Cerré la puerta y me acerqué a Jennifer, que se encontraba en la cocina haciendo el café
-Amor, nos llegó una invitación, le dije
- ¿A la isla de los Misterios?
-Como sabían dónde estábamos hospedados?, preguntó Jennifer
-Seguramente cuando llamasteis ayer, registraron la ubicación de tu móvil, contesté
Por alguna razón le llamaban la isla de los misterios, pensé.
-La invitación dice que nos buscarán en el muelle en donde vimos el letrero amor, comenté
-Hay que conocer los misterios de esa isla, comentó
-Yo también pienso lo mismo, respondí
Pasadas las horas, nos arreglamos y nos dirigimos al muelle, a las fuera del hotel, nos esperaba un taxi.
Esta vez el taxi, tomó otra ruta distinta a la que veníamos, aunque me pareció que habíamos recortado camino.
Una vez llegado al lugar de encuentro, nos esperaba una pequeña embarcación.
Nos acercamos al muelle, llevamos poco equipaje, solo mochilas. No vimos a nadie en el bote, lo que nos pareció extraño, decidimos esperar.
Al rato salió un capitán.
-Ustedes son Pedro y Jennifer, ¿verdad?, preguntó el capitán
- Si respondimos.
-Esperamos por más pasajeros?, preguntó Jennifer
El capitán se nos acercó y nos miró fijamente a los ojos, como dos pupilas penetrantes que desnudaban todo a su paso, nos picó el ojo y nos respondió:
-Suban a bordo por favor, en 5 minutos partiremos.
El capitán extendió su mano muy caballerosamente hacia Jennifer, yo la impulsé desde sus nalgas.
Finalmente subí al bote de un salto y nos sentamos.
Pasaron los 5 minutos de espera y solo éramos nosotros. De pronto los motores se pusieron en marcha.
Yo cargaba GPS y Jennifer también, de pronto vimos que las coordenadas cambiaron bruscamente
El capitán anunciaba por radio que iniciaba su marcha, alguien le respondía.
-Entendido capitán, contestaron de otro extremo.
Naufragamos mar adentro, cuando de pronto sentimos fuertes vientos.
El capitán gritó:
-Colóquense sus cinturones y sus respectivos chalecos, pasaremos por una tormenta, anunció
Los vientos se hacían cada vez más fuertes y más intensos, el barco se sentía inestable, era como andar montando sobre un toro salvaje.
Jennifer y yo nos aferramos a unos tubos que estaban fijados al asiento, pero la tormenta se hacía más fuerte, el capitán maniobraba el timón del barco, como si se tratara de la rueda de la fortuna.
Estábamos empapados de pies a cabeza, de pronto la popa volteó bruscamente y giró hacia la derecha mientras el capitán giraba en sentido contrario, pero apenas ganaba un poco de estabilidad.
Al ver que la popa giraba cada vez más, pude observar que nos jalaba un torbellino, parecíamos que estábamos en una licuadora, girábamos y girábamos sin parar, cada vez se hacía más fuerte e intenso. El capitán había perdido completo el control sobre el timón del barco y nosotros estábamos a punto de marearnos y vomitar.
Giros y más giros era lo que había de momento.
Los gritos se hacían más intensos y el descontrol se apoderaba de todo hasta el punto del caos.
El último giro recuerdo que nos abrazamos y sentimos que el mar nos jalaba a las profundidades del abismo, no supe más nada, hasta perder el conocimiento.
¡Todo era agua y oscuridad!...
Desperté, tosí y sentí que por un momento me ahogaba, casi no podía ver con tanta tierra en mis ojos y el sol en mi cara, entré en pánico al no ver a Jennifer, me levanté y me encontraba en la orilla de una playa, más adelante había un cuerpo desnudo, corrí hasta allá, era Jennifer, la volteé desesperadamente y comencé a darle respiración de boca a boca.
-Despierta, Despierta, grité desesperadamente
Seguí haciendo el RPC, aún tenía pulso.
Continué una y otra vez, hasta que de pronto tosió y salió una gran cantidad de agua de su boca, volvió en sí y me abrazó.
-Donde estamos, preguntó ella
-Llegamos a una isla, le contesté
-Debemos explorar la isla en busca de ayuda, dije
De pronto vimos unas mochilas flotando en la orilla del mar.
-Nuestras mochilas dije
Salí corriendo a buscarlas.
Abrí mi bolso y estaba la cantimplora con agua, también estaba una bebida energética y unas latas de atún. El GPS no funcionaba, no sabíamos a donde fuimos a parar. Nadie sabía de nuestro paradero, ni a donde íbamos.
