UNA INCÓMODA LLAMADA.

MAURICIO

-¡YA TE LO DIJE, PADRE! ¡NO QUIERO TENER GENTE EXTRAÑA CERCA DE MI!

* En este momento no estamos para tus rabietas, Mauricio -dijo mi padre señalándome a través de la cámara- ¡esta es una situación de emergencia! -continuó, pegando con el puño el escritorio, se encontraba en su oficina-, las personas que me secuestraron se escaparon de la cárcel y yo no puedo permitir que les pase nada a ustedes, a mi

familia, -mencionó-, había insistido tanto en hablar conmigo que accedí a regañadientes

a la videoconferencia.

-¿Familia? ¿te atreves a hablarme de familia? si te encargaste de alejarnos según tu “para que no

entorpecer tu trabajo”, así que no me vengas con que ahora quieres ser un padre ejemplar y cuidar de nosotros.

-Hijo -dijo Rodrigo- ustedes son mi familia y a pesar de todo me corresponde cuidarlos, además al final serán los herederos de todo lo que poseo.

-JAMÁS ME HA INTERESADO TU FORTUNA, NO PRETENDO HACERME CARGO DE TUS NEGOCIOS SUCIOS, PADRE.

-Eso ya lo veremos -Rodrigo comenzaba a desesperarse, él sabía que, de sus hijos, Mauricio era el más testarudo-.  Cuando regreses a tu casa se van a presentar los Escoltas y te van a acompañar a donde vayas. ¡ES MI ÚLTIMA PALABRA! -gritó mi padre y terminó la videollamada.

-¿Tener Guardaespaldas yo?  ¡JAMÁS! dije molesto y comencé a patear lo primero que ví, que fue el bote de basura, el ruido hizo que la empleada doméstica se acercara y sin decir nada comenzó a levantar la basura.

En ese momento sonó mi móvil. ¡Lo que me faltaba!.

-Amorcito ¿cómo estás? -Se escuchó una voz del otro lado de la bocina-

-¿Qué demonios quieres, Celeste? ¿Qué acaso no fui claro contigo?

-¡Ay mi amor! ¿Por qué tan enojado?, solo te llamé para decirte que te extraño mucho y que espero con ansias que regreses, muero por verte y que me hagas el amor como solo tú sabes

-decía la melosa voz-

-Escucha bien lo que te voy a decir porque es la última vez que te lo expreso: ¡YA NO ME BUSQUES, NO ME INTERESA ESTAR CON UNA CUALQUIERA COMO TU!

-Estás muy groserito mi vida, cuando te tranquilices hablamos, ¿si?

-¡VETE AL DEMONIO, CELESTE!  -colgué y apagué el móvil-

-¿Pero qué carajos le pasa a esta mujer? ¿Que tengo que hacer para que entienda que a una cualquiera como ella no la quiero cerca?  ¡ALEX!

Grité llamando a mi asistente. De inmediato se acercó con su tablet y su libreta en mano.

–A tus órdenes Mauricio.

-Desde este momento está prohibida la entrada a cualquiera de mis propiedades a Celeste Narváez,

quiero que refuercen las cerraduras, puertas y ventanas y pongan cámaras de vigilancia, también necesito que cambien las contraseñas de mis redes sociales y hagan algo para bloquear sus comentarios, no quiero que escriba nada de mi, ni para bien, ni para mal.

-Entendido -repuso Alex, apuntando todo lo que le decía- ¿algo más?

-Si, comunícame con mi hermano, a esta hora debe estar en su despacho.

-Enseguida.

Tenía que evitar a toda costa que esa mujer se inmiscuyera más en vida, era capaz de meterse a mi casa y a mi cama seduciendo con palabras y con obsequios al personal de servicio, se

había aprovechado de mi nombre y mi fama y era algo que yo no iba a permitir más. Como me arrepiento de haberme involucrado con esa mujer, jamás debí aceptar participar en ese absurdo programa de televisión para “encontrar

pareja”. Estas eran las consecuencias. Estaba metido en mis pensamientos cuando Alex regresó:

-Lista tu llamada con el Senador De la Fuente -me dijo dándome el teléfono.

-Señor Senador buenas tardes -dije con mucha formalidad-

* Señor Celebridad como está usted -contestó mi hermano siguiendo la broma- supe que nuestro flamante padre te llamó.

-Me da gusto escucharte, bro.

-Te conozco demasiado bien, hermano, si me estás llamando no es para platicar del costo de la

gasolina, ¿Qué pasó con Rodrigo?, ¿de qué hablaron?.

* Discutimos. Con ese señor no se puede hablar. Dice que las personas que lo secuestraron lo están

amenazando y me quiere poner seguridad. Está completamente loco si cree que los voy a aceptar porque no los necesito. Además estoy seguro de que está mintiendo, él siempre ha mentido.

-No Mau -contestó- esta vez no está mintiendo.

