A
la mañana siguiente, me ocupé de las tareas domésticas normales. Tratando
de aplastar los recuerdos de anoche lo que era prácticamente imposible y no
pude evitar poner las noticias en el almuerzo.
El
aparcamiento estaba acordonado, pero estaría abierto justo a tiempo para la
hora pico de la cena. El presentador de noticias estaba hablando y me
acerqué para escuchar lo que decía.
– La
víctima era un varón caucásico de veinticinco años que parecía haber perdido la
sangre... –continuó la mujer.
Me
estremecí. Qué gracioso que él fuera la víctima cuando anoche me había
hecho víctima.
– La policía lo llama un ataque
de un animal y cualquiera que tenga más información estaríamos encantados de
que se acerque a la policía. –dijo la mujer.
¿Debo ir a la policía? No veo cómo me creerían acerca de un hombre
atacándolo y drenándole la sangre. Los vampiros no existen.
Esperaba
que la noche anterior fuera solo un sueño loco y que no hubiera visto a nadie
asesinado, pero la televisión acababa de confirmar mi peor temor.
Terminé
de limpiar la casa y me preparé para el trabajo. Esta vez usé tenis en
lugar de cuñas. En caso de que tuviera que huir.
Con
suerte, quienquiera que haya sido ese hombre, se ha ido y no tendría que
preocuparme por eso. Subiendo a mi auto, sentí ojos en mí y miré alrededor
de la calle vacía. Sólo una secuela de anoche. Conduje hasta el
restaurante y la policía estaba quitando la cinta y dejándome entrar.
El
lugar donde había estado el cuerpo había sido cepillado, todo rastro de sangre
había desaparecido. Asentí con la cabeza respectivamente a los oficiales
de policía mientras caminaba hacia la puerta del restaurante.
– Oh, llegaste temprano. –dijo Marta
cuando aparecí en la habitación.
– Tenía el presentimiento de que
me necesitarías temprano. –respondí, mirando la casa llena.
Uno
pensaría que un asesinato alejaría a la gente. Oh no, estas personas
estaban emocionadas de que sucediera algo drástico en este pequeño y tranquilo
pueblo.
– Bueno, tus sentimientos eran
correctos, puedes tomar el área de Mina hoy, ella no ha aparecido. –dijo Marta,
poniendo los ojos en blanco.
Asintiendo,
agarré mi libreta y mi bolígrafo y me arreglé la ropa.
– Hola, mi nombre es Jade y les
atenderé esta noche, ¿puedo empezar con algunas bebidas? –Pregunté, mirando
a la familia de cuatro.
Anoté
sus órdenes y comencé a regresar a la cocina cuando las puertas se abrieron,
haciendo que todos miraran en esa dirección. Me congelé cuando un
escalofrío me recorrió. Una figura alta entró y el restaurante pareció
mirarlo.
No
podía ver su rostro, estaba oculto en las sombras por la sudadera con capucha
negra que llevaban. Paseando en silencio, se trasladaron a una mesa en la
parte trasera del área de Mina.
El
restaurante empezó a hablar de nuevo y terminé de caminar hacia la
cocina.
– Mesa siete. –le dije al
cocinero.
– ¡Ya viene! –Exclamó con
una sonrisa.
Volví
a meterme entre la multitud y me dirigí hacia el misterioso
desconocido. Cada paso que daba más cerca, sentía que mis pelos se
erizaban.
– Hola, ¿algo que pueda
conseguirte hoy? –Pregunté, deteniéndome frente a la mesa solitaria.
No
miro hacia arriba.
– Vino tinto. –respondió la voz
masculina.
Me
estremecí cuando su voz profunda encendió los recuerdos de la noche pasada.
– No. –susurré
El
hombre inclinó la cabeza hacia arriba hasta que solo pude ver los ojos
plateados entrecerrándose mientras me miraba.
– ¿No? –preguntó, mientras
los clientes en la mesa frente a él se giraban para mirarnos.
– T-tú. ¡Fui-como tú-uu! –Tartamudeé,
mis ojos se agrandaron.
Dejé
caer mi cuaderno y corrí alejándome de él, salí corriendo del restaurante y me
dirigí a mi auto. Casi de inmediato, patiné en seco mientras el hombre de
la sudadera con capucha esperaba pacientemente junto a mi auto. La policía
se había ido y en el estacionamiento solo quedaban algunas familias que entraban
y salían del restaurante.
– Si gritas, solo empeorarás las
cosas para ti. –dijo, parándose derecho.
Tragué.
– ¿Qué quieres? ¡No tengo nada! –exclamé.
– Ahí es donde te equivocas, súbete
al auto y no hagas ruido. –gruñó, acercándose a mí.
Mis
instintos de lucha o huida se activaron y corrí hacia los arbustos que rodeaban
el restaurante. Escuché al hombre misterioso maldecir.
Seguí
corriendo, agradecida de haber decidido usar zapatos para correr. Dejé
escapar un grito cuando me estrellé contra un cuerpo duro, cayendo de nalgas al
suelo rocoso.
– ¡Déjame en paz! ¡No te conozco! –exclamé.
El
hombre parecía mirarme con ojos de preocupación.
– Los humanos siempre están tan
aterrorizados por lo que no entienden, si hubieras seguido mis órdenes no
estaríamos aquí. –respondió casi con un gruñido.
– ¡Por favor déjeme! –Grité
cuando se acercó a mí.
Agarró
mi muñeca y me levantó, sentí que estaba volando antes de chocar contra él de
nuevo. Empecé a luchar. Mis manos agarraron su sudadera con capucha y
la alejaron de su rostro.
Inmediatamente,
dejé de luchar. Lo miré fijamente, esta belleza de hombre. Una
mandíbula afilada y una nariz larga y ligeramente torcida con ojos plateados
almendrados, casi enmarcados por cabello oscuro. Su piel era anormalmente
pálida, como nieve sobre madera oscura.
– ¡Que! –exclamé, saliendo
de mi trance.
El
hombre se volvió a poner la capucha con una mirada.
– Está bien, ahora lo has hecho. –gruñó
antes de tirar de mi cabeza hacia un lado.
Dejé
escapar un grito desgarrador cuando sentí que algo se hundía en mi cuello,
dándome salvajes estallidos de dolor. El dolor era demasiado y lentamente
invité a la negrura que bailaba alrededor de mi visión a abrazarme.
Me
desmayé.
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Comments
Andre
waoo un inicio bastante agitado, hace rato no leo historias de vampiros vamos a ver cómo nos va con esta de comienzo ya me gustó😁😁😁
2024-05-16
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