Los nervios comenzaban a torturarme, mi corazón latía muy rápido y me faltaba el oxigeno.
Conté hasta diez y me fui calmando hasta controlar mi respiración.
Por un momento pensé que no estábamos tan mal, había agua y unas pocas provisiones para el día de hoy, pero mañana que?
Me acerqué a Jennifer y vi que ya se encontraba mejor, hasta que se acordó del capitán.
-Y donde está el capitán?, preguntó Jennifer
-Amor debemos buscar al capitán, dijo
-¡Bien busquemos adentro de esos matorrales!, dije
No había rastros del barco, ni de partes del mismo.
Nos levantamos de la tierra y nos fuimos a explorar la isla en busca de personas y del capitán.
La playa estaba rodeada de mucha vegetación, había que entrar entre plantas y arbustos para poder ver algo. A lo lejos se veían palmeras, cargadas de frutos, pude observar que había piñas y un árbol de mango, por un momento sentí que estábamos salvados, al menos con la alimentación, era una señal que de hambre no moriríamos.
Al pasar la vegetación pudimos observar unas montañas que cubrían la isla. Caminamos y más adelante nos conseguiríamos un acantilado. Al final había que cruzar un puente colgante para llegar al otro extremo de la isla, el agua era tranquila y poca profunda.
El puente solo tenía agarraderos más no contaba con piso, tus pies quedaban bajo el agua, al desplazarnos sentí que el agua se hacía a más profunda, no había manera de parar y descansar, el ritmo de desplazamiento tenía que ser constante, solo podías colgar tu cuerpo para reposar los brazos, el sol se hacía inclemente, faltaban unas pocas distancias por recorrer.
Vimos a lo lejos que se acercaba hacia nosotros, era un tipo con Barba larga y medio desnudo, se paró del otro extremo esperando a que llegáramos a cruzar, cuando estuvimos cerca, le tendió la mano Jennifer y después a mi.
Nos habló en un dialecto que no conocíamos
-Uga vu ja llegué a escuchar
Risas salió de su boca y finalmente soltó una carcajada.
-Jennifer y yo nos miramos a los ojos.
El viejo se fue corriendo y nos dejó atrás.
Decidimos que también deberíamos correr detrás de el y así fue que nos pusimos en la acción de ir por el.
-Espera, Wait, le decíamos y nada, el hombre seguía corriendo, como si no hubiera mañana.
El tipo comenzó a trepar un árbol y nosotros sin darnos cuenta caímos en una red, atrapados quedamos, nuestras cabezas colgaban de la maya, atrapados como animales de caza, así nos encontrábamos.
Mientras se acercaron otros tipos con el mismo aspecto físico del que se trepó a los arboles y nos veían desde abajo.
De pronto soltaron una flecha y la cuerda que nos sostenía en la maya se reventó, gritamos mientras caímos como dos rocas golpeando el piso
Nos cargaron y nos acomodaron como en unas camillas de bambú, Jennifer iba en una y yo iba en otra. Seguimos la marcha escoltados por hombres barbudos y semi desnudos, mientras los tipos entonaban notas en su dialecto, parecía una ceremonia y así fuimos subiendo por la montaña cuesta arriba. Mientras andábamos pudimos reconocer el lugar, había una grabación en piedra con un mensaje que decía:
"Propiedad de Robinson", las letras eran blancas con manchas rojas, se veía el desgaste por el tiempo.
Habían Barbudos con monos colgando de sus cuellos, todos nos veían llegar, de pronto se escucharon unos tambores que sonaban como una banda marcial al parar la comparsa, los barbudos abrieron camino y en el mismo tipo de transporte, venía una mujer exótica con poca ropa con una cabellera Negra larga, parecía una guerrera diosa, era la que mandaba en el lugar.
Bajaron los bambú y ella descendió lentamente, luego nos tocó a nosotros descender también de la misma manera, lo hicieron como cumpliendo un protocolo.
La mujer se acercó a Jennifer y la tocó, le pasó las manos por los senos hasta bajar por sus partes más íntimas, Jennifer se contuvo al sentir sus manos por sus partes privadas.
Luego se dirigió a mi, me agarró por el cuello e hizo el mismo proceso conmigo, pasó su mano por mi pecho y terminó tocando mis bolitas, de pronto sentí una erección, era inevitable sentir eso.
La mujer dio la espalda e hizo señas a los barbudos que nos llevara con ella y la siguiéramos.
Jennifer y yo nos miramos a los ojos muy sorprendidos de lo que había pasado en ese instante. Entramos a una cueva iluminadas con antorchas el camino era rocoso, pero corría agua por nuestros pies, se podía sentir un río de agua fría tocando nuestros talones.
