Una pareja hecha en el cielo

Capítulo 11

Marta caminaba muy deprisa, sujeta de la mano por Joel, que en ningún momento la dejaba. La sostenía de tal manera que ella podía sentir en todo momento su calor y su apoyo. Las manos le sudaban, pero no le importó. Solo quería que él la arrastrara y se hiciera cargo de todo. Detrás de ellos no paraban de gritar su nombre y bajó la cabeza tanto para esquivar los focos de las cámaras como para no sentirse tan expuesta.

Joel se detuvo un segundo, y la colocó delante de él. Se sentía más tranquilo teniéndola controlada y a la vista. A pesar de los guardaespaldas, que los separaban del resto y abrían un pasillo para ellos, se les hacía muy difícil avanzar por los empujones. Nunca se había hecho tan largo llegar desde el coche hasta la puerta de entrada de Gorgona. Por fin cruzaron las puertas y corriendo tomaron el ascensor de presidencia. Los dos se apoyaron en la trasera del habitáculo respirando al fin. Luego de mirarse se echaron a reír a la vez

-Dios mío, ha sido desesperante. ¡No me desmaye gracias a que me ibas arrastrando!

-Lo mismo digo. He tenido situaciones parecidas toda mi vida, pero creo que nunca he despertado el interés de tanta prensa. Claro que nunca había anunciado un compromiso, como contigo - Él se quedó mirando al aire pensando en esto. Era cierto lo que decía. En su mundo él siempre había sido objeto de interés por ser el heredero de la familia del Castillo y el hijo de la gran Elena Moreno Eliazabal. Pero no había llegado a estos niveles de acoso, al menos que él recordara.

-Eres el heredero de un imperio y yo soy una mindundi. Claro que hay interés. Ya imagino las historias que corren por ahí. La pobre cenicienta víctima de la malvada madrastra con el príncipe azul heredero del reino. Somos una pareja hecha en el cielo - Marta decía esto con su acostumbrada ironía y acidez. Odiaba los dramas y las pelis románticas. Y ahora resulta que era la prota del culebrón. No sabía si reír o llorar, o qué. Joel habló todo serio y en voz baja.

-Dicho así hasta yo leería el chisme en las revistas. De todos modos no te conocen porque menos el de cenicienta, te pega cualquier papel. Yo me inclino más por el de Maléfica

-Por lo poderosa?

-Por lo fea

-...

-¿Qué?. Dirás que no… De las mujeres con las que he salido tú eres la menos agraciada y la peor vestida, con diferencia

-¿Pregúntame si me importa?. Te recuerdo que tú fuiste el idiota que me besó en la puerta de mi casa y me hizo la vida un culo - ahora estaba realmente enfadada. Este tío era tonto, definitivamente. ¿A qué mujer le gusta que la llamen fea?. Incluso aunque no fuera demasiado femenina y no buscará arreglarse y ser la reina de baile, se sentía insultada por él. Sí, claro, Joel era guapo a morir. Pero eso no le quitaba lo de narcisista, creído, malcriado y… todo lo demás. “Subnormal…”, pensó Marta. No quiso seguir hablándole y miró al frente ignorándolo completamente.

Joel, ponía su cara más seria, porque además estaban en la empresa y allí era todo frialdad y profesionalismo. Pero por dentro sentía el regocijo de manejarla tan fácilmente. Le estaba buscando los puntos débiles y ella entraba al trapo enseguida. Esto era bueno para llevarla donde quería. Si mantuviera siempre la calma, no sabría cómo manipularla. Era una facilona, reflexionó él, y se alegró. En pocos días, habían pasado de ser completos desconocidos a estar prometidos. En un mes más la tendría en su cama, con toda certeza. Cruzó los brazos, totalmente satisfecho de sí mismo. Era un crack.

Mientras pensaba todo esto, las puertas del ascensor se abrieron y entraron en las oficinas, donde casi todos los miraron discretamente, y se hizo un silencio de sepulcro. Joel avanzó volviendo a portarse como un enamorado y haciéndole señas a ella de que sonriera feliz de la vida. A Marta le salió una mueca que le dio aspecto de hiena más bien. Se le daba fatal disimular. 

