...Afuera el leve quejido del suave viento de la tarde crepúscular acariciaba con el lamentó de su sonido aquél sentimiento melancólico, que arropaba el ambiente. Sin que ninguno de aquellos que presenciaron desde sus casas el tránsito del automóvil, que pasaba como si se tratara del sombrío recorrido de un lugubre carro fúnebre; supiera el origen de aquella sensación que impregnaba sutilmente la atmósfera. Que invocaba a recibir con ansías el oportuno cobijo en el alma comprometida....
...Pero mientras el viento y las nubes jugaban, arriba junto a la estáticas en las alturas Ajeno al fenómeno atmosférico. Existe la palpitante vivencia de un drama sentimental adverso a la conciencia y la moral. El cual está siendo conducido por la complejidad del frío trámite de la oferta y la demanda, se intenta adquirir una concubina mestiza de diez años de edad. Así entonces continua su desarrollo entre las cuatro paredes de barro de aquélla humilde vivienda que fue construida a base de pobreza, desamparo y privaciones. En tanto, el viento ululando con su melodía arriba en el cielo nublado y arremolinado; y abajo con ese silbido que se extiende por todo la barriada. En ese preciso instante empezaba a formar pequeños pero muy fuertes remolinos que, se fusionan unos con otros; además de que iban con denodado ímpetu arrastrando el polvo de la calle frente a la vivienda, asimismo venía trayendo oscuras nubes que comenzaban a cubrir con su manto gris el ocaso de aquella por demás interminable tarde del domingo....
...Señor Arquímedes, María Ascensión ya está terminando de arreglarse su vestido y al momento de que ella salga de su cuarto. Usted enseguida se levanta y yo sin pérdida de tiempo se la voy a presentar. Entonces usted, nada más le tenderá su mano como invitando a que ella se siente cerca de usted. De esta manera, así mi hija le tomé confianza entonces tenga buena disposición de ánimo para que pueda atenderlo a usted. Yo también lo voy a presentar a usted y le explicare de nuevo las razones por las que usted nos visita esta tarde; domingo dia de un santo. Así entonces los dos se conozcan mejor y hablen lo que tengan que hablar y se pongan de acuerdo como Dios manda. Dentro de un momento pronto las tendrá delante de usted y podrá verla con sus propios ojos. Señor Arquímedes tenga siempre presente que, mi muchachita es una niñita; le debe hablar, tomando en cuenta su edad. Ella ni siquiera ha tenido "noviecitos". Los niños de la edad de ella que, viven por aquí, la tratan de lejitos; porque sus padres, sus abuelos, sus tíos y sus padrinos; siempre les advierten mucho diciendoles que los indios son malos. Así qué, hágame el favor no se impaciente más pues su larga espera está por llegar a su final; bueno que a usted le parece larga; yo no digo lo mismo. Yo si esperaba más de usted; pero bueno que, se va a hacer. Así me parecía a mí decir lo que estaba sintiendo debido a que se debe aprender dijo la señora Rosa al sorprendido Arquímedes; tal era la tensión que lo envolvía internamente debido a que, este drama no parecía concluir y no obstante ahora estaba a un escaso punto de "cerrarse el negocio". Bueno se decía a si mismo, viendo ahora más como se aproximaba el escenario en el que, él mismo solo, sin que nadie lo "llevará de la mano", ni fuera capaz de persuadirlo. Sino que, él a merced de sus propios conclusiones, se había introducido, sin pensarlo mucho, ni se dedicó a observar que, hacia la derecha o hacia la izquierda...
Pero, que digo; con el sentido del oído, no, no sé le había ocurrido consultar en absoluto. Nunca pensó que, él al escuchar las palabras anunciadoras de una persona mayor o mejor dicho una mujer mayor que él; lo iban a asustar, como si hubiera escuchado con un sonoro y repetitivo e interminable eco la tenebrosa voz de un alma en pena, la cuál de manera firme y exigente le demandaba una misa cantada en la propia Catedral por el mismísimo Cardenal de la ciudad. Arquímedes de inmediato pensó entonces lo tan acentuadamente católica que era todos los miembros de su extensa familia los cuales considerarían qué estos instantes mentales vividos por su persona; donde tal o cualquier cosa lo hicieran evocar leyendas de muertos y aparecidos; seguro se dijo él; me dirán que necesito urgentemente me confiese con el sacerdote y que participé de la misa y después haga comunión tome la hostia y toda esa parafernalia.
Bueno en fin llegó la hora de la verdad, a ver como se plantea este negocio. Está mestizita, ya la había contemplado en otras ocasiones muy pasajeras; en el umbral de una de las entradas del mercado principal; también frente a la basílica acompañada de la señora Rosa. Pero asimismo la llegó a ver camino hacia donde estaban las rancherías de las guajiras en Tierra Negra y andaba por esos lares sola, cosa que le parecía a él muy extraño, tratándose de una niña de diez años apenas. Estás madres guajiras pensaban él; creen que todavía viven allá en la alta guajira.
Qué pueden enviar a sus hijos de un lado para otro; porque al fin y al cabo, ese territorio viene a ser como el patio de su propia casa.
Pero Arquímedes recordó perfectamente bien como en cierta ocasión en que por lo demás se trataba de un habitual episodio infantil. En el que él, la pudo contemplar en la figura de un inédito escenario; la vio corriendo detrás de una mariposa azul para tratar de atraparla. Allí sus ojos intensamente negros, fijos con aquella mirada suya que, lo caracterizo la fueron siguiendo lentamente; como sí él, la estuviera empujando con su mirada la carrera qué la tierna mestizita hacia un rato largo que había emprendido detrás de la mariposa azul. Un corto maratón que la fue llevando, junto con el viento que la acompañaba hasta las casas que estaban en los pintorescos cerros de Veritas.
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Comments
Loida Dameris Uzcategui de Andrade
que historia tan interesante
2023-11-01
2
Arelis T. Uzcategui P.
Excelente Novela...
2023-09-24
1
Gladys Molina
entre más la leo, me identifico con esa cultura
2023-07-23
1