Marta es mi mujer

Capítulo 9

Llevaba una semana encerrada allí, pero francamente, no le importaba. Estaba feliz de pasar el día paseando entre los jardines, las arboledas, y sobre todas las cosas, descubrió que Joel compartía su pasión por el cultivo de rosas. Tenía un invernadero casi oculto en una parte del jardín, con las variedades más espectaculares de esa flor. Algunas que ni siquiera ella conocía y algunas tan caras que Marta jamás podría haberlas tenido tan cerca, salvo quizá en una exposición, pero eran muy escasas las convocatorias de este tipo.

Se maravilló con los colores, texturas y formas que tenía el hombre en ese cubículo acristalado. Estaba diseñado de tal forma, que podía ser aclimatado adaptándose a las necesidades de las plantas y además contaba con separaciones que permitían delimitar las especies con distintos requerimientos pues no todas las rosas tienen la misma crianza en su hábitat natural. Se entretenía ella en observar la perfección de cada una e incluso ayudó a Joel a cuidar algunas. Él se alegró de compartir esto con ella, y se sorprendió por la poco habitual coincidencia. 

Pensar que existen más de 30.000 variedades de cultivares de rosa a partir de diversas hibridaciones, y cada año aparecen otros nuevos, le causaba un poco de ansiedad y a la vez de emoción a los dos aficionados, pues eso ofrecía posibilidades casi infinitas de plantas. Joel contaba con muchas de las especies progenitoras y a ella le extasiaba contemplarlas de tan cerca: rosa moschata, gallica, damascena, wichuraiana, californica y rugosa. El hombre le contó que tenía planes de empezar sus propios híbridos. Se les iba el tiempo sin darse cuenta. Hablando de rosas, lo humano y lo divino.

-¿Has visto la rosa Julieta? La de David Austin - le dijo ella.

-Solo en fotografías. La mantiene bastante resguardada del público por razones obvias

-¿Conoces la historia en la que se inspiró? - Marta lo había leído hacía unos días en una de las publicaciones en línea que seguía con frecuencia, y que hablaba de rosas.

-No. Solo sé que es la rosa más cara del mundo. Está valorada en unos 13.5 millones de dólares - Marta se sorprendió. No sabía que el precio era tan grande. 

-Es la rosa más perfecta del mundo. Le llevó quince años crearla y tiene casi cien pétalos, redondeados y de un extraño color pálido. Es perfecta, una delicia, que además posee un aroma extraordinario y fresco.

Ella recordaba el artículo y le contaba todo, entusiasmada. Él la miraba encantado pues cuando hablaba de rosas toda la cara le brillaba y no parecía la mujer tímida y casi siempre cabizbaja que quería desaparecer y no ser vista. Ahora estaba siendo ella en toda su manifestación.

-Lo curioso de la historia es que se basó una frase de Romeo y Julieta: “Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume con cualquier otro nombre”, le decía Julieta a su enamorado. Y esa frase de Shakespeare fue el motivo por el que se le ocurrió cultivarla - terminó de contarle al hombre.

Joel la seguía por el invernadero mientras ella saltaba y hablaba, precipitada y aturrullándose. Se lo quería contar todo y todo al mismo tiempo. Le hablaba de cada variedad, del origen de cada una de las rosas que tenía allí, del valor intrínseco de la hibridación y así hasta el infinito. En cuanto a rosas, se volvía verborreica. Pero a él le gustaba oírla. Le gustaba su entusiasmo. Y cada vez más, le gustaba ella.

En general, no se veían mucho. Era uno de los motivos por los que no estaba incómoda viviendo en la mansión. No se sentía obligada a compartir nada con él por compromiso. Él salía temprano al trabajo y ella se dedicaba a leer y pasear.  No se acercaba a la servidumbre porque notaba miradas extrañas y con lo tímida que era, procuraba mantenerse fuera de la vista de todos. No era consciente de que en realidad estaba vigilada y cuidada todo el tiempo. Eran órdenes de Joel, en parte porque no quería que la abordara algún periodista atrevido y en parte porque quería saber en qué ocupaba su tiempo. 

