Paparazzi

Capítulo 6

El hecho de que Adrián Mirabal, un paparazzi de lo más conocido, sobre todo por su perseverancia en la persecución de celebridades, pasara justo por esa calle a esa hora, fue totalmente casual. Venía de visitar a su hermana y su cuñado y a lo lejos reconoció al heredero de la familia Castillo. Si lo hubiera visto en otro sitio, no habría puesto atención, pero ese barrio en concreto, aunque no era un suburbio, tampoco era la clase de lugar que alguien como él frecuentaba. De inmediato su alarma de historia jugosa a la vista se prendió como loca.

Esperó discretamente en una esquina mientras observaba la dirección de Joel. Este entró en una comunidad de apartamentos que por suerte no tenía seguridad y el acceso estaba abierto a cualquiera. Además los pisos se distribuían alrededor de un patio con jardines, enorme, que permitía ver los pasillos abiertos y luminosos, donde una fila de puertas blancas daba paso a las viviendas. No podía salirle mejor la jugada. Ese era su día de suerte, pensó el periodista.

Pudo ver perfectamente como el heredero de la Gorgona, hijo de la gran Elena Moreno, subía al ascensor hasta la tercera planta y caminaba por el pasillo de la izquierda en dirección a una puerta. Sacó su cámara réflex con un objetivo largo y apuntó con el zoom hacia el hombre y la puerta. 

"No me digas que vas a ver a tu amante, querido amigo. No puedo creer mi buena fortuna", pensó el fotógrafo deseando que abriera una mujer. ¡Y bingo!. Era una hermosa mujer que recibió a su amante en ropa ligera. Seguramente le había estado esperando impaciente pues según abrió la puerta el entró de una vez y cerró.  Adrián se preparó para una larga espera. Era muy posible que esos dos tuvieran una noche de amor. No era un problema para él pues después de todo era su trabajo y esta noticia valía todo el tiempo del mundo que empleara en ese patio. No pensaba ir a ningún otro sitio hasta que su presa se fuera.

......................

Marta abrió la puerta sin mirar y se vio empujada hacia dentro por unas manos fuertes que no le dieron opción a nada. Su cara de susto, fue épica. Ante ella se encontraba el dichoso presidente de Gorgona y a ella le explotó la cabeza. ¿Qué hacía en su casa? ¿Cómo sabía donde vivía? ¿Cómo se atrevía a entrar así y empujarla? ¿Porque quería verla?... Por Dios y la Virgen que estaba empezando a odiar a ese hombre. Era un loco y un maldito acosador al parecer ella había tenido la mala suerte de cruzarse con él y ahora no la dejaba en paz. 

Él miraba a su alrededor sin perder detalle, a sus anchas, como si fuera el dueño de su casa y sin sentir ningún remordimiento por la forma en que se había presentado en su hogar, invadiendolo todo y a ella. Su sagrado espacio. Estaba tan enfadada que sentía que podía romperse un diente de tanto apretar la mandíbula.

—La señorita Marta Grau Alcover, entonces. Tienes una bonita casa

—¿Usted quién es y qué pinta aquí?. O sale o llamo a la policía, le estoy advirtiendo 

—Si, bueno. La policía no es algo que me preocupe. Y no es que esté haciendo nada malo. Si llegara el caso diria que tu me invitaste a entrar y no dudes que me creerían todo lo que les dijera

Ella pensó que con su estatus, poder y dinero, era posible que no le mintiera en eso. Entonces iba a tener que tratar el asunto con la cabeza fría. El único objetivo era que él saliera de allí. 

—¿Qué quieres? —Él la tuteaba así que ella a él también.

—Ayer te llame a mi despacho y te marchaste antes de la empresa, ¿por qué razón?.

—Porque era mi último día allí y cuando te vi en el despacho entendí que no me llamabas para nada bueno. —Fue clara y directa. No tenía porque ocultar la verdad.  —No me interesaba hablar contigo. No necesito problemas y si me es posible evitarlos, lo hago

El no esperaba esa respuesta tan franca y directa. La miró con susto en la cara y con sorpresa también. ¿Tan evidente fueron sus intenciones?. Desde luego que la llamó para molestarla pero después de todo lo merecía por rechazarlo. ¿Quién era ella para negarse a darle la revancha?

