capítulo IV.

Han pasado cerca de dos días desde su llegada a este mundo, dos días en donde se tuvo que poner al día con cada cosa y familiarizarse con las personas que trabajan dentro de la mansión, fueron de hace ya dos días en el cual regañó a su sirvienta y desde entonces no la ha visto a menudo, escucho por parte del mayordomo que la denigra a las tareas más bajas del hogar, trabajar en los establos con los caballos y que lo estará haciendo por un mes entero como castigo principal por meterse con los asuntos privados de la joven maestra, cosa el cual no debe de hacer ningún sirviente porque la próxima sería mucho peor el castigo.

Ahora mismo se encuentra para frente a la entrada, con el mentón erguido, siendo acompañada por el mayordomo principal juntos a otras tres sirvientas más. A lo lejos observa como un enorme carruaje es empujado por unos hermosos corceles marrones, "sementales" pensó.

El carruaje llamativo se detuvo a pequeña distancia de ella. Un hombre un tanto joven se acercó hasta la puerta lateral derecha del carruaje para abrirla. Extendió su mano para luego ser sujetada por una mano femenina cubierta por un bello guante de color amarillo pastel.

Del carruaje bajo una dama extravagante, se puede decir que la mujer ya se encuentra en sus cincuenta, pero debajo de todo ese maquillaje que intenta ocultar cualquier rastro de la edad en el rostro, sus labios pintados por un fuerte labial rojo, la cantidad de sombras en los párpados de los ojos es ex orbital, los adornos alrededor de su cuello, el vestido demasiado llamativo. Y esa mirada que la mira de arriba abajo, como si la juzgara, los labios de la dama mayor se curvaron en una mueca que demuestra un asqueo total.

- y bien, me invitarás a entrar o me tendrás parada todo el día aquí.- hablo la mujer con aires de grandeza.

-ah es una verdadera lástima que no esté lloviendo.- murmuró por lo bajo observando el cielo despejado. Una de las sirvientas no puedo evitar reírse por el comentario.

-Laida.- reprochó, Laida la miró directamente los ojos.-¿y bien?- desconcertada.

-¿qué cosa? - preguntó divertida.

-¿qué está pasando contigo el día de hoy?- confundida por el extraño actuar de su sobrina. Laida miró por detrás del hombro de la mujer y vio un total de diez maletas. Arqueo la ceja izquierda con incertidumbre

-¿vienes de vista o acaso te mudas?- curiosa. La mujer mayor se sintió ofendida ante tal osadía por parte de su sobrina.

-descarada.- ofendida.

-¿por que?- se hizo la des entendida. Su supuesta tía se puso roja de la ira.- no, como cree.- divertida.

El mayordomo se interpuso en medio invitando a pasar a la mujer dentro de la mansión del ducado. La mujer pasó a un lado de él con arrogancia y sin agradecer a nadie y ni siquiera saludó a las personas, que persona más estresante.

Ladia frunció al ceño, llámele intuición femenina o lo que sea, pero no le agrada para nada esa señora.

-¿estás seguro que esa persona es pariente mío?.- se acercó hasta el oído del mayordomo en puntita de pies para poder alcanzar la altura del hombre.

El mayordomo la miró a los ojos confundidos, pero aun así asintió con la cabeza. Ella solo negó con la cabeza suspiro cansada, este iba a ser un día bastante largo.

-mi Lady.- la llamo.

-sí.- dijo de forma sencilla.

-¿le gustaría que preparé el lugar de siempre para el hospedaje de madame?- pregunto con la cabeza inclinada en señal de respeto hacia la señorita de la casa. "El sitio de siempre", pensó ella.

-si ella planea quedarse solo unos pocos días, entonces hazlo...- se detuvo para mirar detrás de ellos para ver que todavía el equipaje de su tía aún no había sido ingresado adentro, luego miró de nuevo al mayordomo que sigue en la misma posición.- pero si dice o hace algo impensable, no será necesario preparar absolutamente nada.- decreto mientras se aleja del lado del hombre que asiente con la cabeza en afirmación.

El mayordomo se le mirando por unos breves segundos en donde la joven maestra ingresó nuevamente a la mansión. Las tres sirvientas a su lado se quedaron a su lado esperando la orden del mayordomo principal.

- cómo que la joven maestra se la ve distinta.- comento una de ellas. Él solo se dignó a escuchar lo que opinarían las otras dos sirvientas.

-verdad.- comentó la segunda.

-no lo sé ustedes señoritas, pero esta joven maestra, es más...- la tercera hizo una pausa para pensar lo que dirá a continuación.- divertida.- terminó la frase.

-no, yo diría más que nada agradable.- opinó la primera. La segunda estaba a punto de dar su opinión también, pero la voz autoritaria del mayordomo las hizo ponerse en posición firmeza.

-señoras.- amonestó.- tenemos una invitada adentro.- les recordó.- no la hagamos esperar. Las tres sirvientas realizaron una pequeña reverencia en señal de disculpa y de forma rápida entraron adentro de la mansión, si no, querían ser regañadas.

-aunque yo también lo creo.- miro por encima del techo de la mansión, observo a un par de nubes blancas viajeras que son guiadas por las pequeñas corrientes de aires de la primera, eso provocó una sonrisa en el rostro del mayor.- y esperemos que sea un gran cambio.- él también siguió el mismo trayecto de su joven maestra y las tres sirvientas.

Cuando abrió la puerta principal, para ingresar, adentro parada frente a él con los brazos cruzados, mirando lo fijamente, lo espera su joven maestra, y junto a ella las tres sirvientas con la cabeza inclinada.

-¿sucede algo?- al ver la mirada tenebrosa de Laida, que por alguna extraña razón se la ve molesta.

-esa mujer.- entre dientes. "Esa mujer" repitió en su cabeza el mayordomo.- empezó a dar órdenes como si estuviera en su propia casa.- soltó frustrada.

Él se quedó viéndola por un rato, es extraño de alguna manera, la gran mayoría de las veces su tía venía de visita y sin avisar, y de todas esas veces a su joven maestra nunca le importó, pero ahora.

- escucha lo que te diré a continuación.- irguió su espalda para recibir el mandato de su joven maestra.- te daré cinco minutos para que traigas a uno de los caballeros.- ordeno.

Como él no quiere ir en contra de las solicitudes de su, joven maestra del ducado, se dio la vuelta para ir en busca de uno de ellos, él no tiene ni idea de lo que planea su señorita, pero eso sería digno de presenciar.

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Comments

𝐌𝐓 𝐙𝐞𝐫𝐨

𝐌𝐓 𝐙𝐞𝐫𝐨

jajaja de seguro bota a la tía

2023-04-01

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