Efectivamente, su equipo de marketing, estaba buscando soluciones al asunto de las publicaciones. Habían intentado prohibir las fotos pero en vano. La noticia se había extendido como la pólvora y al parecer, eran tendencia. El beso había sido memorable y al público le gustaba cotillear sobre ellos. Estaba difícil que soltaran la presa una vez que la tenían. Su madre lo había llamado a capítulo, sin darle tregua y quería saber quién era ella, de qué familia de renombre venía y desde cuando salían. Y de nada valió que Joel intentara aclarar el malentendido, ella simplemente no lo creía. Ni ella ni nadie. Ni siquiera su gente. 

Y es que, dijera lo que dijera, lo cierto era que la había besado. Con lengua. Y con restregón. Y no podía negarlo. Los de marketing no sabían qué más hacer, y la única sugerencia que le daban era negar la mayor. Que dijera que era un fotomontaje de Photoshop. Joel no sabía para qué les pagaba.

En realidad no estaba enfadado con el asunto, era más bien que le había hecho una promesa a Marta y de alguna manera quería cumplirle. Pero, por otro lado, no había solución. En esta ocasión la noticia no solo no desaparecía sino que cada vez se estaba haciendo una bola mayor. Así que tomó una decisión. Pidió a su asistente que convocara una rueda de prensa. Iba a terminar con el asunto de una buena vez. 

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-Ella es mi prometida, la mujer de mi vida. Así es que pido el máximo respeto para ella. Eso implica que si alguien vuelve a mencionar en su columna del periódico o revista o publicación que sea, que ella es mi amante, habrá represalias. Es la mujer que amo y si hasta ahora no hemos puesto de relieve nuestra relación es porque en primer lugar, es un asunto privado. - Joel hablaba con su hermosa voz varonil y grave. 

-En segundo lugar, mi prometida es una mujer discreta, que no siente la necesidad de hacer alarde de  nuestro amor ante los medios, al contrario de lo que ha ocurrido hasta ahora con cualquier mujer con la que se me ha visto, a pesar de que la mayoría de mis acompañantes solo eran eso, acompañantes y no sostenía ningún tipo de relación con ellas. - Joel lanzaba este discurso frente a una miríada de gente de la prensa. 

Se mostraba categórico y seguro, subido a una tarima y con las manos a los lados de un atril, en un ambiente perfectamente profesional e imponente. El micrófono frente a él recogía cada una de sus palabras, que sonaban altas y claras. Había decidido hacer justo lo contrario de lo que le decía su gente y en vez de negar la mayor la iba a confirmarla. Total, nadie iba a creer otra cosa. Solo que no iba a dar pábulo al rumor de que ella era su amante, sino que les iba a dar un romance completo. Después de todo eso era lo que estaban esperando todos. 

Después de una pequeña pausa efectista, prosiguió su discurso. Lo que acababa de decir era una bomba periodística y nadie podía creerse que el soltero de oro declarara abiertamente que estaba comprometido desde hacía tiempo y además expusiera sus sentimientos con tanta determinación. Hasta ahora todo el mundo consideraba que el presidente de Gorgona no tenía coraZón. 

-Ese es uno de los motivos por los que le he entregado mi corazón completamente. Marta es una mujer dulce, discreta y tímida, muy reservada con su intimidad y que atesora nuestro amor como una de las cosas más importantes de su vida. No necesita gritarle al mundo lo que sentimos el uno por el otro, no necesita estos escándalos que le hacen daño a un alma sensible como es ella, no necesita que la juzguen, la cosifiquen o la descalifiquen, gente que ni la conoce ni es importante en nuestras vidas. Y así es como yo quiero que sea, también. Poco más tengo que añadir, salvo insistir nuevamente en el respeto a su persona y hacia mí. -Su expresión se tornó un poco hosca y amenazante. 