La cueva era amplia, entramos como en un salón rústico de piedra, había una mesa esperándonos, hicieron un gesto con sus manos, que debíamos sentarnos, nos sentamos en unas sillas de piedra, Jennifer seguía a mi lado, ella me dio su mano por debajo de la mesa y nos quedamos mirando fijamente a la anfitriona.
La anfitriona hizo señas a sus sirvientes, que eran mujeres semi desnudas, posaban sus firmes senos en el aire, cual torpedos. Al voltear las sirvientas pude notar que el tapa rabo era como de hilo y la parte de adelante con escasa tela.
De pronto salieron unos hombres con unas bandejas de madera, al igual que las sirvientas, estos vestían igual, el tapa rabo de hilo y medios tapados adelante, cuando caminaban se podía apreciar el movimiento de su parte varonil, Jennifer peló sus ojos al ver tanto movimiento junto. No pudo contenerse, su cara la delataba.
Al dejar las bandejas y al destaparlas observamos que comeríamos pavo, pernil bañadas en salsa, una de las sirvientas se acercó con unos cáliz de metal y los colocó en la mesa, uno para Jennifer, Otro para mi y el tercero para la Reyna anfitriona.
La Reyna se levantó de su silla y los sirvientes hicieron reverencia, luego ella se sentó y nos hizo señas con su mano que podíamos comer.
Nuestra comunicación era solo por señas, hasta el momento.
Los tres bebimos y noté que la bebida era algo fermentada y añejada, parecía vino tinto, pero al seguir saboreando pude hallar otro sabor que se me hacía familiar: Toronja, sentía como un sabor mentolado, y era hojas de mentol y eucaliptus.
Jennifer comenzó a degustar y fue analizando todos los ingredientes también, y notó que tenía alcohol, hojas y frutas cítricas.
Comenzamos a comer y la carne era pernil en salsa de ciruelas, era como comer en un restaurant con temática de antiguas tribus guerreros.
Nos sirvieron más bebidas y comenzamos a ver todo doble, no bebimos más, la Reyna anfitriona nos señaló con su mano que debíamos levantarnos y que la siguiéramos.
Caminamos detrás de ella y pude observar sus glúteos duros y descubiertos caminando con soltura y encanto, hasta Jennifer quedó admirada al verla.
Esa mujer va al Gimnasio dijo en voz baja para que yo escuchara, de pronto ella volteó, como si entendiera lo que decimos y se mostró con una sonrisa pícara.
Habían una zonas con muchas cortinas al abrir las cortinas eran habitaciones huecas con paredes de piedra, era como ver una caja sin frente.
La mujer se nos acercó y comenzó a desnudar a Jennifer, cuando estuvo completamente libre de ropas, siguió conmigo, empezó por quitarme la camisa y finalmente me quitó los pantalones y ropa interior, me acaricio el pene.
Jennifer peló los ojos de impresión.
Éramos tres en una habitación, dos completamente desnudos y una Diosa India semi desnuda, al rato nos sacaron las vestimentas, ya éramos uno de ellos.
Parecíamos indios guerreros, mis nalgas y las Jennifer estaban cubiertas por un hilo, me colgaba la trompa del elefante, solo nos faltaba el arco y la flecha, habíamos llegado a la misteriosa isla de Robinson.
Nos dieron más bebidas, la Reyna se nos acercó, no sé si era el efecto de la bebida, pero cuando la mujer habló, comencé a entender todo con claridad, era como yo podía entender su dialecto o todo lo contrario era ella que entendía el nuestro.
-¡Bienvenidos a la isla Robinson, Yo soy Cristina Robinson, ama y señora de estas tierras!, así entendimos, tan claro como si estuviera hablando español.
-Pregunté: Hablas nuestro idioma?
-Si dijo, hablo muchos idiomas. Todos diría yo.
-Y como es eso posible, preguntó Jennifer.
La Reyna sonrió...
-Han oído hablar sobre la leyenda de los Robinson?, preguntó
-Jennifer Respondió: hemos escuchado historias de inmortalidad y riquezas y que solo podía entrar a la isla por medio de una invitación.
-Veo que las historias no cambian, dice la Reyna anfitriona.
-Por algo se llaman historias, no, dijo
-Bien, yo vengo de una dinastía de un antepasado que encarna de en generación en generación y se me atribuyen facultades especiales paranormales.
-Y son ciertas?, pregunté
-Muy pronto verás mi potencial y el porque nos se les permite la entrada a cualquier impuro a esta isla, solo los elegidos entran en ella.
