Su primer beso.

La reina madre tomó una difícil decisión, lo hizo luego de oír las sabias palabras de su suegra la reina María.

__ Isco, quiero que la acompañe un hombre de tu mas absoluta confianza, esto debe permanecer en secreto, quién la intentó asesinar lo intentará de nuevo hasta lograrlo.

__ No sé preocupe majestad, estará en buenas manos , en ese palacio nadie de los nobles es bienvenido.

Así un día lluvioso y frío la princesa Mirna fue nuevamente sacada del gran palacio a escondidas, una dama le acompañó y un guardia leal al rey Félix.

Iba mirando a través de la ventana del carruaje, pasó el día frente a sus ojos y llegó la noche, la obscuridad era aterradora, los aullidos de las bestias nocturnas junto a el silbido del viento, hacia estremecer hasta el mas estoico de los hombres.

El rey Félix vió con pesar como su reina se marchaba en medio de la lluvia. Había hablado con la reina María y con su madre, curiosamente por una vez las mujeres tenían razón, Mirna debía ser protegida, Guzuk había descubierto como la princesa fue sacada y arrojada al bosque, todo fue orquestado por el príncipe Javier y el duque Amín.

Los haría pagar con sangre.

Mirna llegó al palacio del olvido, todos en el lugar la querían mucho, esas personas la vieron crecer y ella ya era considerada una de ellos.

Los meses transcurrían sin contratiempos para Mirna, no para Félix, en Valle Escarlata se libraba una batalla por liberar la frontera de Montebello de los piratas del mar tormentoso.

El líder era un antiguo noble del reino de Montebello, que desertó para crear su flota de navíos asaltantes, tomaban todo lo que podían de los barcos que forzosamente tenían que navegar las aguas del Mar tormentoso. Ese hombre había logrado llegar hasta la frontera de Montebello y Valle Escarlata, haciendo a Félix enfurecer pues nunca nadie se había atrevido a tanto.

Primero envío a sus tropas , después llegó él en compañía de Isco, todo aquello era una carnicería clandestina.

__ Fue demasiado Guzuk, incluso para ti.__Dijo Félix, quién veía sangre y cuerpos dispersos por todos lados.

__ No su majestad, no fuimos nosotros, al llegar aquí, todos ellos ya estaban en pedazos.

Si cuerpo se tensó, ¿quién hizo algo así?, ¿acaso hay alguien más por quién preocuparse ?. Esas preguntas no tenían una respuesta.

__¿ Fueron los de Rosette ?__ Dirigió su pregunta a Isco.__ No su majestad, ellos siempre dejan un mensaje en los cuerpos o clavan su estandarte.__ Isco lo sabía, el mismo vió como lo hacían.

La reina Larissa luchaba contra las manchas de sangre en su ropa, trabajó mucho y estaba cansada.

Cuando su sobrino el príncipe Luis descubrió a los hombres del pirata llegar a la frontera de Montebello, se lo contó y decidieron actuar, si ese hombre llegaba y se establecía...la vida del príncipe Caleb estaría en peligro.

Ellos habían reunido a algunos sobrevivientes de la invasión de Félix, muchos de esos hombres y mujeres ya habían perdido todo, no había nada que los hiciera temer.

El objetivo de la Reina Larissa, era mantener con vida a su hijo, hasta que él pudiera cumplir diez años y así entonces entronizarlo, ahora que sabía que su hija la princesa Mirna vivía la estaba buscando, la traería de nuevo y para siempre.

Un día Félix recibió la noticia del palacio del olvido uno de sus espías tenía la orden de hacerle saber todo con respecto a ella, así que cuando la vió tan cerca de un muchacho, no tardó en escribir la carta...la princesa Mirna fue vista con un buen amigo...esas líneas lo hicieron enfadar, ella era ¿suya ?, no lo era , pero ...¿por qué le molestaba imaginar a Mirna con alguien más?.

Montó a su caballo y salió hacia el palacio del olvido.

Con ropas sencillas y sin llamar la atención, llegó hasta el campo en dónde se recogía la cosecha de trigo, ahí estaba ella...

tan hermosa que lo abrumaba.

Tenía un vestido de algodón en color café, sandalias hechas de cuero y su cabello atado en una coleta. Cambió mucho desde la última vez, cuando tuvo que darle calor a su cuerpo.

Ella parecía más mujer que niña , sus labios eran carnosos, sus caderas más definidas y ¡¡por los cielos !!, sus pechos aunque no eran grandes, se asomaban descaradamente por sobre el discreto escote de su sencillo vestido.

Le dolió, pero como no, si estaba a punto de explotar, aquello luchaba por salir de entre sus pantalones. Luego vino la rabia...

Un joven moreno, muy seguramente campesino se acercó a Mirna para darle un tubo ¿bambú ?, con agua.

