Capítulo 2:

Una joven de cabello rubio y ojos café, estaba en la biblioteca leyendo sobre las constelaciones. Le encanta el tema de las estrellas y la forma en que se formó el universo.

— ¿Para qué lees tanto? Si tu carrera es derecho ¯ dice una voz masculina a sus espaldas, quitándole el libro y mirándolo con disgusto — Es una perdida de tiempo.

— Un hermano normal, dejaría que su hermana terminará de leer su libro — dice la chica levantándose y enfrentando al joven.

Era un chico de cabello rubio igual que ella, pero unos azules como el mar cristalino. Era más alto que ella y su piel bronceada, tenía pequeñas pecas en el rostro.

En cambio, ella, era de piel pálida, bajita y seguía en crecimiento. Su cuerpo no eran el más adecuado para una adolescente, tenía kilos de más y se sentía insegura.

Su hermano era todo lo contrario, le valía un cacahuate lo que los demás opinaban de él y disfrutaba en comer. Comía cuando podía y quería, sin preocuparse si subía o no de peso, pero era injusto. Ya que su hermano practicaba fútbol y corría todas las mañanas.

— ¿Bebiste agua? — pregunta su hermano tan de repente, entregándole el libro — Es importante hidratarse.

— Si Andrea, deja de tratarme como una bebé. No lo soy y sé cuidarme sola — comenta la chica con un puchero, odiaba lo, sobré-protector qué podía ser su hermano con ella.

Pero el chico la ignora y mira de forma sería hacia las ventanas de la gran biblioteca — El clima está raro, ten cuidado y no hagas nada de lo que yo no haría.

Lorena lo mira extrañado, ¿su hermano se estaba volviendo paranoico? El clima de afuera estaba perfecto y hasta sus amigos harían un pícnic más tarde, en los jardines del lugar.

La chica suspira y toma su teléfono, para avisar a los chicos que no iría. Pero la verdad sería la tercera vez que cancelaban la salida con sus amigos, tal vez y Alex tenía razón. Su hermano solo lo decía para fastidiarla, después de todo ella tenía amigos y él no.

Además, su hermano no tiene poderes psíquicos o astrológico para saber lo que sucederá. Guarda su teléfono y sale de la biblioteca con un libro en manos, se trataba de las contestaciones y signos zodiacales.

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— ¿Cree que está chueca? — pregunta una chica divertida, tenía el cabello morado y ojos café, la piel pálida como los fantasmas y era de estatura promedio, se encontraba en un salón de pintura. Tratando de restaurar una pintura que le dio su maestra — Creó que la nariz me quedo fina.

— Solo di que la señora de la pintura, en el último momento decidió hacerse una rinoplastia — comenta un chico de piel morena, ojos grises y cabello negro — Así es novador y se ve mejor.

— Cole, no ayudas — comenta la chica de mal humor y tirando un poco de pintura a su amigo, que la esquivo a tiempo.

— Vamos Penélope, tienes toda la mañana en esa tonta pintura. Un muerto no te va a agradecer por restaurarla, la profesora tampoco te va a pagar y se va a quedar con todo el crédito, además que ya va a hacer hora del pícnic.

La chica lo ignora, únicamente le presta atención a lo último y sale un momento del salón. Para ir a los pasillos del colegio y mirar el cielo, su amigo la había seguido.

— ¿Tú también notas algo raro? — pregunta Cole a su amiga — Desde hace días, el sol está más fuerte y no hay ni una señal de brisa, además que hay truenos con el cielo despejado.

— Yo lo veo normal, solamente está más caluroso — la joven regresa a su pintura y sonríe al ver como estaba tomando forma — Está mejor, que los cuadros tenebrosos que realiza Aqua, dibuja a muchas personas muertas o a punto de morir, es deprimente.

— Tal vez son memorias de vidas pasadas— dice Cole refiriéndose al último comentario realizo por su compañera — No deberías ser tan dura con ella, tú también te expresas como quieres y nadie te dice nada.

Penélope mira al señor de su cuadro, al decir verdad. Se sentía rara y no tendría nada que ver con el clima, era algo más dentro suyo que le decía que estaba a punto de suceder algo.

¿Pero qué?

— Si pudieran elegir un bando, ¿Cuál decidiría?

Ambos al escuchar la voz desconocida, miran hacia la entrada del salón. Se encontraba una mujer alta, de piel morena, cabello largo y negro, lucieron una ropa provocativa.

— ¿Qué eligen? ¿El caos o un milenio entero encerrados? Por lo menos conmigo será más divertido y no tendrá que hacerle caso a unos viejos decrépitos — dice la mujer con una sonrisa en la cara.

— ¿Y tú quién eres? — pregunta Cole mirándola con desconfianza, algo en ella no le caía bien y menos cuando saco una serpiente coral venenosa de su escote.

— ¿Mi nombre? — pregunta ella besando a la culebra — No importa, lo único importante es el caos. Ven Escorpio, con tus poderes formaremos un nuevo reino.

La chica de cabello rubio y ojos marrones mira a su amigo, para preguntarle — ¿Cómo te llamo?

— Debe ser una loca obsesionada con los signos Zodiacales — dice el joven a su amiga y luego la aleja de él, la mujer les había lanzado la coral y el reptil comenzó a crecer.

Ambos chicos gritan del terror y como pueden, salen de ese lugar. Empujando a la mujer de la entrada y ocasionando que se cayera al suelo.

Ambos prefirió vivir, que ser respetuoso y ser atacado por un reptil.

— ¡Confiesa! — grita la rubia a su mejor amigo — ¡Es una de tus exnovias!

Cole esquivando a las personas y huyendo del reptil, le responde — ¡Yo no tengo tan mal gusto! ¡Y todas mis ex, me aman! Sigue corriendo derecho, crucemos a la izquierda, ahí están algunos alumnos de la universidad entrenando. Con suerte y uno de ellos, mata esa cosa.

Penélope no le contesta, pero asiente y sigue a su mejor amigo. Esperando que salgan vivos de ese ataque sorpresa.

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