Sorpresa

Capítulo 13

Finalmente, entraron a la conferencia. Ella consintió con la condición de que él no la soltara ni un segundo, cosa que aceptó más que contento. Habían preparado a una entrevistadora independiente, que sería la encargada de conducir la presentación en público, con un guión previamente pactado. Al finalizar la entrevista, que sería grabada por las cámaras de televisión, pasarían a una ronda de preguntas

Salió todo muy bien y eso en parte fue gracias a que estas últimas semanas Marta se había dedicado a trabajar sobre sí misma y en su apocamiento, pues era algo que quería superar y sabía que sería un beneficio para toda su vida. La timidez implica sentirse un poco asustado cuando hay gente alrededor, especialmente si las personas son desconocidas. Es algo que puede pasarnos a todos, aunque a algunos les pasa con mucha frecuencia y se sienten incómodos cuando están con personas con las que no tienen confianza o en grupos numerosos. Superar la timidez es un elemento clave en nuestro desarrollo personal, emocional y social.

 “La timidez es una condición ajena al corazón, una categoría, una dimensión que desemboca en la soledad”, leyó en un texto de Pablo Neruda. Y ciertamente estuvo de acuerdo. Leyendo sobre esto se dio cuenta de que hay que ser consciente de algo importante: ser tímido no tiene por qué implicar ningún tipo de problema o enfermedad, ni implica fobia social ni nada por el estilo porque entonces se convierte en un trastorno. Algo como lo que le pasaba a ella que llegaba a padecer ataques de ansiedad y pánico. Tenía la fe de que iba a superarlo.

Es cierto que quien es tímido experimenta diferentes limitaciones en las situaciones sociales. Por ejemplo, a ella no le resultaba fácil romper el hielo para iniciar una conversación, ni se sentía cómoda hablando de sí misma y esto repercutía negativamente en sus relaciones con los demás.

Su timidez nacía de la falta de seguridad y autoconfianza, siempre andaba con la sensación de no ser merecedora de la atención o la consideración de los demás, o que no tenía derecho a ser reconocida. Así, muchas veces sentía vergüenza de sí misma mientras le daba excesivo valor a la opinión ajena. Eso fue lo que le pasó con su exnovio David al que idolatraba hasta que se reveló su verdadera naturaleza. Cayó ingenuamente en sus brazos y le creyó un hombre especial y único, dando siempre prioridad a lo que él pensaba o decía y terminó por olvidar su propia voz.

Cuando finalmente le descubrió engañándola, se le cayó la venda, y después de eso pasaron muchas cosas que aunque fueron provocadas por el despecho de su ex, ahora podía reconocer que su carácter pusilánime jugó todo el tiempo en su contra y permitió cosas que no debía. Era el momento de terminar con eso, y esta experiencia con Joel era una prueba de la vida para empezar a cambiar. No por nadie, por ella misma. Por ser más feliz y por no volver a permitir que alguien la arrastrara como cuando era casi una niña. Unas semanas antes de la entrevista, tomó la determinación de trabajar sobre ella misma y se compró un cuaderno de trabajo para hacer ejercicios que la ayudaran a superar sus limitaciones.

Puso en práctica algunos ejercicios como iniciar conversaciones en el autobús con algún extraño, a pesar de que se sentía un poco sin aire cuando hacía eso. La primera vez le salió fatal y terminó bajando diez paradas antes de la suya, avergonzada pues se había quedado bloqueada frente a una señora mayor que le hacía preguntas mientras ella no podía entender que le decía. La segunda y la tercera vez no le fue mucho mejor, pero no cedió, hasta que a la octava fue la vencida.

Pudo relajarse en la conversación con una chica jovencísima que le hablaba de cosas que no entendió en absoluto sobre su bias y los idols, pero se interesó por todo lo que le decía y además fue capaz de participar activamente en la conversación con la chica, al punto que ella le dio su WhatsApp, pues según le dijo era una “tía guay”.

Marta estaba muy satisfecha con su progreso. No le dijo nada a Joel porque no quería parecer ridícula. Pero sí le contó sus mejoras a sus amigas. También salió con ellas a tomar café en esos días, pues ya no aguantaban más la curiosidad de saber los pormenores de ese superromance que tan calladito se tenía, le dijeron ellas. 

Salir las tres a un centro comercial fue un tremendo reto, pues no era poca la gente que la señalaba y cuchicheaba, y claro, Marta era en ese momento una de las caras más conocidas de la farándula. Se alegró de haberse puesto tan linda, con uno de los conjuntos de ropa que Joel le había traído. Pantalón de cuadritos escoceses con deportivas blancas, suéter blanco también, con capucha y encima de eso un abrigo de pelo a tono con los cuadros del pantalón y el bolso a juego con detalles dorados. Un gran pañuelo de invierno, un gorro y unos guantes completaban su outfit, y Dácil y Olga la miraron asombradas del cambio que había dado en unos días. Joel le había llevado una estilista a casa, peluqueras, maquilladoras para que le enseñaran a sacar partido, y habían cambiado sus gafas de pasta negra por lentillas. Según él, su prometida tenía que ser un ejemplo de elegancia y belleza.

También le daban clases de protocolo, modales, y hasta baile. Total que aparte de trabajar como su asistente, lo de ser su prometida era un trabajo a tiempo completo también. Apenas tenía un rato para ella a solas. Las chicas le silbaron alegres y la sacudieron entre las dos, cada una sujetándola por un brazo para darle vueltas y mirarla de arriba a abajo, mareándola.

