Llevo siglos necesitando tus besos.

Melissa decidido tomar un baño, e ir a su antiguo trabajo, necesitaba un café y un buen postre.

Al sentirla Alexis despertó.

-A donde vas.

-Al pueblo, quiero un café y un postre, quieres ir?

-Deja que me dé un baño, y te acompañaré.

-Bien.

Alexis se quedó viendo a Melissa un momento, ella poseía grandes atractivos, sus curvas hacían que Alexis babeara un poco, el jamás se había sentido así, atraído por ninguna mujer, el al tenerla ahí, comenzó a desearla, su aroma, su hermosa voz, sus bellos ojos, todo en ella lo hacía entrar en un estado de necesidad.

Ambos salieron a por el café, mientras Melissa charlaba con su antigua jefa, Alexis contestaba correos.

-Veo que Mildred tuvo razón, ustedes son...

-Oh no, sólo somos amigos, el es mi jefe, me dio empleo, y supo que vendría al pueblo, el vino a La mansión del campo, que pertenecía a la señora Mildred, se quedará una semana, yo regreso hoy por la noche.

Ambos volvieron a la Mansión, Melissa preparó sus cosas, ella volvería a su casa, pues mañana trabajaría.

Alguien tocó a la puerta.

-Pase.

-Hola, ya estás preparando tu regreso.

-Si, mañana hay que trabajar, mi jefe me despedir a si se entera que llegó tarde.

-Jajaj a debe ser un ogro.

-No la verdad es que es muy amable, y bien parecido.

Alexis se acercó a ella, tenerla cerca era algo que lo llenaba, la necesitaba, junto a el.

-Melissa, yo...

Melissa lo vio frente a ella, ambos se veían a los ojos, era más que obvio que sentían algo el uno por el otro.

Alexis le acarició el rostro, suavemente, ella cero sus ojos, era maravilloso tenerlo ahí, tan cerca de el, el era tan guapo, tan varonil, escuchar su voz hacía que ella temblara de todo el cuerpo.

Y de pronto, Alexis le dio un beso en esos hermosos labios, Melissa correspondió al beso, ambos se besaron tiernamente, era un beso tan dulce, tan lleno de amor, y pronto Alexis sentía que necesitaba más, el introdujo su lengua dentro de la boca de Melissa, el saboreaba cada rincón de ese placer, esos besos los hacían sentir que se incendiaba, Melissa gemía del placer tan maravilloso que el provocaba al besarla así, ella se movía hacia el, como si quisiera unirse totalmente a el, Alexis comenzó a sentir que su miembro aparecía, crecía con cada beso que sentía de Melissa.

Ella sintió eso, duro contra su cuerpo, se puso un poco nerviosa, pero Alexis ya no podía detenerse, era como si hubiese esperado una eternidad para volver a besarla, el la cargo entre sus brazos, la recostó en la cama.

-Te amo, tanto, espere tanto por ti.

Alexis sentía que su cabeza salía de su cuerpo, a el llegaban imágenes, era otra mujer su cama, no era Melissa, el se detuvo, y la vio, Melissa sentía lo mismo que el, parecía como si fueran personas diferentes.

-No se que es lo que me sucede contigo, es como si te conociera de antes, como si te hubiera amado hace mucho, creo que me estás volviendo loco.

Melissa se detuvo, ella pensaba lo mismo que el, decidió decir algo, para ver que hacia el.

-El Fénix!

-Que? Dijiste el Fénix.

-Sí.

-Porque, porque dices eso.

-Lo has soñado.

Alexis no podía creer lo que Melissa decía.

Se levantó de la cama, el no supo que decir, sólo salió apresuradamente, no podía creer que ella le hubiese dicho eso, esos sólo eran sueños de el, como podría.

Lo mejor sería que ella se fuera de la Mansión, Alexis no sabía que decirle.

Él pidió un auto para llevarla a casa.

Melissa estaba triste, el no había salido a despedir, quizá ella lo molesto con su pregunta, o tal vez pensó que era una fácil, por dejarse besar así.

Melissa emprendió su viaje, ella dejó una nota en la habitación para Alexis.

Él estuvo revisando documentos, viendo las pinturas, y llegó a la conclusión de lo que ya se veía imaginando, el era un hombre reencarnado, pero porque Melissa veía las mismas cosas que el, los Fénix, que tenía que ver ella, terminó con un gran dolor de cabeza.

Él llegó a su habitación, y vio en la cama una nota, se acercó a ella y te conoció la letra.

Te pido una disculpa, si dije algo indebido, yo no quería ofenderte, no volveré a molestarte, de ahora en adelante sólo tendremos una relación laboral.

MELISSA

Alexis se sintió tan mal, se portó tan mal con ella, que no pensó en como se sentiría Melissa, sólo se alejó de ella, por temor, sin pensar en ella.

Él se apresuró y tomó su teléfono, la llamo en varias ocasiones pero mandaba al buzón, decidió ir a buscarla, aviso a los sirvientes que saldría, que no lo esperarán. Una mujer que había estado cerca de Melissa lo vio, sonrió, y le dijo.

-Traerla de vuelta mi señor.

Él se quedó serio un momento pero sólo podía pensar en encontrarla.

Él condujo en su automóvil, por algunas horas, para ese momento Melissa ya había llegado a casa, ella se metió a su baño, y se dio una ducha, lloraba pues no sabía cómo las cosas habían terminado tan mal, todo parecía felicidad, la noche del baile, todo, Melissa se puso ropa interior y sólo una bata, no tenía ganas de salir ni ver a nadie, puso una película y se sentó en el sofá, después de un rato llamaron a la puerta, ella no quería ver a nadie, así que no contestó, hasta que escucho esa voz.

-Melissa abrirme, soy yo.

Ella no comprendió que hacia ahí, pensó que estaría en la Mansión.

Melissa abrió la puerta, y el se abalanzó a ella, comenzó a besarla con pasión lujuria.

La recostó en el sofá sin dejar de besarla, tomaba sus labios con profundidad, el se quitó el saco, la camisa, le quitó la bata, dejando al descubierto su piel, esa hermosa piel, la besaba con tanta desesperación, bajo a su cuello, lo besaba, dejando marcas rojas en el, ella estaba envuelta en la locura total, ese hombre la hacía sentirse tan feliz, tan deseada.

-Llevo siglos necesitando tus besos Isabella, y de pronto sin dejar de besarse, ambos vieron sus vidas pasadas, las vidas que tuvieron antes de llegar a ese momento, hasta llegar al inicio, sus primeras vidas, Bernard e Isabella.

Melissa lo veía tan extrañada de lo que estaba en su mente. Y sólo pudo pronunciar ese nombre.

-Bernard?

Alexis sonrió, y siguió besandola, con toda la pasión que había en su cuerpo.

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