-No me quedaré quieto si alguien la molesta con lo mínimo. Mi equipo de abogados está preparado para emprender acciones legales y eso incluye no solo a las publicaciones y medios editoriales. También atañe a medios digitales, comentarios de internautas y si me lo preguntan, incluso a alguien que en un bar la mencione de manera poco amable, no me importa quién sea. - Mantuvo silencio por un momento porque quería que su siguiente frase quedara grabada en la mente de todos.

-Marta Grau Alcover, es mi mujer.

La sentencia cayó en la sala como un plomo. Se podría decir más alto pero no más claro. Una vez soltó lo que quería decir, se enderezó, dejando ver su poderosa complexión y altura y despidió a todos sin opción a ronda de preguntas. - Con eso, espero que les quede todo claro. Gracias por venir hasta aquí a escuchar esta declaración y gracias por su atención. No tengo más que añadir. Les deseo buena tarde. 

Y así, el guapo Joel, enfundado en su traje de Armani, elegante y poderoso, bajó del podio con sus guardaespaldas y su asistente en pos de él, dejando detrás un revuelo de proporciones bíblicas. Los reporteros gritaban tratando de obtener respuestas a más preguntas, pero fue en vano. 

Otros corrían hacia la salida intentando ser los primeros en soltar la noticia en su medio. Los editores no daban abasto pidiendo fotos de los dos, y a los redactores, textos que acompañaran las fotos. De ella apenas tenían alguna antigua de su universidad o del colegio y ninguna que le hiciera justicia excepto las del beso. Tampoco eran capaces de conseguir fotos nuevas pues la chica estaba desaparecida. Era de locos todo el asunto. 

Las redes explotaron de emoción al tener, ahora sí, información fidedigna y de primera mano sobre esta pareja, que se estaba convirtiendo en la favorita de un público deseoso de conocer los pormenores de la relación. Como si fueran celebridades. 

Joel, ajeno a todo, salió del recinto y se dirigió a la mansión. Tenía que hablar con Marta en primer lugar y contarle su idea. Al menos la parte que él quería que supiera. Había otra parte que se guardaba para sí y esa no la sabría nadie más que él. 

......................

Marta pasaba por el vestíbulo en dirección a la puerta cuando oyó a la mitad de los criados de casa, gritando de emoción y en plena algarabía. Normalmente, la casa estaba en quietud y los empleados trabajaban con diligencia y silenciosamente, tal parecía que allí no había nadie y eso que ella calculaba no menos de diez personas trabajando, sin contar a los jardineros y los guardaespaldas. 

Se acercó a la cocina por pura curiosidad, sin hacer mucho ruido, queriendo saber la buena nueva. Quizá alguna de las chicas se iba a casar o estaba embarazada o quizá alguno de los chicos iba a ser padre o había terminado sus estudios. En eso pensaba ella, pues son los momentos de mayor alegría en la vida de la gente ¿no?. Nadie notó que entraba en la cocina. Todos miraban emocionados a la pantalla de televisión que servía de entretenimiento en los tiempos de descanso del personal. 

Marta vio la cara de Joel, que era recogida por las cámaras de muy cerca y pensó que al contrario que la mayoría de la gente él salió muy favorecido. Era realmente guapo. Entonces abrió la boca y habló. 

-Marta Grau Alcover, es mi mujer

Los sirvientes y el ama de llaves gritaron todos a un tiempo aterrados y sorprendidos, por una parte, por la emoción que les causaba la impactante noticia y por otra, por el susto que les produjo un ruido sordo detrás de ellos. Allí estaba la mujer del señor de la casa con las manos en la boca, los ojos abiertos de par en par y a sus pies dos libros que portaba y que al caer hicieron que fuera descubierta. Se dio la vuelta y salió espantada, dejando tras de sí un montón de miradas curiosas. 

El ama de llaves, volvió a persignarse.

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