Después de esa visita al palacio, Livius se negaba a ir de nuevo, en su vida pasada siempre fue un chico serio y sin buenas amistades, su vida la dedico a trabajar, llegar hasta donde estaba le costó pues no tenía a nadie quien pudiera darle apoyo, aprendió que la vida no era fácil cuando no se tenía dinero, así que valoraba cada logro que tenía porque era por su esfuerzo, aunque eso lo llevo a desarrollar una personalidad cerrada, solo sonreía ante las cámaras, pero en su vida cotidiana, era un solitario que prefería quedarse en casa disfrutando de una película o bien, leyendo novelas románticas, soñando que quizás algún día, así como las protagonistas, él también encontraría a su gran amor.
El pequeño Livius deja salir un largo suspiro después de cerrar el libro que tenía en las manos, ahora su lugar favorito era la biblioteca, solía quedarse ahí después de sus clases para leer información sobre dicho mundo, descubrió que existen personas que poseen magia, aunque no todas, en su mayoría son magos del templo o provienen de familias muy prestigiosas que sirven al emperador y entre esas familias estaban los Stefan, es decir la suya, eso significaba que él debería tener poderes, no recuerda mucho aún de la novela así que ese detalle aún no lo tiene presente, pero imagina que si debe ser una magia fuerte ya que le dio batalla al imperio.
Salió de la biblioteca buscando a sus padres, a quien encontró primero fue a la Duquesa, una mujer joven y hermosa, quizás nisiquiera pasaba de los 30 años, algo normal en esa época, pues suelen casarse bastante jóvenes.
- madre, perdona por interrumpir, quisiera hacerte una pregunta.
- no interrumpes nada pequeño, dime.
La mujer le sonrió con la sonrisa más cálida y dulce que jamás haya visto, su corazón se sobresalto, su madre era hermosa y amable, es increíble que todo eso cambie solo por manifestarse como omega.
La Duquesa lo levanto por debajo de los brazos y lo sentó en su regazo.
- ¿que clase de magia tengo?
- mmm...no se, aún no se manifiesta. Quizás no sea la misma que la de tu padre.
- entonces ¿no heredare la misma magia que mi padre?
- quizás no, quizás sí, tendrás que esperar.
- ¿hasta cuando tendré que esperar?
- ya falta poco, debe suceder cuando cumplas once años.
- entiendo...gracias madre.
Justamente la edad en la que suelen manifestar su segundo género. Dejo salir un leve suspiro.
- sabes que puedes decirme lo que sea, pequeño.
La mujer le dejo un beso en la frente, causando que Livius se sintiera avergonzado, nunca antes sintió ese amor de una madre, no pudo evitar sonreír, quizás no sea tan malo ser Livius Stefan, no ¿que esta pensando? Esos gestos de cariño solo los tendrá por un año. Los siguientes días Livius continúo con sus clases y sus investigaciones sobre el mundo que ahora habitaba, lo increíble es que pese a estar en una época antigua existía la electricidad, más no habían objetos que necesitaran de esta, según su investigación, la electricidad se produce gracias a los cristales mágicos del templo que proveen a toda la ciudad, era increíble lo que habían logrado, pero gracias a ello no tiene que vivir en mundo donde deba usar velas, es muy molesto. También descubrió sobre los diferentes tipos de magias que existen, cada quien nace una en especial.
- ¿de verdad quieres aprender?
El Duque estaba sorprendido, nunca antes Livius mostró interés en aprender a usar la espada, sobre todo porque parecía un niño frágil, sin importar cuanto coma su cuerpo seguía siendo delgado.
- si padre, pienso que debo saber un poco de todo si voy a servir a la familia imperial.
Aunque si fuese posible, estaría mejor si no continúa con esa absurda tradición de ser fiel sirviente del emperador en turno.
- tienes razón. Esta bien, pero será un entrenamiento leve.
- no esperaba que te gustase el arte de la espada, Liv.
Ofelia estaba ahí presentes pues estaba tomando el té con su padre.
- solo pensé que podía aprender para defensa personal.
- ¡oh! Buena idea.
El Duque acaricia la cabeza del pequeño. Le menciona que buscará un maestro adecuado para él, para inicié aprendiendo lo básico. Justo después de eso, su niñera viene por él, mencionando que tiene una visita; al llegar a la sala, solo siente que el castaño se lanza sobre él abrazándolo y frotando su mejilla con la suya.
- Livi!!! Te extrañaba tanto. Tu madre fue al palacio y me ha traído a verte.
- c-claro que sorpresa...
Livius deja salir una risilla forzada, su madre no debió traerlo, lo que menos quiere es seguir tratando con ese niño. Livius dirige su mirada hacía donde estaba Ofelia, esta ha visto la escena pero saluda con una reverencia al príncipe desde lejos y continúa con su rutina de beber té, algo extraño, pues se supone que ella es la prometida de Maximiliam.
- vamos Livi, vayamos a tu alcoba.
Sin poder resistirse, el pequeño castaño le toma de la mano para dirigirse a la alcoba. Y ahí estaba sentado en la orilla de la cama mientras que el pequeño castaño salta sobre el mueble, es increíble que tenga que aguantar todo eso, pero no puede gritarle para que se vaya, seguramente sus padres lo regañan por hacerle un desaire al príncipe heredero.
- Liviiiii!!!! Salta conmigo.
El castaño le abraza por el cuello y le jala para que pueda quedar en medio de la cama.
- vamos es divertido Livi.
- no lo es, además arruinará mi cama. ¿Cuantos años tiene? Deje de actuar como un niño.
- Livi, somos niños, no puedo actuar como un adulto si no soy adulto.
Livius chasquea la lengua, creyó que con eso se ofenderia y se iría.
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Comments
Estrella Guadalupe Martinez Vera
jaja pobre Livy tener que aguantar al principito
2024-11-27
1
Nadia🤍
Las mejores parejas siempre son en las q ahi un solecito y un cubito de hielo,
2024-09-04
21
Aniz
Uys la verdad es que nunca me ha gustado nadie de esa forma, a mi me gusta más por ver el romance de otras personas
2024-08-29
4