Erwin:
Pasaron unos días en que no tuve noticias de Amelia y Annie por ninguna parte, mi padre me había advertido que me comportará y que buscará a quienes pudieran ser traidores o fueran espías. Era difícil ver cómo había recorrido estos lugares y como habían cambiado, reconocí algunas tiendas que pertenecían a familias con descendientes judios, librerías, carnicería, zapatos y la joyería de la mamá de Amelia. Asombrado ví a mi amada Amelia, su hermoso rostro estaba pálido y parecía cansada, no lejos venía Annie con una taza de té recién preparado para entregárselo. No podía hacer como si la conociera pensé para adentro, pero todo este viaje fue solo para verla y saber que estaba bien.
- ¿Conoces a la bella vendedora Erwin?_ comentó uno de mis compañeros llamado Günter
- Ah no, es solo que me llamó la atención_ dije evasivo
- He escuchado que algunos soldados han intentado acercarse, ah bueno tú sabes_ decía él
Apreté mi puño con rabia al pensar en el peligro que corría Amelia por estar rodeada de sujetos que solo intentaban sacar provecho. Debimos habernos casado cuando pudimos, luego recordé a mi padre, que se habría opuesto a nuestra unión. Él considera que como la raza alemana es superior un matrimonio debía ser con una auténtica alemana para seguir la línea. No podía dejar de ver a mi querida Amelia y en qué no podíamos vernos u hablar como antes, todo esto resultaba complicado. Mi madre deseaba saber de Annie pero mi padre estaba sospechoso de cualquier carta y más si provenía de Polonia, le había comentado que Annie se tuvo que ir a ver a sus familiares, eso por lo menos mitigo sus dudas con respecto a que Annie no llegara con nosotros.
Amelia atendía el local con cuidado y calma, la mayoría de sus clientes eran alemanes, se le veía tristeza en sus ojos, Annie estaba ayudando.
Tuve que apartar la vista, proseguir mi camino, mi compañero seguía hablando sobre algunos judíos que trasladaron a los guetos. Muchos se burlaban o trataban con desprecio a los judíos restantes, les propinaban golpes, los hacían hacer bailes ridículos.
Estaba caminando hacia al frente de donde trabajaba Amelia cuando presencié una escena que me impacto. Una mujer venía con un bebé en sus brazos, la criatura no se veía nada bien, solicitaba comida y en su brazo tenía el símbolo de la estrella.
- ¡No deberías estar aquí!_ un soldado la empujó en la asera y la mujer cayó de espaldas sujetando su bebé enfermó y débil
- Por favor se los ruego, solo quiero que salven a mi bebé_ sollozaba la mujer
- No deberías haber parido uno_ se reían otros soldados
Apretaba mi puño en impotencia. ¿Qué se supone que debía hacer? La mujer estaba en pésimas condiciones y su bebé no le daba mucho tiempo de vida.
- Mi bebé se está muriendo. Ayuda por favor_ gritaba
Estaba por acercarme cuando ví que Amelia salió corriendo a socorrer a la mujer.
- Permítanme llevarla a dónde corresponde._ comentó ella
Levantó la vista y me vió. Su expresión era de sorpresa, emitió una sonrisa débil al verme y yo solo aparte la mirada de la suya.
Amelia:
Estaba muy cansada estos días, Annie me traía una taza de té, atendíamos a algunos nuevos clientes alemanes y escuchamos un ruido desde la calle del frente. Dejé a Annie porque la señora en cuestión era María, su bebé estaba enfermo la última vez que la ví y al parecer había empeorado.
Vi a varios soldados que solo podrían hacer que su muerte fuera inmediata, la ayude a levantarse y comenté sobre llevarla a su casa. Cuando note un rostro familiar, era Erwin, ¿Había venido por mí? Luego me di cuenta que él no se volteo a verme sino que evitó mirarme y se retiró del lugar. Me sentía helada, cómo si una mano me hubiera sacado el corazón. Un dolor agudo me inundaba y sentí que las fuerzas se me iban, sin embargo la sra María estaba en peores condiciones a las mías, estaba sola y con un bebé que se estaba muriendo en sus brazos sin que pudiera hacer nada. La mujer lloraba mientras nos marchabamos y yo también, sentía un enorme vacío.
- Srta Amelia, es mejor que no se moleste demasiado con esa gente_ decía uno de los soldados que recurrentemente me venían a ver
Hice un gesto de agradecimiento y me retiré, acompañe a María a la entrada del Gueto. La observé con una expresión de evidente angustia en el rostro, mis lágrimas me asaltaban sin parar y solo le decía cuánto sentía no poder ayudarla. Sus ojos se veían alejados de la realidad y una sonrisa extraña apareció en su rostro demacrado.
- No sufriremos más señorita Noga_ comentó
Usted me ha dejado comida pero mi bebé necesita ver un doctor. No sé preocupe más_ decía ella y se alejaba arrastrando los pies, el bebé ya ni siquiera era capaz de llorar.
Una sensación de inquietud y angustia me atravesaba el pecho al verla irse, también recordaba el momento en que Erwin no quiso verme a los ojos, era como si fingiera no haberme conocido. Llegué a la tienda y Annie al verme me sostuvo un vaso de agua. Probablemente mi rostro reflejaba el dolor que sentía por dentro.
- Srta Amelia, pero ¿qué le ha sucedido?_ dijo preocupada
- Erwin está acá, Annie. Sin embargo él hizo como si yo no existiera_ alegue y rompí en llanto
Además la Sra María estaba viendo cómo su bebé se le estaba muriendo en sus brazos.
- Oh Dios mío, pequeña_ Annie me dió un abrazo
Probablemente por lo que está sucediendo es muy probable que Erwin solo nos este protegiendo. Recuerda que estamos en guerra, y el padre de Erwin es una persona muy importante.
No había pensado en ello, además estaba el hecho de que él había vuelto. Quizás cuando se pueda habrá la posibilidad de conversar con él. Debía calmarme y ver las cosas como las comentaba Annie en estos momentos.
- No sabes lo agradecida que estoy de que estés conmigo Annie_ dije tomando sus manos
- Tenga, coma algo y solo espero que lo que tuvo que ver hace un rato no siga empeorando_ decía con ánimo Annie
Quería creer que era cierto, pero lamentablemente eso era solo el comienzo de una serie de horribles cosas que seguirían sucediendo.
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