4-Pablo Assep

La noticia de que mi padre piensa dejar al enfermo de mi hermano al frente de la nueva agencia me cayó como balde de agua helada. Una bronca tengo ensíma. Y ahora me sale que me va a habilitar para que dirija una del interior y que las ganancias serán mías, si logro demostrar que soy capaz para el negocio. Claro que soy capaz para los negocios, pero no para los que me quiere asignar mi padre.

Soy Pablo Assep, tengo 27 años, de ojos verdes, cabellos castaños, 1.80 de estatura, tes blanca, me gustan los excesos, superar los límites, mi momento favorito es la noche, estoy mas lucido de noche que de día. Para que no me quite mi cuenta mi padre, voy a los eventos que me pida, aunque estoy más atento a mi móvil a lo que digan en esas reuniones. Soy al que presentan en sociedad, cuando voy a esos eventos, elijo unas cuantas hijitas de papá para tirarmelas y nada más. Es mi manera de cobrarme por llevarme en esas reuniones aburridas. Cuándo una me mira se lo que quiere, le saco las ganas, soy solidario y de paso disfruto.

Lo mío está en el mundo de las apuestas, soy bueno en eso. Para hacerlo interesante armo juegos para apostar, de lo que sea, y la mayoría ganó, de alguna u otra manera ganó. Casinos es lo que quiero abrir, estoy negociando para iniciar mi propio negocio, y en medio de eso, él que quiera algo más que solo cartas y fichas, tengo para ofrecerles esa diversión extra, claro que la deudas no las perdono, si no me pagas, de alguna manera te lo cobro.

- Hola hijito, ¿qué haces levantado temprano?

- Buen día madre (No dormí recién llego). Quería hablar contigo.

- Si dime.

- Ando corto de dinero.

- Pero ¿qué haces con el dinero?

- Se gasta.

- Te daré un poco. Pero cuidalo, sabes que si me pesca tu padre dándote dinero me saca de su testamento.

- Si madre no te preocupes. Subo y vuelvo.

- Date prisa así desayunas.

Subo a mi habitacion, tiro la ropa al piso, y entró a bañarme salgo envuelto en toalla, veo que hay una nueva sirvienta juntando mi ropa tirada, se gira y es una muñequita.

- Disculpe. Solo venia por la ropa. Dejo caer la toalla a propósito y se pone de colores al verme así y sale volando por la puerta, yo muerto de la risa.

- Un poco de diversión no viene nada mal. Jaja

Al rato terminó de prepararme y chequeo, ningún mensaje. Así que a descansar por mi.

EN ESO MUY LEJOS DE AHI

Por fin paro la lluvia y llegaron los de rastrillaje para poder dar con mi padre y mi hermano. Mientras peinan el área, me hacen las debidas preguntas.

- Cuente señorita lo que recuerde.

- Como le dije: Venía con mi padre y mi hermano para pasar un tiempo juntos en una cabaña que reservamos. En la curva escucho que mi padre dice que no le funcionan los frenos, y de la nada sale otro vehículo de frente chocamos y después despierto aquí, ellos me rescataron. Sentía que el aire se me hiba, no podía respirar, ahí sentada mirando el suelo, con las manos entrelazadas, moviendo mis dedos gordos entre sí, cuando empezó hacer calor, un sudor recorría mi frente.

- Oficiales la señorita ya respondió suficiente, no les parece, ella se desvaneció, tuvo un golpe en la cabeza. Les dijo Jorge.

-Si está bien, cualquier novedad le avisaremos. Por lo pronto contactaremos a un pariente para que se quede con ellos.

No me gusto escuchar aquello, el único pariente que tenía era mi tío, el hermano de mi padre, Emilio Aybar, que es a su vez socio en la empresa de Construcción, y mi padrino. Jamás se interesó por mi, nunca nos fue a visitar. No me gusta la idea de ir con ellos.

- Quisiera quedarme, hasta saber de mi padre y mi hermano, si no te molesta Jorge.

- No claro que no. (Y era la verdad, por primera vez me sentía cómodo con alguien, a Yael casi no sentía su presencia, su manera de ser tranquila, sigilosa, la sentía perfecta, aunque ella decía ser un fenómeno).

El tiempo pasó, fue muy angustiante para mí, llegué al lugar donde realizaban la búsqueda, en una parte del camino estaba roto la barrera que separaba el borde de la ruta con la bajada, era por dónde cruzó la camioneta, se veían pedazos por todos lados en otro extremo estaba un auto rojo con el que chocamos su conductor no estaba. En un momento, encontraron a mi padre, trague saliva, no me lo dejaron ver, solo fue trasladado en una bolsa blanca, sentí que el mundo se me vino a bajo, ya no tenía padres, caí ahí rendida donde estaba, las lágrimas brotaban en mares, de mi hermano no había rastros, me llevaron al sanatorio estaba con la ansiedad al máximo, no podía contenerme.

- Señorita le voy aplicar este tranquilizante. Me dijo una enfermera.

Al rato de estar ahí apareció mi tío, lo llamaron avisándole de que su hermano había muerto y debía reconocer el cuerpo. Llegó con su aire frió como siempre, no mostraba emoción alguna, hasta que me vio, grande fue su sorpresa.

- Hola sobrinita. Me saluda el muy falso, si vi como me miro.No le respondí, tenía muchas emociones juntas, no tenía ganas de hablar, ni tratar con nadie. Me puse los auriculares a escuchar la música que había elegido con Jorge eso me relajaba un poco.

Hicieron los preparativos para el velorio, yo sentada en la sala en el sofá, sin ganas de pararme, desfilaban frente a mi personas que nunca vi, siempre en estos eventos aparecen todos, no les importa quién es él falleció, solo lo hacen para aparentar, me alejo de todo aquello no quiero saber nada subo a mi habitación. Al rato sube mi tia.

- Yael querida, debemos irnos, vendrás con nosotros...

- Quiero quedarme...

- Lo se cariño, pero es mejor que te alejes un tiempo. Pronto iniciaras la facultad.

- No creo tener ganas para ello.

- Tu padre dejo todo listo para que puedas ir a estudiar.

Ya no respondí, no tenía ni ganas de respirar, al rato llego Ruby, fue el único momento que me sentí consolada.

- Oh Yael cuanto lo siento, no sé que decir, es muy fuerte todo esto.

- Solo quedate conmigo.

Así paso ese día oscuro en mi vida.

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