El regreso del fénix.

__ Majestad, es claro que la reina madre ha sobrepasado sus límites, está haciendo su propia regencia aquí, sin reparo alguno.

El rey Félix le dedicó una tétrica mirada a el duque Amín. Sabía que esos dos buitres venían solo para corroborar el actuar de su madre.

__ Cuide sus palabras duque, no se olvide a quien tiene frente a usted.__ El duque bajó su cabeza y se obligó a morder su suelta lengua.

Un tiempo considerable después, la reina volvió, con un cesto de verduras frescas, algunas frutas y carne fresca de algún animal que habían cazado y repartieron la carne.

__ Dilma, prepara un buen estofado, esta noche el rey va estar en nuestra mesa.

__ Si madre, ya está preparado el baño.

El rey notó que toda la servidumbre y las personas que entraban al palacio, llamaban a la reina " madre " .

Apenas llegó la noche , la cena fue servida .

La reina entró al comedor enfundada en un sencillo vestido azul cielo , su cabello comenzaba a tener algunas canas , aún así su belleza era descomunal.

__ Su majestad, espero y me de la dicha de compartir los sagrados alimentos.

Su seriedad y el tono cortante no pasó desapercibido para el rey.

__ Tienes a todos llamandote madre, ¿que respondes a eso?.

__ Que Dios me perdone por ayudar a estas personas, necesitados de lo más básico que un ser humano ocupa para sobrevivir, yo aquí soy solo una habitante más de Valle Escarlata, no soy más la Reina.

__ Pero...te respetan.

__ Y ¿acaso eso es delito ?, la madre tierra sabe que solo he trabajado y apoyado mi hombro en estas personas, deberías recorrer estas tierras y ver qué antes de mi llegada, lo único que abundaba era la miseria.

El duque Hilario entró como dueño por su casa. Se sorprendió al ver la mesa llena pero solo con dos platos, uno de ellos era del rey Félix.

__ Su majestad, disculpe la intromisión, pero debemos de ordenar el regreso para llegar a tiempo a la ceremonia de la cosecha, quizá deba llamar a el duque Amín y a los muchachos para acompañarle.

__ Duque , ¿usted es ciego?.

La voz del rey era baja pero llena de autoridad.

__ Disculpe su majestad , no entiendo.

__ Está frente a la reina madre, acaso ¿olvidó sus modales ?.

El duque frunció sus canosas cejas y miró a la reina, que ni siquiera se había detenido a mirarlo, por el contrario siguió comiendo.

__ Perdón su majestad, ¡ Buen provecho a su majestad la Reina madre!, me disculpo por la imprudencia.

__ Prefiero comer con mi hijo , así que ni usted ni nadie mas va sentarse en mi mesa esta vez.

La reina apenas le inclinó la cabeza.

El duque salió del palacio echando chispas por las orejas , a pesar de siempre estar persuadiendo a su majestad el rey, este todavía seguía muy unido a la reina madre.

Al día siguente el rey dio la indicación de volver , el acuerdo con la reina fue , que ella volvería después de levantar y repartir su cosecha .

Desde una rendija , la princesa Mirna observaba en silencio todo lo que sucedía, ella había estado bien escondida, con ayuda de Águeda, lo que ordenó la reina fue que se mantuviera oculta de los hombres del rey.

Ella estaba en plena transición de niña a mujer, desde que llegó su primer sangrado comenzó su entrenamiento para ser Reina, al principio no entendía el por qué la reina madre la estaba entrenando, la trataba siempre como una princesa, incluso como una hija, todos en el palacio le llamaban princesa, su cuerpo fue cambiando, la pubertad llegó y trajo consigo un cabello brillante y sedoso , un par de senos no tan grandes pero si notorios, unas caderas anchas con piernas perfectas, su cintura era pequeña y su abdomen plano como una tabla.

La princesa era una belleza natural, genuina y nada ordinaria.

La reina madre hizo un trabajo impecable con ella, le enseño todo de etiqueta, pero también le enseñó a luchar, cocinar, bordar, cabalgar, y todo lo demás.