-Ustedes se preguntarán porque nosotros?, simple: la fuente los eligió a ustedes y ella me comunicó como contactar con ustedes.
-Y las llamadas que hice a un número, era real ?preguntó Jennifer
- Si \, contamos con tecnología fuera de este mundo de mis ancestros\, nos dijo la Reyna
-Si la fuente cae en manos de persona inescrupulosa, se invertiría el mundo, es decir, nosotros que estamos bajo el mar en otra dimensión estaríamos al descubierto y arriba y su mundo estaría ocupando este lugar en manos de lideres que buscan poder, para doblegar a la humanidad.
-Reyna no estoy entendiendo entonces que pintamos nosotros aquí en esta historia?, pregunté
-¡Todo a su debido momento Pedro o mejor dicho centinela!
-Tu y tu novia serán los ocupen este Reinado por medio de mi hasta la eternidad, dijo
-Jennifer no se aguantó y soltó una fuerte carcajada.
Jennifer cae de una bofetada al piso y la Reyna proyecta su mano a su cuello alzándola, como si pudiera tocarla a distancia, Jennifer sentía como la ahorcaban al punto tal que su rostro se volvía rojo, finalmente la soltó.
Pedro se impresionó con el poder de la Reyna, pero por un momento sintió ganas de matarla.
-Tendrán que asumir su destino quieran o no, poco a poco entenderán como se manifiesta el pasado, el presente y el futuro, al punto tal, de poder controlarlo, mientras estén aquí en la isla, no envejecerán, si tratan de escapar: ¡morirán!
No sé, si esto se trataba de una amenaza o una advertencia? pensé, había que averiguarlo...
-Los voy a dejar solos, para que conversen y reflexionen mutuamente, es necesario para ustedes, poco a poco entenderán quienes son ustedes , quienes fueron sus antepasados y cual es el rol que despeñan en estas tierras, salió la Reyna y se despidió con un beso que lanzó al aire.
Jennifer y yo nos sentamos a meditar sobre lo que sucedía y sobre aquellas palabras tan extrañas que habíamos tenido que escuchar.
- Yo puedo creer que estemos en otra dimensión\, pero que no podamos salir porque el tiempo aquí corre más lento\, eso no me cuadra\, dijo Jennifer
-Ya vistes como te levantó por el cuello sin tocarte a pocos metros de distancia, dije.
-Claro que vi y lo sentí, me estaba ahorcando la perra esa, respondió
-Estoy encabronada, dijo
-Debemos actuar con cautela, la información que tenemos es muy escasa, como para tomar decisiones apresuradas, dije
-A pedro, pero que tal, si es demasiado tarde para regresar y que tal si es verdad que al salir de aquí nos envejecemos y morimos por viejo, sin haber disfrutado de nuestras vidas, sin poder tener familia o herederos, eso me aterra, dijo
-Si, la verdad, que eso es escalofriante de solo pensarlo me deprimo, dije.
-No quiero perderte amor. No confío en ella, me dijo.
-Debemos permanecer unidos, te protegeré hasta el fin del mundo, dije
-Te quiero, me dijo
-Yo también te amo, le dije.
Nos abrazamos y nos besamos como si fuera el fin.
Nos acostamos y nos quedamos dormidos, hasta que llegó un sirviente a despertarnos.
- La Reyna los solicita y pide que se presenten de inmediato\, dijo
Ahora resulta que todos hablan nuestro idioma , pensé
-Enseguida, dije.
Tomé a mi mujer de sus manos y caminamos juntos, como dos almas gemelas.
-Descansaron?, recargaron energías, dijo la Reyna al ver que nos acercamos
- No me mires con cara de pocas amigas Jennifer\, no tengo intenciones de matarlos\, ni mucho menos de hacerles daño\, dijo
-Ustedes son dos piezas valiosas en estas tierras, y espero que algún día lo entiendan, afirmó la Reyna.
De ahora en adelante ustedes se sentarán conmigo y andarán conmigo, mi pueblo tiene fe y se alegran de que ustedes hayan llegado. Seremos la trinidad en una sola fusión.
Jennifer se imaginó que compartiríamos la misma cama, ya no seríamos dos enamorados, sino tres...
Por mi mente, pasó lo mismo, no se porqué, pensé.
Las circunstancias así lo decían y lo reflejaban de esa manera, la forma de nuestro recibimiento así lo afirmaban.
Comenzaríamos una nueva familia juntos, los tres no había escapatoria, o es que a caso la trinidad no era eso, eso pensé.
Muchos pensamientos pasaron por mí mente, sentía los pensamientos de Jennifer con más fuerza que nunca y ella los míos.
