Señora no puedo vivir sin usted.

Alexis llegó a una hermosa casa, al verla Melissa quedó impresionada.

-Es un lugar muy hermoso Alexis.

-Gracias, me gusta mucho mi hogar, es muy cómodo, nada extravagante, sólo cómodo.

Melissa veía todo, era elegante, y muy cómodo como bien lo dijo Alexis.

- Me tomé la libertad de mandar comprarte algunas cosas, si quieres ir a darte un baño. Iré a buscar a la cocinera para que venga a prepararnos algo.

-De a cuerdo.

Sigue por las escaleras, puerta gris, ahí encontrarás lo que necesites.

Al entrar era obvio que era la habitación de hombre, de Alexis, había foros del pequeño, de sus padres, y de su abuela.

Ella vio el gran guardarropa, Alexis tenía tantas cosas hermosas, la ropa de Melissa había en un pequeño closet, aquello era una locura.

Vio unos hermosos vestidos ligeros, y decidió tomar uno, luego vio ropa interior, pensó este hombre los hará comprado, que cinismo.

Ella se metió a la ducha el agua era tan agradable, había un shampoo nuevo femenino, y jabones en su empaque. Él se había tomado la molestia de ir a comprar lo que ella necesitaba, o quizá era su costumbre cuando invitaba a alguna mujer.

Se estaba dando una ducha, y escucho que abrieron la puerta, al asomarse por la puerta de la regadera la abrió un poco y vio a Alexis de espaldas, el se quitó la camisa y luego los pantalones.

Se puso un poco nerviosa y hablo.

- Ya casi salgo, me daré prisa.

Y Alexis abrió la puerta de la regadera, la vio con gran lujuria en sus ojos.

No mi hermosa Melissa, quiero ducharme contigo, deseo ayudarte a enjabonar todo tu hermoso cuerpo.

Melissa trago saliva, el tomo la esponja con jabón y tallaba cada parte de su cuerpo, al mismo tiempo la acariciaba, ella estaba que sentía sus piernas quebrarse del placer qu e sentía, Alexis la acarició totalmente, como si quisiera aprender cada rincón de su cuerpo.

-Eres tan hermosa, me encanta tu cuerpo, tus pechos.

Y los beso y lamió, me encantan tus caderas, y las apretó hacia el, su miembro podía partirle a la mitad, era tan duro, pero me fascinan tus posaderas, eres tan apetecible y la giró y Melissa puso sus manos en la pared, el la penetro por detrás, su feminidad lo recibía, ella sentía sus golpes, esas grandes bolas golpeaban con cada penetración, Melissa estaba perdida en el, Alexis sabía cómo hacerla sentir placer, ella gemía el se ponía más caliente al escucharla, ella lo volví a una bestia, hacerle el amor era su momento favorito, ella era suya, y el quería que fuese su esposa, la quería para el, saber que ese infeliz quería robarle sus labios, lo hizo arder en celos, el la hizo suya para que ella disfrutará de el, del amor que sentía por ella, su cuerpo era su lugar favorito.

Ambos hicieron el amor, el la ayudo a lavarse de nuevo, y ella a el, ambos reían se sentían tan felices el uno con el otro.

Salieron de la ducha, ella se puso un vestido sencillo color azul cielo, el una camisa ligera, y un pantalón, Melissa lo veía el era tan guapo con cualquier cosa.

Quiero preguntarte algo.

-Si dime.

-Compraste esa ropa tu, o ya la tenias, de alguna novia.

Alexis comenzó a reír, parecía que Melissa estaba celosa.

-Claro que no, jamás había traído a alguien aquí, cuando le dije a la cocinera que preparará comida para dos se puso feliz, siempre me dice que debo encontrar una buena mujer y sentar cabeza.

-De verdad.

Alexis la abrazo y beso.

-Jamás te mentiría, esa ropa la mandé comprar con la mujer de la limpieza, le Di mi tarjeta y compro de todo, le pedí talla S pues vi tu chaqueta y blusa, eran esa talla.

- Valla, gracias por molestarte.

Hay varios productos de limpieza, pero no tuve tiempo de acomodarnos, pero te los mostraré en un rato.

-Oye pero yo aún tengo una casa.

-Si pero yo quiero que vivas aquí, tengo que protegerte.

Alexis la llevo de la mano a la cocina, ahí estaba la señora que cocinaba.

-Joven, ya está todo, no quiere ir al comedor.

-Sabes que me gusta comer aquí, tu quieres ir al comedor Melissa.

-No aquí está bien.

La mujer veía a los dos, y estaba feliz, su jefe se veía muy feliz, desde que volvió del pueblo, esa Joven lo hacía muy feliz.

-Aquí tienen, coman.

-La comida se veía muy apetitosa, eran pechugas a la crema de brócoli, y verduras a la mantequilla.

La mujer veía comer a los dos, Melissa era adorable, hacía gestos de aprobación, todo le había encantado.

-Señora, no puedo vivir sin usted un día más, esto está delicioso, se la robaré a Alexis, trabajaré para pagar porque me cocine, y me alimente.

Alexis y la mujer reían a carcajadas, Melissa era muy graciosa.

- Valla, gracias, pero creo que no puedo dejar a mi niño Alexis, mejor usted venga a vivir aquí, jamás le faltara rica comida.

-Santo cielo, eso es una gran oferta.

Después de comer, Alexis la llevo al jardín, era muy silencioso, y había muchas flores, había una hermosa fuente con peces color naranja, dorado.

-Son hermosos.

-A mi madre le gustaban los peces dorados, en casa de mi padre hay una fuente aún más grande, está llena de estos peces.

-Después te llevaré a conocerlo.

-Como es tu padre Alexis?

-Pues el siempre tiene mucho trabajo, ha sido un buen padre, nada me ha faltado, sólo tiempo con el, pero comprendo siempre tuvo trabajo, pero me sentía solo.

- Comprendo,

Ahora ya no estarás sólo.

-Lo se hermosa, tu me haces sentir tan feliz, no quiero que te alejes de mi jamás.

Alexis caminó con ella, hacia unas hermosas sillas rústicas, de pronto la soltó de la mano, y Melissa al verse caminar sola, se giró para buscarlo, ella estaba muy asombrada, Alexis estaba sobre su rodilla, y tenía una hermosa cajita con un anillo y una hermosa piedra.

- Melissa Evans, me harías el gran honor de convertirte en mi amada esposa, yo te prometo hacerte feliz toda la vida.

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