Maximiliano, la costurera, nombre que se lo había ganado, por los múltiples rumores que las distintas familias de la nobleza le otorgaron por el simple gusto de diseñar y crear vestidos y accesorios que pudieran utilizar las damas, pero debido a que nació como hombre la misma sociedad lo critica por eso, no obstante que cuando solían precisar, solicitaban de su servicio, lo hacen a través de un intermediario, porque ellos nunca se juntan con los de su clase.
Por eso se sorprendió bastante de que había sido mandado a llamar por la misma duquesa, en su mente creyó por un breve instante que fue solicitado para burlarse e insultar su presencia. Lo pensó bien antes de ir al ducado.
Sin embargo, ahora se da cuenta del error en el que estaba, charlando de buena manera con la duquesa. La duquesa es totalmente diferente a lo que es de la aristocracia. Ella no lo juzgó por su apariencia ni por sus gustos que adquirió por la belleza y la moda.
También llegó a tener un leve presentimiento de que lo llamaron para saber si ya había terminado acabado de transformar las faldas en unos adaptables simples y cómodos pantalones, vaya fue su sorpresa la que se acaba de llevar.
- Mi Lady, sin ofender, pero no cree, que sería mejor llamar a alguien más.- inseguro.
-Usted mismo lo dijo, las personas más desleales deben de ser castigados por su traición.- mirándolo a los ojos con firmeza y llena de gentileza.- yo sé que usted está más que capacitado para realizar este trabajo.- sujetando las manos del hombre para darle la suficiente confianza para que confíe en sí mismo.
-No será fácil.- miro en otra dirección.
- Lo sé mejor, que nadie.- con una mirada de nostalgia.- jamás es fácil, mucho menos en esta vida.- el mayordomo la observó, él sabe mejor que nadie que su joven maestra no está pasando por un buen momento.
Las cosas no están saliendo del todo bien, pero Ladia está dando lo mejor de sí misma, algo que solía hacer cuando era más joven, una niña, antes de que sus padres sufrieran en ese trágico accidente en el viaje devuelto a casa, nunca se supo que pasó.
La joven maestra cambió demasiado después de eso, muchas cosas sucedieron, pero se tiene que concentrar en hacer todo lo posible para que la duquesa sea quien es ahora mismo, una increíble mujer, que es fuerte admirable ella es a la misma vez estupenda y que se encuentra de llena de alegría.
- si al señor Maximiliano, no le interesa o no se siente capaz de hacerlo, podríamos pedir a alguien más que lo haga, mi Lady.- propuso el hombre mayor en el oído de Ladia.
-si tienes razón deberíamos de pedir a alguien más que lo haga.- siguiéndole el juego.
"La costurera" lo encontró insólito, ofendido, como se atreve, primero lo llaman, y aun así osan, desafiar, no dudar sobre sus habilidades para diseñar un atuendo, es un sacrílego, no lo va a permitir. Ya verá esta duquesa, ahora se percatará y se tragará sus propias palabras y se dará cuenta de que no por nada lo llaman "la costurera".
Con el orgullo en alto, pero que yace herido, se levantó de su lugar, le iba a dar una lección que nunca jamás olvidará en su vida.
-En menos de lo que tarda en salir el deslumbrante Sol en la mañana, le tendré listo, un espectacular, que digo, un exuberante vestido de gala para el día del baile Real, ya lo verá.- amenazó saliendo corriendo de la sala listo para ponerse manos a la obra.- mañana bien temprano en la madrugada para tomarle las medidas.- aviso asomando la cabeza por el lateral del marco de la puerta, entre enojado y fascinado,
-Ja, ja, ja, ahí Mateo, quien diría que funcionaria.- se rio a carcajadas.
- No se burle.- sirviéndole una taza de té.- pero me alegro de verla reír.- enseño una sonrisa nostálgica.
- ¿por qué dices eso?- pregunto curiosa dando un sorbo de la taza.
-es que después de la muerte de sus padres, no volvió a sonreír.- aclaró con la cabeza agachada.
-no es bueno vivir del pasado.- mencionó.- pero tampoco es bueno olvidar el pasado.- reflexionó.
-¿es por eso quiso tomar en serio su papel como duquesa?- si sabe que se sobrepasó, pero necesita saber que es lo que hizo cambiar de opinión a la joven maestra.
- ya lo dije.- sonriéndole.- mirar al pasado no siempre puede traer cosas buenas, estar mirando el futuro solo trae consigo mismo problema.- miro un punto fijo sin mirar a este. - solo se aprende del pasado para mejorar el futuro y vivir él entonces.- agregó meditando. Aparte de que ella no tiene las memorias de esta chica, pero no le preocupa porque sabe tarde o temprano estas volverán en algún punto de cuando sea necesario. - sabes Mateo aún tenemos trabajo por terminar.- se acordó de que aún el día no llegó a su fin y que de ahora en adelante hay muchas cosas por mejorar si quiere una vida tranquila.
El hombre mayor asintió con la cabeza coincidiendo con la maestra de la casa.
- por cierto Mateo.- lo miró a los de forma seria.- necesito que te encargues de algo más antes de que se acabe el día.- observando a su alrededor.
- ¿qué es?- haciendo una reverencia.
- el registro de los sirvientes.- levanto la mirada prestando atención a lo que dirá a continuación.- hay algunos que fueron recomendados por la condesa, quiero que los despidas a cada uno de ellos, no considero su presencia digna de ser vista.
-bien.- aprobando la solicitud de la joven maestra.
- y no les des cartas de recomendación, no lo merecen.- apretando la mano izquierda en un puño por la ira y la frustración de tan solo recordar el rostro de aquella mujer.
-mi Lady por más que me lo dijera, de igual forma no lo hubiera hecho.
- bien ya puedes retirarte.
-como ordené.- se despidió.
-Mateo.- dijo una vez.- los quiero fuera de la mansión antes de que acabe el día.- con sequedad en su voz.
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Comments
Mirna Luz Sierra Sanchez
bueno la costurera será del mismo siglo q mi protagonista jajaja
2023-02-13
8
Maria Fernanda Montenegro
Me encanta "la costurera " Maximiliano y las medidas para limpiar el ducado de la gente enviada por la duquesa
2023-02-11
3