! Por fin gracias a Dios ! lanza muy exultante una exclamación Arquímedes casi sin poder impedirlo, dejándolo que salga de su boca, tal exclamación. Antes qué, demostrar gentileza, con un cordial, buenas tardes. No obstante, no es capaz de inmutarse y da rienda suelta a hablar casi de manera torpe. Diciendo con disimulada sonrisa; logré hallar la dirección de su casa a duras penas. Así que, ahora qué logramos encontrarnos por tercera ocasión señora Rosa. Dichosos los ojos que la ven; y le aseguro que me da mucho gusto poder verla nuevamente. Desdé aquella última vez que llegamos a plantearnos nuestros mutuos intereses; en ese nuestro primer contactó. En esa ocasión tuvimos una larga y agradable conversación qué resultó muy fructífera. Donde gracias a Dios, usted y éste servidor pudimos entendernos, sin dejar lugar a dudas y llegamos a un previo acuerdo monetario donde acordamos concretar las razones de mí visita y este encuentro a feliz termino para plena satisfacción de todos. Asi con ésta palabrería y otras argumentaciones Arquímedes se deshacía con palabras muy elogiosas y persuasivas. Dándose al halago de modo que, mediante tal discurso sirviera de aliento para el por supuesto. Pero aún se hallaba en el umbral de aquélla vieja puerta, testigo mudo, sordo y contemplativo de la inédita y singular escena que se iba paso a paso a desarrollar a continuación.
Aún continúa con su monólogo, pues la anfitriona no le corresponde a la animación de sus comentarios. Continúa de pie parado entre el deseo de pasar hacía la sala de la vivienda y la educación de esperar prudentemente a que lo invitarán a entrar de una buena vez. En su mente, hallandose en pleno uso de sus facultades mentales estaba suficientemente entendido y consciente que, estaba dando curso; de a punto de hallarse in fragantin del delito de estupro; seducción de menores de edad. Porque una cuestión cierta son las tradiciones y costumbres milenarias trasmitidas oralmente de generación en generación entre los indígenas guayu. Ya, anteriormente a este encuentro; cuando estuvieron conversando sobre este escenario de "noviazgo" concertado y qué conduciría a una definitiva unión conyugal qué; tratarían de llevar a feliz conclusión. Entre otras cosas y temas relacionados; la señora Rosa, le fue franca y estuvo hablando con lujo de detalles ampliamente acerca de esta especie práctica religiosa cultural. Por el cual ella también transito. La ceremonia ordenada por Maleiwa, conocida como el consagrado ritual de la eterna noche de las doce lunas a la que, las niñas guajiras se les instruía ante las proximidades de su primera menstruación para ese paso de la transición de niña a mujer y después este al concluír debería ser presentada con mucho regocijo ante familiares, amigos y entre estos últimos el probable marido que entregaría por la que llegaría a convertirse en su mujer una cierta cantidad de ganado caprino u ovejuno.
A todas estás, por lo tanto, en vista de ello; en el supuesto de que, para ese momento del acuerdo, fuera allegar a contemplarse por parte de la señora Rosa, ella fuera a sugerir la realización de alguna forma de ritual parecido Mas este asunto cultural, no estaba entre los requerimientos de Arquímedes eso no era un temario para considerar ni discutir. Ni mucho menos era plausible. Así que por ninguna razón o motivo, no iba a dejarse persuadir; como tampoco estaría dispuesto a tratar de ser condescendiente con llevar a cabo la realización de esa práctica cultural de la etnia guayu tan ancestral.
Aunque la señora Rosa lo conversó mucho y argumento lo suficiente; pues ella quería que, aquello tuviera algun matiz de formalidad debido a que después de todo no estaban en territorio de la alta guajira. Ahora se ubicaban en la ciudad de Maracaibo. No obstante a pesar de la insistencia de la que eventualmente llegaría a convertirse en su suegra o madre política, él Arquímedes de ningun modo permitió que fuera convencido para él era mucho lo que estaba haciendo; el compromiso moral, social y hasta religioso estaban de por medio. No, esa es mi última palabra; señora Rosa afirmó el muy tajante, pero esbozando a su vez educación y cortesía.
Así que recordando aquellas conversaciones,
Arquímedes entonces escucha que lo invitan a entrar a la humilde vivienda; "pasé señor Arquímedes, sea bienvenido" Él da unos cuantos pasos hacia adelante; se quita el sombrero inmediatamente con su mano derecha y lo pasa a sostener con ambas. Al mismo tiempo también se pasea su mirada por todo el humilde recinto; busca con sus penetrantes ojos negros a la pequeña y dulce María Ascensión González; pero no está al alcance de su ansiosa vista; frustración que, haciendo aumentar la ansiedad de su alma siente que está se le encoge como un puño.
La ligera angustia que experimenta en ese momento; es interrumpida por la voz señorial de la señora Rosa Zuleta, la mujer guajira con la que vino a darle finiquito a un "negocio". Está le manda a sentarse señalando con su mano derecha hacia una sencilla silla toda de madera de roble austera sin cojín, la cual se halla junto a una mesa redonda igualmente de madera de roble. Diciéndole con gesto muy amable; por favor acérquese señor Arquímedes y siéntese qué María Ascensión ya va a salir de su cuarto; se está vistiendo, y arreglando su cabello, ella estaba en el baño.
Cuando Arquímedes escucha estás últimas palabras no puede evitar que en su mente se genere un torrente de imágenes un poco licenciosas sensiblemente reñidas contra el patrón moral y ético de la religión católica que imponía además del celibato como estado idóneo de pureza, para sus clerigos; también para el resto de la feligresía secular; especialmente en el matrimonio austeridad en la intimidad conyugal. No obstante, a pesar de sabiendo él ésto no se siente intimidado y disfruta del imprevisto recorrido embriagante de emociones que siente como un cosquilleo a través de todo su alma, mente y cuerpo.
Sentía que una flama encendía sus sentidos; haciéndolo sentir algo fabuloso que vivía una grata realidad fabularia, mágica, irreal; como en un mar de espejismos ilusorios.
Más Arquímedes muy a pesar suyo despierta; que digo, mejor dicho su mente aborta de ese momentáneo realismo mágico de su ensueño y entonces acto seguido como para disimular, carraspeando con un tono poco usual con su garganta atragantada por la emoción y dice con un marcado timbre de voz que denota la inesperada conflictividad que en ese preciso instante está experimentando; ajá muy bien, "seguiré esperando, el tiempo que sea necesario; de aquí no me muevo, no tengo mucha prisa. Lo que realmente es importante que ya estoy aquí y podamos llevar a feliz termino este negocio señora Rosa. Al decir esto Arquímedes se levanta de la silla, en un gesto respetuoso como afirmando aún el fiel cumplimiento de su presenté compromiso y sin agregar nada más en absoluto él vuelve a la silla
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Comments
Luis Andrade
Una historia llena de matices
2024-09-29
1
Maria Gutiérrez
el padrastro no tiene autoridad pero así era en nuestros ancestros
2024-08-11
1
Seralda Ramos
hubo suspenso
2024-07-24
1