Capitulo 2

—¡Pequeña demonio donde rayos estás!.

Una voz estruendosamente rabiosa salió de los labios de una mujer a gritos escandalosos quien no tubo reparos en mostraste en sus peores fachas. Yacía plantada en la puerta de una pequeña casa a punto de caerse.

La pequeña niña se estremeció en horror al oírla e involuntariamente retrocedió.

Con el pelo alborotado y con una botella de alcohol a la mitad, que apretaba con mucha fuerza cada vez que gritaba, empezó a hurgar por todos sitios con la mirada de halcón y cuando encontró su objetivo empezó a mover sus pies a grandes zancadas sin importarle tener un pie descalzo.

—¡Maldita mocosa!—Rugió al verla— Ahora vas a ver. Al llegar la cogió de la nuca con violencia —¡Te dije que no salieras maldita sea!.

En ese instante Gabriel olvidó los consejos y normas de su superior quien siempre le recordaba que actuara con prudencia ya que su naturaleza no era de este mundo.

Nublado por una sensación de indignación cogió la mano de la furiosa mujer en un apretón nada considerado y tiró de ella sin remedio.

—Ni se te ocurra ponerle un dedo encima. —Advirtió Gabriel con voz inmutable y poderosa mirándola sin compasión.

La mujer lo recorrió de pies a cabeza con interrogación en una sonrisa sarcástica.

—¡Que diablos le importa!. —Respondió—. No piense que por tener un rostro bien tallado voy a permitir que meta sus narices dónde no le importa.— Furiosa luchaba por mantenerse en pie. —Yo la parí y puedo hacer lo que me de la gana. Espetó la mujer con voz borracha dispersando su olor a alcohol en el lugar.

Gabriel volvió la mirada hacia la pequeña quien estaba al borde de las lágrimas mientras se aferraba con fuerza al pedazo de madera con sus pequeñas manos.

La escena conmovió a Gabriel, su pequeño rostro estaba atribulado y lleno de horror como un pobre cachorrito en boca de su feroz depredador.

El ángel no comprendía a los seres humanos por ello siempre se mostró descontento con las respuestas del divino a cada pregunta curiosa que le realizaba y casi siempre estaba envuelto en de debates.

¿Cómo alguien puede ser tan cruel con su propia sangre? la pregunta daba punzadas en su cabeza.

Entonces una sensación ardiente desconocida para el, fue subiendo como brasas desde su interior.

Dió un chasquido con los dedos porque no soportaba la voz ruidosa de aquella mujer.

Acto seguido la mujer cayó al piso empezando a roncar.

Al notar que su madre dejó de hablar de un momento a otro y al oír su caída abrupta la pequeña preguntó confundida.

—¿Que pasa...y madre?. —Interrogó mientras se agachaba a rebuscar en el piso torpemente.

—Tranquila pequeña; tu madre tenía mucho sueño que no pudo resistir, así que ahora duerme en el piso.

—Oh no cogerá un resfriado. —Dijo preocupada como una pequeña adulta. —Por favor ¿podría usted ayudarme a meterla a casa?.

Gabriel se quedó sorprendido por el corazón tan puro de la niña, a pesar de todo el maltrato recibido su corazón desbordaba compasión sin una pizca de resentimiento.

—Le hará muy bien tomar un poco de aire aquí a fuera. —Respondió despreocupado, con la intención de dejarla en la calle.

—Por favor.

Suplicó la pequeña sonando lamentable.

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Comments

Clara E.

Clara E.

Que tristeza que los adultos, muchas veces sin saber, arruinamos la infancia de los más desprotegidos. Y Gabriel ya comenzó a romper reglas... 😱

2022-10-16

2

Clara E.

Clara E.

Esa niña es la inocencia pura ❤️❤️...

2022-10-16

0

Clara E.

Clara E.

Esto me suena a un ángel que se va a meter en problemas...

2022-10-16

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