-Señora García, le presento a mi prometida la señorita Grau. De aquí en adelante compartirá las funciones de asistente con Leonardo. Prepare por favor un despacho para ella y explíquele nuestra política de empresa y algunas de sus funciones. ¿Está bien?

-Desde luego, señor. Así lo haré. Cuando esté listo el despacho le aviso

-Bien. Estaremos dentro y por favor que nadie nos moleste. Traiga dos cafés iguales. Nos gustan las mismas cosas, ¿verdad amor? - Ella lo miró y la sonrisa de hiena se acentuó aún más. 

-Desde luego. Encantada señora García, me llamo Marta Grau - le dijo a la mujer mayor en tono agradable. - Será un placer aprender de usted

-Encantada, señorita Grau. Ahora les llevo el café. Aprovecho para felicitarles por el compromiso. Realmente se les ve muy bien juntos - la señora sonreía sinceramente.

-Ya le digo. Somos una pareja hecha en el cielo, ¿no cree? - miró a su novio con adoración y pestañeó coqueta. Joel casi se atraganta conteniendo su risa.

-Si, señorita, lo creo de verdad. - Y dicho esto se fue a por los cafés, en lo que ellos dos entraban en la oficina. Por supuesto toda la interacción había sido observada por los empleados que hacían como que trabajaban, pero no quitaban la vista. 

De verdad que los dos tenían algo que atraía las miradas. Entre ellos la química estallaba y era innegable que el presidente estaba colado por ella. Nunca le habían visto poner esa cara antes, ni siquiera con ninguna de las amantes que habían pasado por allí, de cuando en cuando. La mayoría, mujeres con un físico espectacular pero con una actitud pésima. Arrogantes, prepotentes, clasistas y alguna que otra loca tóxica posesiva, que llegaba dando órdenes como si pasar una noche con Joel las convirtiera en dueñas de Gorgona. 

Al rato salían del despacho presidencial con el rabo entre las piernas, pues Joel no tenía piedad cuando se trataba de poner a alguien en su sitio. Las despachaba y no volvía a permitirles la entrada. Hubo alguna excepción desde luego. Alguna que otra había llegado comportándose con exquisitez y corrección. Esas duraban un poco más, pero al final, ni modo. Joel no era alguien para compromisos y la mayoría de ellas se iban solas cuando constataban que las expectativas que tenían acerca de la relación con él, no iban a cumplirse jamás. 

Ahora de repente el soltero de oro aparecía con una hermosa mujercita, distinta a todas las anteriores, comprometido y enamorado, según él, hasta las trancas y eso explicaba muchas cosas. 

Seguramente llevaba años enamorado de ella sin que lo aceptara como su novio y precisamente por esa negativa y esa resistencia que la dulce mujer puso, había llegado hasta donde las demás no pudieron. Él la persiguió desesperado hasta que Marta le dio el sí. De inmediato él se había apresurado a publicarlo en todos los medios, como una forma de asegurarse de que ella no se echara atrás, y aparte, dejando claro lo que la chica representaba en su corazón. Así no seguiría siendo objeto de persecución por parte de tantas mujeres. Su corazón ya tenía dueña y todas esas lobas deberían apartarse de su camino. La historia entre ellos no podía ser más hermosa.

Si fuera cierta, claro. Porque todo eso no era más que el fruto de la imaginación de todo el público que los estaba convirtiendo en la pareja del siglo, sin ellos intervenir siquiera. La historia cada vez más, se iba embelleciendo sola y llenando de más y más detalles, algunos hasta escabrosos. 

Se hablaba en los foros, de los años que llevaban sufriendo por amor. Se contaba aquella vez que él le envió mil rosas rojas al apartamento y ella casi no pudo entrar. Se hablaba de las tantas veces que él le había pedido la mano y ella lo había rechazado una vez más temiendo los condicionamientos sociales y la diferencia de clase. Narraban la oposición de los padres de él y de cómo doña Elena le había ofrecido diez millones para que lo dejara y desapareciera. Lo más triste fue cuando a causa del disgusto, ella perdió al niño que llevaba en su vientre.