—¿Y porque crees que te iba a causar un problema? Ni siquiera esperaste a escuchar lo que tenía que decir…

—¡Ja!… ¿Hace falta un máster para entender que me llamabas con alguna mala intención después de que herí tu frágil ego de niñato malcriado que cree que soy demasiado poca cosa como para rechazar las atenciones de un soltero de oro como tú?. —La maldita hacia dado en el clavo, pensó él. 

—¿Cómo sabes eso?. Quiero decir que no puedes saberlo porque te marchaste —replicó molesto.

—Dejame decirte que esa historia está muy vista. Estamos en pleno siglo 21 y si no me apetece lidiar con un mujeriego arrogante y egocéntrico como Joel del Castillo, hijo de Elena Moreno y David del Castillo, dueños del grupo Gorgona, familia de rancio abolengo, etc… pues no  lo hago

—No iba a hacer eso… - Joel lo dijo bajito y sin convicción, avergonzado por un momento, no por sus intenciones sino por ser tan predecible para esa mujer.

—Claro, estoy segura de que me llamabas para ofrecerme un aumento y rogar que no me fuera del trabajo de mi vida —dijo ella con sarcasmo.

—No lo sabes… —Ella puso cara de incredulidad.

—En fin, todo bien. Fuera lo que fuese que me ibas a decir, no me interesaba. Tengo un trabajo mejor y no necesitaba tener un conflicto el último día con el Presidente de una empresa a la que he renunciado

—¿Y por qué te fuiste? ¿Por mí?

—Ni siquiera sabía que eras el dueño, hasta que subí a tu oficina. Claro que no me fui por ti, no seas narcisista que el mundo no gira alrededor de tu ombligo. Estaba mal ahí porque la supervisora es una arpía y me hacía la vida imposible. Me gustaba el trabajo que hacía pero no me apetecía estar con alguien que siempre está en pie de guerra. Prefiero vivir en paz. ¿Alguna cosa más?

—¿Qué hacías en tu puesto?. Has dicho que te gustaba. —A él no le interesaba demasiado la respuesta pero no tenía ganas de irse. 

Ella estaba enfadada, obviamente y era muy bélica con él. Pero Joel solo podía mirarla y aspirar su aroma. Y eso le estaba poniendo mucho más de lo que quería admitir. Qué tenía esa mujer para que él se sintiera así, era un verdadero misterio y sin embargo, ahí estaba, sentado en su sofá y deseando que Marta lo mirara, así fuera con el fuego que tenía ahora mismo en los ojos y del que era destinatario. 

No se sentía atacado en absoluto por lo que ella decía ni por cómo lo trataba. Por mucho que se encolerizara, seguía siendo una linda conejita. Y él, un pointer cazador. Sus sentidos se inflamaban frente a ella, y el cuerpo le gritaba que quería comérsela. 

Joel, era un hombre de negocios, y sabía que para obtener algo, hay que hacer un rápido análisis de situación y elegir estrategias. Y era lo que estaba haciendo. Cuanto más supiera sobre ella, su comportamiento y su psicología, más previsible se volvería para él y tendría claro por dónde entrarle. Y quería entrarle por todos lados, desesperadamente. 

Estaba difícil, pero no era imposible. Y además… lo difícil hacía que en él se activara la parte del conquistador. Hacía mucho que no tenía un reto frente a él que no fuera a nivel profesional. A nivel personal, siempre tenía lo que quería y sin mucho problema. Ahora tenía ganas de tener problemas, si era ella la que se los traía. Se pasó la lengua por los labios, anticipándose a la diversión. 

A todo eso, ella lo miraba expectante. ¿De verdad él esperaba una respuesta? No le parecía alguien que se interesara por los pormenores de un puesto de trabajo que era el más rutinario y común en cualquier empresa. El sistema de archivos no era precisamente una actividad emocionante. Por eso a ella le gustaba. Le gustaba estar tranquila y le gustaba la rutina. 