__ Gracias Morin, la sed es horrible, creo que voy a considerar mis actos, si no puedo soportar el calor en la tierra, menos voy a poder con las llamas del infierno.

Ambos rieron con las palabras de la princesa.

__ Bueno si llegaras a ir al infierno, creo que hasta él se volvería bueno por ti...__Los ojos del muchacho brillaron.

Félix estaba ardiendo, no por el calor , si no por ¿celos?, tenía ganas de colgar al muchacho, ¿cómo se atrevió a hablarle así ?.

Torció la boca y fue al palacio.__ Te sorprenderá mi presencia, mi reina.__Esperaba que fuera así.

Cuando el cielo se tornó naranja, la princesa Mirna volvió al palacio.

__ Prepara mi baño y por amor a Dios, necesito unos cuantos dulces de calabaza, muero por algo de azúcar.__ Dijo eso a una de sus ayudantes, ella odiaba llamarles criadas.

Subió a su habitación, era la más pequeña, no había una cama grande con dosel , en cambio solo tenía una cama pequeña ordinaria como todas las demás mujeres del palacio, su mesita estaba llena de libros y algunas flores.

Se quitó la ropa sucia y quedó en una vieja bata , casi transparente por el paso del tiempo, una muchacha vino con un tarro de agua caliente y dejó caer unas gotas de esencia de limón sobre él. Metió su cuerpo a el agua caliente y cerró sus ojos.

__Te quedarás sin piel si no sales del agua.__La voz de Félix la despertó abruptamente. Sus ojos miel se abrieron hasta casi salirse de su orbita.

__ Su majestad...yo...no... usted ¿que hace aquí?...

Las palabras se atoraban en su boca.

Se sumergió más para evitar que el rey la viera.

__ Sal ahora , te vas a resfriar.__ Y salió del baño para darle privacidad, aunque más bien fue para que su traidor cuerpo no le hiciera pasar vergüenza.

Mirna estaba temblando, mil preguntas vagaban por su mente, ¿habré hecho algo malo?, ¿me matará esta vez? y así muchas preguntas.

Salió ya vestida y con un trozo de tela envolviendo su cabello.

__ Su majestad...__ No pudo terminar la frase, cuando sintió todo el cuerpo del rey pegado al suyo, él la estaba abrazando.

Millones de chispas salieron de su estómago, podía ver a través de su ventana como las nubes color naranja acompañaban al sol hasta su descanso.

Quería hablar, pero no sabía que decir, el hombre que la estaba casi asfixiando no era el rey, pues el jamás la tocaría.

__ Hueles bien , no puedo creer que exista un olor así de bueno.

!

!

¿El está delirando?.__ Pensó Mirna, le estaba hablando...

__ ¿Te sorprende mi presencia aquí ?, vamos di algo...__ Al ver qué Mirna no se movía ni respondía, tomó sus manos y las puso en su cara.__ Soy yo , tu rey.__ Le dijo.

__ Lo siento su majestad, si me sorprende su visita, me disculpo por mi actitud.

__ Nada de eso, ¿por qué duermes aquí ?, deberías tener la habitación grande.

__ No hay tal habitación, todas son iguales, su majestad la reina madre también dormía en una como esta.

Arrugó sus cejas , el había sido un mal hijo , un mal esposo, mandó a madre y a su esposa a un lugar tan pobre que daba lástima.

__ No puedes seguir aquí , regresarás al palacio conmigo.

¿Cómo?__ Quiso decirle, pero las normas decían que no debía cuestionar al rey.

Solo que ella no estaba en el palacio y además era la reina, sin corona pero era la reina.

__ Perdón su majestad, pero no creo prudente volver ahora, faltan ocho meses para mí mayoría de edad.

Ocho meses, demasiado tiempo para que ella siguiera hablando y viendo a tantos jóvenes, peor aún ...ellos la verían a ella.

__ Mmm, ocho meses, mucho tiempo, demonios...igual si te quedas debes dejar de andar como esclava trabajando en el campo.

__ Me gusta hacerlo y las personas aquí trabajan en equipo, todos apoyamos.

__ ¡¡¡Pero eres la Reina!!! __ Su voz resonó por la habitación.

__ ¿Lo soy ?. __Cuestionó ella, esa tarde había hablado más de lo que habló con el en siete largos y difíciles años.

En sus ojos había tanto dolor, él era la causa mayor de todo.

No pudo evitar más estar tan cerca de ella y no sentir su cuerpo. Sus labios parecían un imán que lo atraía como un trozo de metal.

Tomó su cara entre sus manos y cuidadosamente, como se de algo fácil de romper se tratara, la besó. El primer beso para ella , el primero en diecisiete años.

Esa tarde noche de otoño, con el cielo naranja y el viento soplando el rey Félix de Valle Escarlata besó por primera vez a su esposa, la reina Mirna de Valle Escarlata y princesa de Montebello.

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