Marta leía todo eso en su móvil, sentada en el despacho frente a su “prometido” y abría la boca cada vez más, espantada. ¿De qué hijo hablaban?. Jamás estuvo embarazada. Si es que salía incluso gente que decía conocerla y ratificaban lo del embarazo y el aborto dando el nombre de la clínica que la atendió. Le hacía señas a Joel, agitando las manos con fuerza, los ojos abiertos grandemente y las cejas levantadas. Mientras que Joel, que llevaba días leyendo todos los comentarios, afirmaba convencido de que la gente estaba muy loca. 

-¡Joel, dicen que casi somos padres!. Esto es ridículo. Tengo que hablar con mis padres otra vez para que no crean nada de esto

-Sería bueno. La prensa puede ser muy convincente

-Pero mira que inventan… ¡Qué bárbaro!

Joel se levantó y se acercó mucho. Más de lo que a Marta le parecía apropiado. ¿La iba a besar otra vez?. Aquel día aquel en su casa la había pillado desprevenida pero esta vez ya no. Se apartó un poco y lo miró arrugando la frente. 

-Que corra el aire - le señaló e hizo un gesto con el brazo marcando una línea imaginaria entre ellos. 

-Estoy esperando a la señora García. En cuanto entre, hacemos como si nos hubiera pillado

-¡Oh!. Estás en todo…

-Si fuéramos una pareja real estaríamos besándonos ahora mismo. Es lo que todos piensan que estamos haciendo ahora mismo en el despacho. Hay que darle al público lo que quiere

-Entiendo. Está bien pensado - Marta se creyó la explicación. Joel se felicitó por convencerla. 

-Si no "nos pillaran" - hizo con los dedos un gesto de comillas en el aire - sería raro

Justo en ese momento sintieron acercarse a la secretaria y el hombre rápidamente acercó su cara a la de ella dándole un pico en los labios, justo cuando la puerta se abría. Se apartaron con cara de culpables, en el caso de Marta, totalmente real. La señora dejó los cafés sobre una mesita y salió con cara de complicidad y satisfacción. Le encantaba esa pareja tan dulce. 

-No hace falta que me beses - siseó ella mosqueada. Ese hombre la sacaba de sus casillas.

-No fue sino un pico Marta. No es tan importante. En eventos de más envergadura tendremos que ir más lejos que eso. Para mí tampoco es agradable, espero que lo entiendas

-¡Pues tu cara no dice eso!

-Porque soy mejor actor que tú - Joel se sentó con la bebida en la mano y le dio un sorbo cerrando los ojos y disfrutándolo. Ella lo imitó y por detrás de la taza lo miró curiosa. ¿De verdad él estaba tan molesto por la situación o estaba haciendo teatro?. La mentira tiene las patas muy cortas… más tarde o más temprano lo sabría. Ella no tenía un pelo de tonta y quizá el hombre la estaba subestimando. Si ese era el caso, le iba a dar una lección. 

......................

En otra parte de la ciudad, un hombre alto y rubio, muy atractivo, leía el periódico con atención. Su amigo Joel estaba comprometido y eso era una sorpresa para él. Pero más grande aún era saber quién era la novia. Llevaba años buscándola y ahora la encontraba en el sitio que menos hubiera esperado. 

David se levantó y fue hasta el ventanal, mirando afuera con una extraña expresión en la cara. La mirada, indescifrable. 

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Comments

Anonymous

Anonymous

será que también se enamoró de ella por lo dulce que era y lo reconoció demasiado tarde/Frown/

2024-05-11

0

Anonymous

Anonymous

esta requete emocionante/Smug/

2024-05-11

0

Ninhana SL

Ninhana SL

jajjaja hasta hijo les sacaron y que suegra tan víbora, pagandole para que saliera de la vida del hijo... definitivamente hay personas que son tan bochincheras que fácilmente hacen matar a alguien

2024-04-03

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