Del olvido a la gloria.

El palacio del olvido, estaba en un sitio estratégico de muy difícil acceso, por eso el nombre, los antiguos monarcas lo usaron para condenar a las concubinas o a las criadas que habían hecho enfadar al rey.

El palacio estaba descuidado, sucio y con maleza a todo alrededor, solo había un peón y una anciana ama de llaves, era el lugar más desolado de todo el mundo.

La reina Leonor quiso salir corriendo de ese lugar, sus criadas tenían la orden de volver, solo le ayudarían a instalarse .

Se resignó a aceptar su nuevo destino.

La princesa Mirna ayudó tanto cómo pudo a las criadas, terminando sus labores fue a buscar troncos secos para encender la chimenea, el palacio era pequeño comparado con el gran palacio, pero sin muebles y cortinas sería muy frío y el invierno estaba llegando.

Los vientos fríos llegaron inevitablemente, parecía que ese año conspiraba en su contra pues por primera vez en al menos cien años, estaba nevando.

Las personas llegaban de a poco y ofrecían ayuda a la reina madre, era gente que trabajaba duro , algunos nobles de bajo estatus, campesinos y esclavos liberados .

Gracias a esas personas sobrevivieron al crudo invierno.

No hubo mensajes por parte del rey Félix, no llegaron las provisiones y la reina comprendió que sus privilegios se habían acabado. Y así comenzó la era de la reina en un palacio que dejó de estar en él olvido.

En Montebello, la reina Larissa luchaba contra la fiebre y el hambre atroz que amenazaba su vida, había dejado de contar después de treinta días en la cueva, ya no tenía noción del tiempo, no había visto la luz del sol , pues se medio alimentaba de algunas bayas que encontró al interior de la cueva, a veces entraba un animal como zorros o gaviotas y con sus débiles fuerzas los cazaba y así sobrevivió.

Un día no pudo mas , su bebé estaba muy delgado y tenía unas llagas en su piel, decidió salir por la noche , con nada más que aquella armadura y un pedazo de roca afilada que usaba para despedazar a los animales que cazaba.

Caminó durante tres noches y dos días , llegó hasta un terreno que logró reconocer, era una planicie con cientos de manzanos, vió también que había círculos en la tierra dónde no crecía maleza.

__ Pusieron explosivos, de manera que nadie pueda volver...__ La reina pudo darse cuenta que la naturaleza había ganado terreno y todo era de un verde rebozante de vida.

Caminó hasta llegar a una vieja choza abandonada , era de piedra volcánica y aunque por fuera parecía inhabitable, por dentro era caliente y acogedora.

Se instaló cómo pudo , sacó de un viejo baúl unas cortinas ya gastadas por el tiempo e hizo prendas para su príncipe, al que enmedio de sus delirios llamó Caleb.

Poco a poco recuperó peso y alimentó mejor a su hijo, hizo un cerco de zarzas y arbustos espinosos alrededor de su choza, con las pieles de los animales que cazaba , hizo abrigos y logró confeccionar una especie de hamaca.

Nunca en su vida había trabajado ella nació princesa y después fue reina , siempre hubo quien hiciera todo por ella , pero no era una inútil, sabía tanto como cualquier persona.

Nunca hacía fuego en el día , golpeó fuerte con una roca dura , la pechera de plata hasta lograr un platón rústico, con ayuda de los rayos solares cocinaba sus alimentos sobre el platón, por la noche prendía fuego pero se aseguraba de cubrirlo con una gran bloque de piedra que no permitía que la luz saliera del fogón, con las pieles cubría las ventanas y el humo por la noche no se veía.

__ Estás creciendo muy rápido mi príncipe, eres igual a tu padre, mi niño ¡lo que daría por saber si tu hermana está viva !...

Los años pasaron como si la tierra girara más rápido de lo normal.

El pequeño príncipe ahora era un hermoso niño de cuatro años, con rizos rubios y ojos color miel. Era milagrosamente saludable y muy inteligente, gozaba de una energía inagotable.

En Valle Escarlata, todo estaba de cabeza, el príncipe Javier estaba furioso por qué el rey no le permitió gobernar Montebello, los preceptos decían que el reino caído no podría ser gobernado hasta después de diez años , mientras se esperaba que ningún heredero saliera a reclamar el trono.

Lira trataba de hacer que el rey Félix cediera pero él era cada vez mas tajante y ella estaba perdiendo su favor.