__ Pero madre, yo quiero ir con usted.__ Suplicó la joven princesa, después de saber que la reina iba a regresar al gran palacio.

__ Princesa, aquí estarás segura , debo primero limpiar el camino para que llegues sin ningún contratiempo.__ La reina en realidad quería detallar bien su plan.

Se quedó al frente del palacio, junto a Dilma y las demás mujeres.

Todos amaban a la princesa, no importaba quien fuera su padre , ella era diferente.

Pasaron cinco meses y ella fue llamada por la reina madre, al palacio de la capital.

Un carruaje llegó por ella , Águeda le trajo un lindo vestido rojo, largo y recto , con tirantes muy delgados y mangas de gaza. Una corona delgada con rubíes, fue puesta sobre su cabeza. Recién cumplió quince años y parecía una doncella de esas que solo existían en los grandes libros de historias soñadas, su particular color de ojos , llamaba la atención de quién fuera , no era muy exuberante pero tenía algo que le gustaba por igual a hombres viejos como a los más pequeños. Las mujeres la adoraban por su agradable forma de ser , ella era solo color rosa y sabor a miel. Era el regreso del fénix, no murió, se transformó.

Llegó a la capital de Valle Escarlata, justo después del ocaso, el cielo era naranja y el viento mecía los árboles en una danza atrapante.

__ ¡Mi reina!, la he extrañado mucho.__ Dijo , besando la mano de la reina madre Leonor.

__ Princesa, estas muy hermosa, sin duda las gárgolas de este palacio van a romperse de la envidia...

Su llegada al palacio se ocultó, por el propio bien de la princesa Mirna, si el rey Félix la veía o sabía de su presencia en su palacio, haría de todo para , o matarla o encontrar la manera de enviarla a los trabajos pesados.

La reina ordenó poner el desayuno en el jardín junto al río que corría detrás del palacio.

__ Hace un calor horrible, el verano no me gusta, el sudor es desagradable no te parece princesa...

__ Si madre, es incomodo, ¿madre?, tal vez, ya no debería llamarme princesa, aquí yo ya lo soy...

__ Mirna , es hora de saber la razón por la que estás aquí, siéntate.__ La reina madre pudo ver la inocencia a pesar de todo el horror que le tocó vivir a su corta edad , quiso hechar atrás su plan ,pero si dejaba a el rey a merced de los viejos dinosaurios de la corte , probablemente acabaría siendo derrocado por el cojo y ambicioso príncipe Javier.

__ Mirna , mañana es la apertura de la última voluntad del rey Federico, mi hijo por fin va a gobernar solo , sin ayuda mía o de Isco, hay personas que propiciaron la invasión a Montebello, si ellos siguen interviniendo en sus decisiones, tu reino va a pasar a sus manos y no habrá nada que yo o alguien más pueda hacer para salvar esas tierras, yo voy a perder mi corona, dejaré de vivir cómo una reina y pasaré a ser la concubina o amante de algún funcionario que elijan para mí.

La princesa no entendía como ella podría evitar algo así.

__ Con el poder que aún me queda , te voy a elegir como la esposa del rey Félix de Valle Escarlata, así ellos perderán gran parte de su influencia, por qué tú eres sangre real y eres la heredera única de la corona de Montebello, jamás van a poder intervenir en las decisiones del rey por qué tú serás la única que gobierne a su lado.

La princesa palideció, todo su mundo cayó a su alrededor, recordó todo lo que ese cruel joven le hizo a sus padres, lo que ella hizo para no dejar que su hermano bebé muriera en manos de él, la manera en cómo su madre gritaba piedad para su hijo. Las lágrimas salieron de sus bellos ojos , poco a poco entendió que la reina madre, solo la rescató para sus propios intereses, ella no la quiso en realidad, solo la preparó para mandarla al infierno, con el demonio que la arrancó de su paraíso. Obligó a sus pies a correr hasta que ya no podía ver el palacio, se sentía tan sola, su corazón latía a fuerzas , respiraba con dificultad y cedió ante el soplo de la brisa fresca que la cascada le escupía en la cara, cayó sobre su espalda y cerró sus ojos para ya no pensar más.

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