Capitulo 9 " Donde la verdad Te destruye"

Se considera la "verdad" como un valor ético que nos permite empatizar y construir relaciones fuertes y duraderas. Decir la verdad nos hace más humanos, pero a la vez puede ser algo destructivo para la persona.

Finalmente, llegamos al territorio de nuestro objetivo. Nuestro soldado 033 está delante de mí, y a unos pocos metros podemos ver a la multitud y a una mujer con una capucha que le tapa el rostro, excepto los ojos. Sabemos que se viste elegantemente. Nos preparamos para la acción.

El soldado número 010 se adelanta y realiza el primer disparo. Nadie se percata debido a que tenemos silenciadores. El resto de los soldados avanza y hace su trabajo, asegurándose de eliminar cualquier amenaza de seguridad que pueda poner en riesgo la operación. Luego nos dirigimos hacia el objetivo principal, la mujer.

Sin embargo, cuando llegamos, Jezabel se detiene y la veo inmóvil, mirando fijamente a la mujer con la capucha. Algo la sorprende. Me acerco a ella para tener una mejor vista de lo que está sucediendo, y no puedo creer lo que veo. La mujer con la capucha es su madre.

"¿No ha llegado el muchacho que te gusta? Y a él le gustas. Quiero decirle algo a mi querida hija, a la que tanto deseé que fuera un niño en lugar de una niña. No me lo perdoné, ni tú me lo perdonaste. Robaste al hombre que yo quería porque quedé embarazada de ti. Cuando quedé embarazada, quería darle un hijo, como él me había dicho que deseaba. Pero resultó que fue una niña. Sabes, él se fue porque no quería una niña, ya lo sabes", le dice la madre de Jezabel.

Jezabel parece no entender lo que su madre está diciendo. "No entiendo lo que dices", le responde.

La madre continúa su revelación. "Bien, querida, hoy es el día en que la verdad destruye. Comienzo con esto. Tu verdadero padre no es el que conoces, sino el mejor amigo".

Veo cómo el alma de Jezabel se desmorona lentamente. La confusión y el dolor la envuelven mientras intenta procesar esta impactante revelación.

"Ya sabes, saqué un gran partido cuando tu padre llegó a mi hogar. El hombre que realmente quería no tenía nada conmigo. Tenía que estar con alguien para alejarme de él. Nunca estuve enamorada de tu padre; todo fue pura actuación. Pero soy muy posesiva; lo que es mío es mío. El padre de tus hermanos... Tú eres una maldita bastarda que no fue planeada. Fue un error, un accidente de algo en lo que no tuvimos cuidado. Ya tenía el embarazo avanzado y no podía permitir que nadie supiera lo que estaba sucediendo. Así que engañé a tu padre y lo hice creer que él era el padre de mis hijos. Fue la única forma en que podía mantenerlo cerca", confiesa la madre de Jezabel.

"Estaba embarazada de ti, era suyo, y quería asegurar un buen futuro y tranquilidad para seguir con mi vida.

Sin embargo, necesitas saber algo que te hará tambalear. Mandé a matar a tu tío porque descubrió la verdad. Iba a decírselo aquella noche en la que llamó y dijo que llegaría al día siguiente. No podía permitir que echara a perder todo lo que había trabajado. Me casé con tu padre, ya que el hombre que realmente amaba no estaba dispuesto a comprometerse por completo. Yo quería consuelo, alguien que me amara y pudiera brindarme los momentos que había imaginado con el otro hombre. Quería construir algo bueno y ese hombre resultó ser tu padre. Tu tío se buscó su propia muerte.

Eres una maldita bastarda. ¿Cómo pudiste matar a alguien inocente? Lo mataste para que no arruinara tus planes. Hay algo llamado justicia y karma, y pronto te alcanzarán", dice Jezabel, en shock por la impactante revelación de su madre.

La madre continúa explicando: "Querrás saber por qué ves a tu progenitora como la jefa de la mafia de Turquía. Siempre he deseado tener poder y control. Quiero que me respeten. Ella sabe que ha frustrado los planes de tu padre y que ha destruido su imagen, viendo en mí a la única persona capaz de consolarlo en momentos difíciles. Pero no lo entiende, y a veces, hago esto para que entre en razón y así pueda anticipar sus movimientos y proteger a nuestra organización.

¿Qué pasa, mi querida? ¿Los gatos te cortaron la lengua y no puedes decir todo lo que te dije? Lamento que tenga que matar a mi propia hija para que no le diga a su padre y arruine todo lo que tengo", concluye la madre.