Pasaron los días y las atenciones por parte de la Reyna seguían creciendo tanto para Jennifer como para mí, algunas veces de manera junta y otras de manera individual, cada día cedíamos un poco, la estrategia de la Reyna estaba funcionando, se estaba ganando nuestras confianzas, y por los momentos, no había nada malo en ella, al menos eso era lo que transmitía ella o lo que nos hacía sentir a ambos.
Un día salió de la mano con Jennifer como si fueran dos hermanas de antaño, se abrazaban y se daban palmaditas en las nalgas.
Yo en cambio analizaba el cambio entre la relación de ella con la Reyna, por un momento pensé que mi mujer había cedido por completo a todos los caprichos de la Reyna.
Y yo le seguía la corriente, no podía negar que tantas atenciones, era como estar en el paraíso.
No nos faltaba nada, comida había en abundancia y placer era lo que más estaba a la orden del día.
Pasaron días y noches, nos hacíamos la pregunta, que pasaría, si nos pudiéramos devolver?, nos hacíamos esa pregunta día y noche.
Nuestras vidas habían cambiado por completo, esto era un nuevo status en otra dimensión desconocida. Tendríamos que aprender de ellos y recibir las luces.
Caía la noche y Cristina como siempre buscaba algo que celebrar, llamó a sus sirvientes a que fueran por nosotros. Jennifer y yo, nos encontrábamos en ese entonces recorriendo las cascadas de la montaña, sentados debajo de un árbol cuando de pronto fuimos interrumpidos.
-¡Sentinel!, la Reyna solicita su presencia en el salón, así nos llamó el sirviente.
-Cada llamado parecía una amenaza por parte de los sirvientes, como cuando buscan a alguien culpable, que de pronto es hallado, así se sentía Jennifer.
- En cambio\, yo me estaba acostumbrando porque era muy frecuente y la manera como se abordaban las cosas ahí\, era bajo el mandato de una Reyna que todo lo controlaba.
Accedimos y fuimos escoltados por dos sirvientes hasta el salón donde se encontraba la Reyna.
-Chicos, los he convocado aquí, porque esta noche les mostraré la fuente, ya están preparados para recibirla, comentó
-Vengan, acérquense, dijo
Nos abrazó y tomó nuestras manos, luego nuestras caras y nos besó a ambos.
-Caminamos junto a ella tomada de su mano, como tres personas que se quieren y comparten el mismo regazo. Jennifer iba del lado izquierdo y yo del lado derecho.
Caminamos hacia la parte de atrás del salón y había un pasillo o corredor iluminado con antorchas con tonalidades Moradas, de esas antorchas desprendía un humo, que clase de antorcha era esa, pensé
Luego pasamos por pasadizo y de pronto nos detuvimos, había una pared frente a nosotros y Cristina dijo unas palabras tocó la pared y la pared de piedra giró como si fuera una puerta, entramos a un salón rodeado por imágenes en la pared, eran como caretas adornadas o máscaras de guerra.
Al final se podía apreciar una fuente de agua color azul cristalina que descendía desde lo más alto del templo, al frente había un púlpito, de esos donde se coloca un libro, la biblia. Era de piedra y en el centro había una forma hueca en forma alotrópica de diamante o gema.
Cristina sacó un Rubí grande y lo incrustó allí. El rubí brilló y quedó iluminado, dijo una palabras antiguas y entra las aguas apareció una imagen ancestral, era Cristina o su antepasado.
-Sentinel, nos dijo la imagen dirigiéndose a nosotros y después nos llamó a cada uno por nuestros nombres.
-Pedro y Jennifer, acérquense y colocad sus manos frente a el agua y sientan el flujo energético que brota sobre ustedes
Al introducir nuestras manos volví a la niñez de manera retrospectiva y hacia atrás, era como ver una película de mi vida pero desde el final hasta el principio.
Jennifer volvió también a su niñez de la misma forma en que yo veía la película.
Todo se puso blanco e inicié un viaje a otra era, se parecía mucho a una isla, al recorrer la historia, era yo manejando tropas de soldados, era como un comandante de tribu que velaba por la seguridad de su pueblo.
Al igual que yo, Jennifer se encontraba en un trance y su mundo se volvió blanco y comenzó a ver la película de quien era su antepasado en estas tierras, era una guerrera, también manejaba tropas, pero estaba vez eran mujeres que estaban bajo su mando, era muy reconocida y admirada por sus hazañas en batalla.
A ella la llamaban Afrodita y a mi me llamaban Hefesto, la época remonta a muchos años AC, a una era Griega...
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