-Basta - dijo ella, riendo. En verdad, las había echado mucho de menos.

-No te dejaremos de molestar. Esta es nuestra venganza por tenernos tanto tiempo en la inopia - le decía la sonriente Dacil. Olga además de sacudirla también intentaba hacerle cosquillas sabiendo como odiaba eso.

-Olga, para, para, por favor. Juro que nunca más las dejaré de lado y que a partir de ahora les contaré todo lo que me pase

-¿Lo juras por Snoopy?

-Palabrita del niño Jesús

Las tres amigas se morían de risa diciendo esto. Abrazadas, caminaron con Marta en el centro mirando tiendas y comprando alguna cosa. Pero no se entretuvieron pues el plato fuerte era sentarse a merendar y sacarle la verdad de todo a su amiga. Marta les hizo un resumen pormenorizado de cómo había comenzado todo y en lo que estaban ahora. Por supuesto comentándoles que no dijeran a nadie que se trataba de un arreglo temporal conveniente para los dos. Mientras hablaban de vez en cuando algún flash las deslumbraba pues algunos paparazzi rondaban por allí, esperando tener buenas fotos de ella y sus amigas.

-Siento todo esto. Es por eso que no pude venir a verlas antes. No podía

-¿Y ahora cómo lo llevas?

-Mucho mejor - dijo. - He estado aprendiendo a lidiar con mi propia timidez y bueno… Aún no estoy libre de eso y sé que me llevará algún tiempo. Sigo prefiriendo mis ratos a solas y no estar entre demasiada gente, pero ya no entro en pánico y eso es un avance

-Te vimos en la tele. De verdad que se te veía muy tranquila y feliz a su lado

-Se ha convertido en un buen amigo. Sé que fue por su causa que todo esto empezó, pero como dice el dicho, no hay mal que por bien no venga. Al final, toda la situación me ha obligado a enfrentarme a mis propios demonios

-Esto me alegra, amiguita - decía Dacil. Olga, que de común era la más callada de las tres, afirmaba con la cabeza, siempre de acuerdo con su amiga.

Después de salir por la tele contando su romance con pelos y señales se volvieron la pareja más viral y querida del momento. Marta y Joel no entendían cómo podían ser tan populares si además ninguno de los dos se dedicaba a nada que tuviera que ver con el mundo del espectáculo, pero así se estaban dando las cosas. 

No paraban de salir en las revistas tanto en papel como en medios digitales, y asistían asiduamente a los eventos más populares o glamurosos organizados en la ciudad. Ella se empieza a pulir también, para corresponder a tanta atención y estar a la altura del nombre de su prometido y en realidad cada vez más, se siente querida por la gente en la calle y siempre tiene una palabra amable para quienes se le acercan a hablarle o a darle algún regalo o pedirle autógrafos incluso. Ella se echa las manos a la cabeza con esas cosas, pues para decir la verdad, el único mérito que tiene es ser la novia de alguien y ni siquiera es real. Es una gran mentira. Mejor no pensarlo, se dice. 

El trabajo con Joel como asistente le iba bien. Aprendía gran cantidad de cosas interesantes sobre lo que hacía su novio. Leonardo y la señora García eran generosos en sus enseñanzas y siempre la trataban con una gran paciencia. Cuando la secretaria no estaba, le tocaba a ella suplirla y atender a todos los visitantes que llegaban con peticiones variadas.

Casi todos querían una cita con el CEO, ella tomaba nota y luego respondía en función de lo que Joel decidía. Unos días atrás se había presentado una mujer en la oficina llamada Jenna y estaba muy interesada en hablar con el CEO. Era una mujer hermosa como pocas y se le notaba también, la riqueza de clase. Algo que solo da la crianza en la crem de la crem. No pudo verle porque él estaba fuera por negocios así que le quiso tomar los datos para avisarla en cuanto estuviera en la ciudad. Ella la miró con desprecio y no quiso dejar su contacto. Solamente dijo que volvería, de esa manera en que lo dicen los que se creen por encima del populacho, casi amenazante. Marta se sintió un poco extraña con ella, le dio mala impresión, pero no era su asunto. 

La señorita tenía todo el perfil de la mala del drama, la que va de víctima inocente y te hace quedar mal a ti todo el rato mientras que el bobo de turno se cree todo lo que la arpía dice. Marta estaba muy alienada con las novelas chinas y pensó que mejor dejaba de leer esas cosas. Mejor embellecerse el alma y acariciar la mente con poemas de Miguel Hernández por ejemplo. Se echó a reír por su calenturienta imaginación. Las arpías no existen, ni tampoco los CEOs bobos que se dejan manipular.

Tampoco existen las protagonistas que se dejan tratar como un zapato por amor. Y si algo así llegara a ocurrir en su vida alguna vez, cortaría el asunto de una tajada y esto sí lo sabía con certeza. Tuvo suficiente basura con todo lo que le pasó con David, para el resto de su vida. Levantó la cabeza del ordenador cuando oyó la puerta de su pequeño despacho acristalado abrirse esperando a la señora García con más trabajo para ella, pero no.

Ahí delante tenía a David Torres del Olmo. Su exnovio.

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Comments

Anonymous

Anonymous

éste quiere con ella/Smug/

2024-05-11

0

Nereida Hernández montes

Nereida Hernández montes

Hay Dios la guinda que la faltaba al pastel 🍩

2024-05-08

1

Ninhana SL

Ninhana SL

oh oh que querrá ese desgraciado?

2024-04-03

0

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