugador de futbol americano, llevándolo hacia el suelo, lo que provocó que cayera encima de el, dejando sus rostros a milímetros de distancia. El corazón de Frida latía a mil por hora y el miembro viril de Mauricio comenzaba a palpitar.

De repente, se escuchó el grito de uno de los Escoltas:

-¡MOLOTOV!

-¡PRONTO! ¡SAQUEN AL VIP! Gritaba Julio César, de inmediato, siguiendo el protocolo, Frida lo tomó

del brazo y salieron corriendo del lugar mientras Alejandro y la mujer de servicio salieron tras ellos, Julio y los otros Escoltas comenzaron a apagar el

fuego. La alarma contra incendios de inmediato se activó e hizo su parte del trabajo, pero al ser una zona residencial exclusiva, las alertas despertaron y después de 5 minutos, los Bomberos llegaban a hacer su labor, quienes concluyeron con la ignición.

Unos minutos después llegó la Policía causando la preocupación de Julio César, ya que la instrucción

de Rodrigo De la Fuente era expresa: No involucrar a la Policía.  Sin embargo, dadas las circunstancias era imposible no hacerlo.  Al ser interrogado, Julio solo se limitó a decir que el actor no se encontraba en su domicilio en el momento del siniestro y que ellos solo cuidaban el inmueble Mientras Mauricio estaba fuera.

En la casa de a lado vivía un importante político que había sido centro de la polémica en los

últimos días por un asunto de corrupción, por lo que se llegó a pensar que el ataque podría ser contra él y los delincuentes se habían equivocado de residencia, asunto que aprovechó el Guardaespaldas Ruiz para desviar la atención.

En otra parte de la ciudad

-Senador De la Fuente ¿ha visto usted las noticias de hoy? -entró al despacho Laura Ibarra, su

Asistente, encendiendo la pantalla LED que estaba frente a él. Ella había entrado sin tocar, cosa que a su jefe le enojaba mucho, pero lo que estaba

sucediendo lo ameritaba.

“Estamos transmitiendo en vivo desde la zona residencial Diamante, donde esta mañana hubo un incendio en una casa presuntamente propiedad del actor Maurizzio Fontain, adentro del domicilio solo se encontraron empleados. Las autoridades ya están investigando. Solo se reportan pérdidas materiales. El actor aún no ha dado alguna declaración al respecto.”

Inmediatamente Marco tomó su móvil y tecleó el número de su consanguíneo, sonó el timbre por cinco veces, hasta que recibió contestación.

-Hermano, estoy bien. -dijo con voz sobresaltada-

Marco nunca lo había escuchado tan asustado, ni siquiera cuando eran niños.

-¿Dónde estás?

-No puedo decírtelo, ni yo lo sé, Alex y Socorrito están conmigo. Los Escoltas no se han despegado de aquí.  -Me están pidiendo que cuelgue, te

mantengo informado- Te quiero hermano.

Y yo a ti bro, investigaré por mi cuenta.  Adiós -colgó-.

Inmediatamente después, hizo otra llamada:

- Secretario Valencia, soy yo, necesito verlo urgentemente, venga por favor.

-Un par de minutos después, el joven tocó la puerta y cuando le permitieron el acceso, se acercó con sigilo. -A pesar de que se conocían desde la infancia y eran mejores amigos, Sergio

Valencia le tenía cierto temor-

-Dígame, Senador.

- Supongo que ya viste el incidente en casa de mi hermano, necesito que te comuniques con el Director Samuel Waller, es el propietario de Gold Wins, la empresa que contrató mi padre para que cuidara a mi familia y concertes una cita, quiero hablar personalmente con el.

- Entendido, Senador.

- Y otra cosa, necesito que pongas vigilancia permanente en casa de mi hermano, que sea discreta y que su Escolta no se entere. Cualquier incidencia que me la reporten de inmediato.

- ¿Algo más? -preguntó Valencia-

- Nada más, puedes retirarte, cierra la puerta cuando salgas. -indicó-

Marco estaba verdaderamente preocupado, los secuestradores de su padre no habían dado señales de vida, era imposible que el incendio fuera idea de ellos, el había estudiado perfectamente el comportamiento criminal de los plagiarios y nunca habían utilizado ese tipo de armas, además, seguramente permanecían en bajo perfil ya que acababan de escapar de la cárcel. Aunque el sabía que debía investigar más, estas conjeturas le llevaban a otro hecho:

Su hermano estaba recibiendo amenazas de alguien más.

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