El rey cumplió veintidós años, su corte y consejo le festejaron con banquetes y bailes.

Cambió mucho , creció de todos lados , las mujeres caían como moscas a sus pies , sus ojos grises impactaban a cualquiera, su cuerpo bien definido y sus rizos negros contrastaban con su piel blanca.

Tenía a cuánta mujer quería , pero jamás sintió más que solo placer vacío .

Los problemas de su reino empeoraban más cada día.

Una flota de piratas le había declarado la guerra por quitarles un barco cargado de esclavos y vino.

El reino de Rosette estaba algo hostil , debido al cierre de su frontera con Montebello, muchos de sus cargamentos terrestres habían sido víctimas de explosiones al intentar cruzar por Montebello.

El duque Hilario y su tío lo presionaban para que tomara una esposa para así estabilizar su poderío.

Se sentía tan solo , sin ayuda de los sabios consejos de su madre. Todo el mundo le temía, era el rey mas fuerte de su época y de su área .

Un día le llegaron rumores desde la tierra árida , dónde estaba el palacio del olvido.

Decían que la reina madre había constituido su propio reino , la gente de las aldeas le construyeron un palacio digno de una reina , tenían su propio sistema de comercio y comercializaban sus cosechas con los nómadas que pasaban por el territorio.

Todos esos rumores lo hicieron enfadar, no creía que su madre pudiera hacer tal cosa.

Si todos esos rumores resultaban ciertos , la reina madre podría ser condenada a la muerte. Un escalofrío recorrió su cuerpo, le había prometido a su padre que cuidaría de su madre como si el mismo estuviera presente, pero ¿que hizo el ?, la desterró a un lugar hostil y alejado de la vida cómoda a la que la reina madre tenía derecho.

Preparó su viaje hasta el palacio del olvido.

Cuando llegó todo lo que oyó fue una pluma ligera junto al enorme bloque de hierro que estaba viendo.

El palacio era todo menos del olvido, su majestuosidad daba escalofríos, sus jardines estaban llenos de flores , los árboles estaban cargados de frutas y la servidumbre no lo parecía.

Solo que nadie salió a recibirlo, no hubo anuncio, ni reverencia, no salió el ama de llaves a inclinarse ante él.

Hasta que Águeda lo vió. Su sangre abandonó su rostro. Hizo la reverencia y ordenó a todos que hicieran lo mismo, el viejo señor panadero gritó...

__ ¡¡El rey Félix de Valle Escarlata está aquí.!!

Todos parejos se inclinaron.

Le informaron al rey que la reina madre estaba trabajando, eso sorprendió al apuesto hombre.

Cuando vino, también trajo a el duque Hilario y a el duque Amín de Murni, los mayores detractores de la reina madre.

Ellos ya empezaban a comprobar que los rumores eran muy ciertos, la reina era culpable.

Isco y Guzuk también vinieron, uno más emocionado que el otro.

Águeda los llevó hasta el campo de maíz, la imagen de la reina Leonor definitivamente dejó a todos sin respirar.

Vestía ropas sencillas, una túnica de lino y una especie de turbante que la protegía del sol, unas botas de piel que impedía llenarse los pies de lodo y sus perfectas manos llenas de tierra.

El rey Félix se quedó tieso, sus piernas no le respondían y parecía que su cerebro estaba apagado.

__ Su majestad Rey Félix llegó mi reina.__ Cuando Águeda pronunció esas palabras ella sintió su corazón estremecer.

__ Su majestad, bienvenido al palacio del olvido.__ Le dijo, sin siquiera verlo , siguió removiendo la tierra y plantando sus semillas.

__ ¡Madre!. __ Quiso decir mucho pero su boca se cerró.

__ Parece que la reina dejó sus buenos modales.__ Refunfuñó el duque Hilario.

__ Ustedes dos no son bienvenidos aquí, su majestad puede esperar en el palacio, si dejó de trabajar las semillas no germinaran igual y quiero una siembra limpia.

Todos contuvieron la respiración.

El rey se dió vuelta y ordenó ayudar a la reina.

__ No te atrevas a poner tus sucias manos en mis semillas, largo de aquí, ¡¡ahora!!, hombres idiotas ...

El rey llevo su índice a la cien, al parecer su madre si había levantado su propio reino y estaba peligrosamente más poderosa que siempre.

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