Prepara su arma para apuntar a Jezabel, quien está atónita por todo lo que ha escuchado. Cuando la madre dispara, Jezabel logra zafarse y sale corriendo, pero una bala la alcanza antes de que puedan huir hacia Capadocia.

Jezabel queda inconsciente, y el protagonista la carga en brazos mientras continúan huyendo. Tras varias horas de caminar, se detienen para descansar y preparar un campamento. Intenta comunicarse con la base en Turquía a través de la radio, pero no recibe respuesta. Al darse cuenta de que ya es de noche y no tiene provisiones, decide que pasarán la noche en ese lugar.

Después de acomodar a Jezabel, ambos se encuentran en la carpa. Ella está enfriándose debido al frío, así que el protagonista la hace abrazarlo para mantenerla cálida. Sin embargo, se desmaya, y él la carga en brazos. Luego de unas horas caminando, se detiene para armar la carpa y encender un fuego.

Finalmente, tras terminar los preparativos, ambos se acomodan en la carpa. Jezabel se encuentra en sus brazos, y él se alivia al notar que ella se está calentando gracias a su cercanía, evitando que sufra una hipotermia. La tranquilidad de la noche los envuelve mientras luchan por mantenerse seguros en medio de la incertidumbre.

Despertar de un sueño profundo y encontrarte en la cama con la mujer que amas, a pesar de todo lo que han pasado y están pasando, es un alivio. En su sueño, ella murmura: "Por favor, no lo mates. Discúlpame si eso es lo que deseabas, pero a él no lo amo, no a él". La abrazo con fuerza, proporcionando el apoyo que busca en sus sueños, sabiendo que estoy allí con ella. Su respiración se tranquiliza y se duerme de nuevo.

Al despertar, sus hermosos ojos color avellana y café me miran con gratitud mientras me agradece por todo lo que hice el día anterior.

"No hay necesidad de agradecer. Era mi deber protegerte", respondo sinceramente.

Sin poder resistirme a estar un segundo más sin probar esos labios rosados y hermosos, me acerco a ella, tomo su mano y la acerco más a mí. Escucho un gemido escapar de sus labios, lo que me enciende aún más y provoca una erección notable. Ella nota la tensión, pero en lugar de avergonzarse o alejarse, me mira con cierta curiosidad, lo cual me sorprende gratamente.

La tomo por detrás de la cabeza y la atraigo hacia mí, disfrutando de sus ricos labios que he deseado desde el primer día en que la vi. La beso apasionadamente, con fuerza, y poco a poco le quito el uniforme hasta que queda desnuda. La miro admirando su cuerpo hermoso, un monumento del deseo que he anhelado tener desde que la conocí. Aunque parece tímida y tal vez insegura, no sabe que no tengo ningún arrepentimiento, solo anticipación por lo que sucederá esta noche. Quiero que ella recuerde lo hermosa y extraordinaria que es.

"Por favor, haz el amor conmigo y ayúdame a olvidar todo lo que he tenido que pasar y procesar en estos días", me suplica.

"Está bien", respondo.

Su cuerpo está ardiendo, y cuando nuestros cuerpos chocan, siento chispas y corrientes eléctricas que fluyen entre nosotros. "Por favor, sé suave y delicado. Soy virgen", me dice tímidamente.

Me quedo asombrado por su revelación, consciente de que seré el primero y el último en compartir este momento tan especial con ella, y me siento afortunado por ello.

La penetro lentamente, mostrando la máxima delicadeza, y antes de esto, la he preparado con sexo oral, asegurándome de que esté mojada y bien lubricada. Decido no usar protección, queriendo sentir su piel suave y cálida desde adentro. Ella coloca sus manos en mi espalda y clava sus uñas mientras siento un poco de dolor que sé que se convertirá en un recuerdo dolorosamente dulce en los días venideros. Sus gemidos son como melodías armoniosas para mis oídos, y para ella, mis gemidos son melodías perfectas.

Después de que terminamos de hacer el amor y el sexo, olvidando nuestros problemas en ese momento de pasión, nos recostamos uno al lado del otro, recuperando el aliento y regresando a la normalidad. Le sonrío y ella me devuelve la sonrisa.

"Esperé mucho tiempo para este momento y soñé con ello. Nunca imaginé que sería realidad", le confieso.

Ella me mira con cariño y responde: "Yo también te he deseado mucho, y soñé que tú serías mi primera vez".

Le aseguro: "Soñar no cuesta nada, mi señor". Entonces, ella toma el control, se coloca encima y sus movimientos intensos me vuelven loco. Después de hacer el amor y liberarnos de nuestros problemas, yacemos lado a lado, disfrutando de la calma y la complicidad, y sonreímos mientras nuestras respiraciones se normalizan.

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