No le gustaban ni el estrés ni las sorpresas, ni lidiar con los requerimientos de otros puestos en los que cada día las tareas podrían variar. Si a eso le sumamos que prefiere no relacionarse demasiado con otros, el archivo era el rincón del ermitaño perfecto para ella y su personalidad introvertida. Ni siquiera sabía que hacía hablando con este energúmeno en su salón. No le iba a dar conversación porque sólo quería que se fuera y ya.

—Por favor, ¿puedes marcharte?. Estás invadiendo mi casa y eso me pone nerviosa y no me gusta  —Marta suspiró, esperando que la entendiera y la dejara tranquila. Lo mejor era ser sincera con cómo se sentía. 

Y lo entendió. De verdad que esa mujer no era de la media. Era muy honesta y no tenía pelos en la lengua ni filtros para expresarse a pesar de sostener una coraza frente a ella, claramente. Cada vez, se volvía más y más interesante de cara al presidente Joel. 

Decidió que se marcharía, y pensaría cómo acercarse a esa mujer y derribar todas sus defensas. No quería dejarla ir y no lo haría. Se levantó para marcharse y atender a sus deseos.

—¿Me acompañas a la puerta?

—Si te hace feliz y no vuelves, lo que sea —claudicó ella.

Él sonrió como un lobo feroz y efectivamente ella se adelantó hasta la salida, mientras él aprovechó para mirar su cuerpo suave, desde la espalda a su trasero y sus lindas piernas, dentro de aquel desconcertante pijama de unicornios rosa. Marta abrió la puerta y se apartó para dejarlo salir, con mucho gusto. 

Él lo hizo despacio y ya en el pasillo exterior se giró a mirarla. Un impulso lo llevó a jalarla y pegarle un beso con lengua, arrebatador y descarado. Ella se quedó tan bloqueada que solo pudo abrir la boca con sorpresa, cosa que él aprovechó para invadirla completamente. Se quedó flojita en sus brazos hasta que él la soltó. Le besó la nariz y la empujó adentro, como un amante preocupado. 

Marta casi cae al suelo de su piso, mareada. El puso las manos en los bolsillos y se alejó silbando. Ya sabía cual era la estrategia y ¡oh, sí, baby! ¡oh, sí!… Martita sería suya a no mucho tardar. 

......................

Cuando Adrian vio como la puerta se abría de nuevo, se sorprendió pues tardaron menos de lo que él esperaba, cosa que le ahorraba horas de aburrimiento y, mejor aún, su cámara captó el emocionante momento en que Joel, besó a su novia locamente, despidiéndose de ella, hasta el siguiente encuentro de los amantes. 

El reportero se escondió de la mirada de Joel que pasó cerca al salir y luego tranquilamente fue a por su coche. Cuando llegara a la redacción su jefe iba a hacerle la ola. Era habitual ver a Joel en eventos públicos acompañado de alguna mujer hermosa, pero jamás y nunca había sido captado besando amorosamente a ninguna y quizá esa chica era la razón. 

Parece que al hombre ya le habían robado el corazón y por ese motivo rehuía de cualquier otro compromiso. Debía averiguar quien vivía en ese apartamento así que fue a mirar a los buzones y efectivamente el nombre de la chica aparecía en la etiqueta blanca plastificada: Marta Grau Alcover - 2D Izda.

Tenía una primicia y le iban a pagar muy bien por ella. Esto era la absoluta felicidad para un paparazzi y todo gracias a la visita a su hermana. Debía comprarle algo bonito en su siguiente visita, para agradecerle. Salió al rato en dirección a las oficinas de la revista de cotilleos más importante de la ciudad. Iba saltando.

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Comments

Nereida Hernández montes

Nereida Hernández montes

Hay Dios esos chismosos son una cosa seria ahora no van a dejar tranquila a la pobre Marta

2024-05-08

1

Anonymous

Anonymous

sin pensar ya se quemó el jajaja

2024-05-11

0

Ninhana SL

Ninhana SL

jajajja así o más directo??

2024-04-02

0

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