Capítulo III

En una gran mansión, se escuchan los pasos de tres pares de zapatos, que caminan por un largo pasillo, uno de ellos es el de la señora de la casa, pero en este caso sería el de una joven dama que se está en sus veinte y cinco años de edad, aún sin sentar cabeza, a dos pasos detrás de ella es el de un mayordomo y a un lado del hombre mayor una joven doncella un poco más joven que de la joven dama.

Los tres caminan tranquilamente por un largo pasillo este es iluminado por el sol de la mañana que pasa a través de los grandes ventanales, en el pasillo se cruzaron con una que otra que miran con asombro y alegría. Meto no entiendes el porqué de esa emoción en sus empleados. Esto va a ser un gran fastidio, hacerse cargo de tantas personas, si él apenas sabe prepararse un huevo frito, lloro por dentro.

Al final del pasillo, se halla una enorme puerta adornada con hermosos dibujos detallados en forma de árbol, el cual brilla en un precioso color ente azul, celeste y blanco, realmente bellísimo, pensó en sus adentros. El mayordomo abrió la puerta por ella, enseñando una fascinante oficina, es gigantesca, "hay algo en este lugar que no sea malditamente gigante o es que él se encogió" reflexionó entre asombrado y avergonzado "si esto es un castigo divino, lo siente muchísima, nunca más se burlaría de la estatura de sus dos hermanas menores" pide perdón afligido en sus pensamientos. El hombre mayor se hizo a un lado para que "ella" pudiera pasar. Mateo se acercó hasta al escritorio era bellamente hermoso, en serio que onda con toda esta gente, quiere llorar, "oh maldita pobreza" maldijo.

Rodeo el escritorio de madera, es de un color marrón oscuro, este tiene varios cajones de los lados, tres de cada lado, "la silla detrás de ella se ve cómodo, no como las sillas de la cocina que le roba a su mamá para sentarse en su pequeño escritorio o usarlo de armario", se río ante aquel pensamiento suyo.

-My Lady, ¿precisa de algo más?- llamo su atención con una tos fingida.

-si.-respondio saliendo del trance.- necesito que me traigas dos cosas, la primera el registro familiar y la segunda el libro de informe sobre los sirvientes de la casa.- dijo antes de sentarse en la silla, relajándose en el lugar con una sonrisa de gran satisfacción en el rostro.

-no querrá también por casualidad la lista de los honorables caballeros qué protegen nuestra prestigiosa casa.- sugirió el hombre mayor.

-no por el momento.- respondio tranquila mirando a su alrededor.

-entonces, volveré dentro de poco con lo pedido.- haciendo una inclinación y saliendo del lugar.

-y yo traeré el desayuno de la joven maestra.- alzando la mano derecha por encima de la cabeza cual niña de primaria con alegría.

-si como digas.- sin prestarle atención.

los segundos pasan al igual que los minutos, Mateo mira en dirección a la puerta, junto a este hay un hermoso reloj hecho mano, uno se da cuenta por las texturas que tiene, están hermoso y tentador, se quedó tan perdida en su belleza que no escuchó que alguien ingresó al lugar y se posó frente a ella.

-¿pasa algo malo con el reloj?- pregunto curioso el hombre mayor.

-no, ninguno.- respondió, sus ojos se dirigieron a la altura de los antebrazos del hombre, el hombre carga con un viejo y desgastado pergamino junto con un libro con la portada de color vino.

Mateo le extendió la mano derecha para que le entregue primero el pergamino, ella al tenerlo en sus manos vio el sello, sus ojos se abrieron de golpe por el asombro, el sello tiene la forma de una pantera, no puede ser, la familia Panthera, el gran ducado de di Panthera, quitó el sello de forma rápida y apresurada, vio su nombre al final de la lista, ella es Ladia, Ladia di Panthera, hija única del ducado del sur, se cubrió los ojos con una mano, ella entendió lo que está pasando más bien en donde se encuentra, está dentro de la novela que leyó durante toda la noche, dejo escapar otro suspiro, lo peor de todo es que está comprometida con el villano, compromiso el cual él rompió para estar junto a la protagonista cosa que no pasó porque al final él se quita la vida. que ridiculez más grande.

Su supuesto prometido es el duque del oeste, esto sí que es un buen chiste. Habrá alguna manera de poder escaparse de esta novela, pues parece que no. Quería llorar de la frustración.

Y las cosas siguen empeorando, la prometida del villano apenas si llega a ser mencionada, el problema está es que solo se la menciona en unas pocas cuantas páginas. Suspiro, volvió a mirar al mayordomo para que le entregara el registro de los empleados al menos tendría que saber los nombres de las personas que trabajan para ella. Abrió la portada del registro, el principal es la persona, se sorprendió al ver que el hombre se llama igual que él, en su otra vida.

-Mateo.- susurró por lo bajo.

-si mi Lady.- respondió al llamado de su joven maestra.

-no, no es nada.- negó percatándose de su error. Al cabo de unos segundos se escuchó un fuerte estruendo, la sirvienta, Ladia rodó los ojos.

-el desayuno está aquí, mi Lady.- canto eufórica. Llegando con un carrito lleno de comida.

-¿qué es esto?- preguntó sin levantar la mirada.

-el desayuno.- simple.

-no es a lo que me refiero.- señaló con el dedo índice a una bandeja con cartas. Debe de haber como unas treinta de ellas en total.

-son invitaciones para ir a tomar el té con las demás damas de la nobleza.- respondió con una brillante sonrisa en el rostro, feliz de su cometido.

-recházalas a todas.- disgustada, vio como la mujer le cambia el semblante por un... ¿Puchero?. Oh vamos por el amor bendito a Dios es una mujer mayor por qué pone una cara de perrito apaleado.

-pero seño...- no termino de quejarse.

-sin quejas.- intervino el mayordomo.- has lo que se te dice.- la miró con frialdad.

-bien.- desistió.- pero que hago con esta.- saco otra carta de dentro de su bolsillo del delantal blanco con alegría.

-¿cuál es la diferencia?- sin mostrar interés.

-ya la leí.- Ladia por alguna extraña razón no le gusto lo que acaba de decir la doncella.- y es de su tía. Dice que viene de visita y que estaría llegando pasado mañana.- con aire de orgullo.

-¡¿POR Qué MIERDA LEES MIS CORRESPONDENCIAS!?- Alzo la voz, la sirvienta se asustó es la primera vez que su joven maestra le levanta la voz de esa manera. Se quería excusar, pero la Ladia no se lo permitió.- ¡¿Qué SEA LA ÚLTIMA VEZ OÍSTE?!- la sirvienta hizo una pequeña reverencia en señal de respeto.

-Si mi Lady.- con la cabeza gacha.

Maldición su tía, jamás le gustaron sus anteriores parientes, cuál haría la diferencia ahora, nada los parientes son simplemente esos parientes y nada más. Lo que no le gusta es esta supuesta tía. Si al parecer esa tía de la que hablo su sirvienta es la hermana menor de su madre una condesa.

Siente que en cualquier momento le va a dar un dolor de cabeza, toda esta situación.

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Comments

Jade Dotm

Jade Dotm

Irrespetuosa, no era tu cartaaa

2025-02-21

1

𝐌𝐓 𝐙𝐞𝐫𝐨

𝐌𝐓 𝐙𝐞𝐫𝐨

jajaja a quien no y si maldita pobreza 😅

2023-04-01

3

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