En realidad sí ha recibido amenazas, cuando me informó de lo sucedido le pedí a mis contactos que investigaran en el reclusorio y efectivamente esos dos escaparon con la confusión causada por el amotinamiento. Tuve acceso a la carpeta de investigación y pude ver todos los mensajes que llegaron al celular de nuestro padre, estos tipos forman parte de un grupo criminal muy bien organizado, así que ellos no amenazan en vano, y por eso ahora nosotros estamos seriamente en riesgo.

-¿Me estás queriendo decir que por eso debo aceptar a dos fulanos que estén detrás de mi todo el tiempo y que no me dejen ni respirar?

-Hermanito creo que es lo mejor, yo tengo a mis Escoltas debido a mi cargo, y mamá aceptó que le

pusieran seguridad a ella y a Meli. Tú también la necesitas, Mauricio, yo no quiero que te pase nada, mi mamá ha estado preocupada por ti desde hace mucho pensando que algún fanático loco te pueda hacer algo.

-Lo voy a pensar, bro. No me gusta para nada la idea.

-No lo pienses mucho, estos tipos en cualquier momento pueden dar un golpe y es importante estar prevenidos.  Te quiero, bro.

-Y yo a ti, hermano, te veré pronto, adiós. -colgué-

La conversación con Marco me había dejado un poco inquieto, su confirmación de que estábamos en peligro me obligaba a protegerme y eso me molestaba, no quería aceptar que mi padre se

hiciera responsable de mi seguridad, pero por otra parte esta era una buena oportunidad para quitarme de encima a Celeste, ellos no permitirían que me siguiera acosando. Mataba dos pájaros de un tiro: por un lado, me protegían de las

amenazas a mi padre y por otra parte me quitaban de encima a aquella maldita mujer.  Después de darle vueltas a todas las posibilidades y otras alternativas, tomé una decisión.  Le mandé un mensaje a mi padre:

-Acepto, pero con una condición: yo elijo a las personas.

De mi padre solo recibí un “tomaste la decisión correcta” como contestación.

Para evitar recibir más llamadas de Celeste y volver a discutir con mi padre, apagué el móvil, después encendí un cigarrillo y puse un poco de música.

“Las palabras fueron avispas

Y las calles como dunas

Cuando aún te espero llegar

En un ataúd guardo tu tacto y una corona

Con tu pelo enmarañado

Queriendo encontrar un arcoíris

Infinito

Mis manos que aún son de hueso

Y tu vientre sabe a pan

La catedral es tu cuerpo

Eras verano y mil tormentas

Yo, el león

Que sonríe a las paredes que he vuelto a pintar del mismo color

No se distinguir entre besos y raíces

No se distinguir lo complicado de lo simple

Y ahora estas en mi lista de promesas a olvidar

Todo arde si le aplicas la chispa adecuada”[3]

Decidí relajarme y disfrutar mis últimos días antes de que unos desconocidos invadieran mi

privacidad, mis vacaciones ya estaban por terminar, solo me pude tomar un par de meses ya que debía regresar pues iniciaba los ensayos de una nueva obra de teatro. Después de 11 años de trayectoria profesional en series, videos y

telenovelas, por fin iba a enfocarme a lo que realmente me interesaba: El Teatro.

Mi próximo objetivo:  El Apando(4) un clásico

de José Revueltas. Es perfecto para comenzar a interpretar personajes verdaderamente importantes y quitarme el mote de “niño bonito” quiero demostrar que soy un actor muy completo.

Había decidido dedicarme a la actuación por dos motivos: el primero para ir en contra de mi padre y que supiera que no iba a hacerme cargo de sus estúpidos negocios y segundo: pensaba que de esa forma ella podría saber de mi.

¡Frida!, ¡otra vez recuerdo a Frida! ¡maldita sea! ¿Por qué tiene que venir a mi mente esa mujer?.  Había sido solo un amor de juventud, solo una calentura natural a mis 15 años. Era la chica más hermosa que había visto en mi vida, tenía un cabello rizado hermoso, unos ojos negros

muy expresivos, aún recuerdo sus deliciosos pezones rosados y sus piernas…. ¡Por Dios! Debía dejar de pensar en ella. Debía despreciarla.

Ella estaba conmigo solo por interés.

Lo confirmé cuando vi el cheque de la cuenta de mi padre a nombre de Pedro Belmont, su padre.

[3]Canción: “La chispa adecuada”, Héroes del silencio, Avalancha, 1995

[4]REVUELTAS, José, “El Apando”, Editorial Era, México, 1969.

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Comments

Sandra Jeaneth Mendez de Martinez

Sandra Jeaneth Mendez de Martinez

Otro que se la da de inteligente y no investiga solo creyó lo que le dijeron

2024-01-25

5

Anonymous

Anonymous

pero era su padre no ella no puedo creer el nivel .Pero eran muy jovenes

2024-01-18

1

Vane 🖤

Vane 🖤

noo osea todo habrá sido un malentendido...

2023-06-05

2

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