Un clavo saca a otro (4).

La boda había sido muy conmovedora y después de la ceremonia en la iglesia todos salieron con dirección a la casa de la novia, en donde se llevaría a cabo la celebración, esperando con paciencia a que ambos novios llegarán para ingresar a la casa y comenzar la celebración de tan espléndido evento.

Ambos vampiros habían logrado llegar a Alvepor la noche anterior —justo a tiempo para asistir a la boda al día siguiente, aunque solo pudieron estar presentes en la celebración por la tarde, pues la ceremonia en la iglesia sería desde muy temprano y el sol no les permitiría presenciarla— gracias a uno de los maravillosos carros de Rafael, que estaba cómodamente adaptado para que pudiesen partir incluso en las mejores horas de sol sin sufrir ningún daño por eso.

Llegaron faltando dos horas para el anochecer; a Efran le costó más soportar el nivel del sol a esa hora, pero una vez dentro de la gran casa el sufrimiento fue menor y pido sobrellevarlo. La inesperada llegada de ambos hombres se robo la atención de los invitados y desencadenó una serie de murmullos por todo el lugar.

Si bien, era sabido que el pelinegro había sido invitado al evento, nadie esperaba que realmente asistiera luego de su repentino distanciamiento con la penúltima hija de la familia Borbon; mucho menos imaginaban que asistiría acompañado de ese apuesto hombre rubio —del cuál, al principio se desconocía quién podría ser, pero luego de que unos cuantos invitados lo reconocieran, todos se sorprendieron aun más al saber que era el príncipe de Everkal —. ¿Qué podría estar haciendo el príncipe de Everkal ahí, en compañía de Leroti?

Rafael se dedicó a saludar de buena manera a cada uno de los invitados con los que se topaba, pero no demoraba mucho el tiempo ni generaba grandes conversaciones con ninguno, dispuesto a ir directamente hasta las familias por las que se llevaba dicha reunión, no queriendo demorar en sus planes y además sabiendo de ante malo lo mal visto que sería llegar sin una invitación directa y para colmo no ir a presentar de inmediato sus respetos y buenos deseos a los novios y a las familias de éstos, que ahora se unían tras dicho matrimonio.

Efran le seguía el pasó muy de cerca, entendiendo lo que el otro pretendía y aliviado al saber que no se iría por las ramas y empezaría de una vez con el plan.

Una vez que llegarán antes los novios, ambos hombres saludaron con exquisitos modales, y luego de que Eran presentará a su "hermano" y que les dieran sus mejores deseos a la pareja, Karime Pasivel les pidió amablemente acompañarla hasta donde las familias de ambos estaban conversando, siendo apoyada por su recién esposo, que lucía ansioso de poder tener el honor de presentarles Asus padres, suegros y cuñados al príncipe de Everkal —y presumir, a su vez, ante los invitados de contar con la presencia de tan importantes personajes—.

Ambos vampiros aceptaron encantados, satisfechos de la manera en que su plan parecía ir perfectamente hasta el momento.

Una vez ante ambas familias, comenzaron de nueva cuenta las presentaciones y cordialidades; mientras se habían estado aproximando a ellos, Efran logro divisar a Eleonora junto a sus padres, pero también acompañada por Marquias Santivan, su prometido.

Al vampiro no le hizo mucha gracia, pero se conformo sabiendo que, si todo salía de acuerdo a lo planeado, pronto ese hombre se vería obligado a alejarse de la joven, por lo que —más tranquilo tras esa línea de pensamientos— el joven de cabellera negra ignoro la presencia de su rival y se centro en admirar la belleza de la joven, la cual sintió su mirada y volteó a verlo, chocando sus oscuros ojos con los claros de él, sintiéndose nerviosa y contrariada ante su presencia, pero no dijo nada a nadie sobre su pensar.

Solo cuando estuvieron delante de ambas familias, Efran se vio obligado a quitar su atención de la joven y centrarse en presentar adecuadamente a Rafael una vez que Esteban Pasivel hubo hecho mención de la presencia de ambos príncipes en la fiesta, agradeciendo a ambas familias por la invitación y disculpándose por haber llevado a su "hermano" sin avisó previo.

—Señores Pacivel y Borbon, es un placer volver a verles. Permítanme presentarles a mi hermano mayor: Rafael Buganlo, príncipe de Everkal; es un placer para ambos estar aquí y deseamos la mayor dicha a ambas familias por tan buena unión.

»Me disculpo si la presencia de mi hermano es inesperada, todo fue tan repentino estos días que cuando el llegó ayer por la noche, no pude más que ofrecerle venir.

De inmediato todos negaron que fuera una molestia y pronto comenzaron a exclamar lo dichosos que eran al contar con la presencia de ambos hombres, todos se presentaron ante el nuevo invitado y mostraron sus cortesías siendo respondidos de igual manera.

Aurelio Borbon, que estaba realmente interesado con la situación, recordó cuando se enteró por primera vez sobre el segundo apellido de Efran y el como esté no había admitido —pero tampoco negado— su parentesco con el príncipe Rafael, dejándolo a entendimiento de una posible mera coincidencia.

—Señor Leroti, disculpe el atrevimiento, pero recordé nuestra conversación de la noche en que se me fue presentado y el como usted no dijo nada sobre su parentesco con el hecho Buganlo, ¿entiendo que eso está relacionado con el hecho de que cambiará el orden de sus apellidos? Hago alusión al hecho de que presentará al príncipe como su hermano mayor.

Efran y Rafael se sintieron atrapados por un momento, pues dada la dedicación que le habían puesto a su plan para cancelar el compromiso de Eleonora con Marquias y conseguir que en cambio se casará con Efran, que olvidaron por completo ese asunto.

Rafael se adelantó a su hermano y respondió con tranquilidad la pregunta del heredero Borbon.

—En efecto, mi hermano optó por invertir el orden de sus apellidos al decidir salir por su cuenta de Everkal; debido a su posición como segundo príncipe, debe ser cuidadoso, y pesé a mis objeciones en contra de que se marchara sin protección, concordamos pues que usar sus apellidos de esa manera procuraría evitar ser inmediatamente reconocido, pues la mayoría de las personas desconocen el apellido de nuestra queridísima madre, y le proporcionaría mayor seguridad al viajar.

—Comprendo; es muy sensato, pues, como dice alteza, los tiempos que corren son peligrosos, aun más para que un príncipe ande por su cuenta. Pero entonces, ¿por qué ahora nos otorgan el placer , no solo a nosotros, sino a la gran cantidad de invitados presentes, acerca de su parentesco? ¿No es arriesgado que tantas personas lo sepan?

»Por nuestra parte, pueden estar tranquilos de que lo que acaban de confiar se mantuviera en secreto, pero no puedo afirmar lo mismo del resto de los presentes que —les aseguro— no tardarán en difundir la información.

—Lo sabemos caballero, y agradezco su sincera preocupación, pero le aseguro que era estrictamente necesario que lo supiera. Verá, vine a Palevor con la intención de encontrar a mí hermano y solicitarle trabajar como mi embajador en este hermoso país; desde hace unos meses me había planteado la idea de estrechar lad relaciones con Palevor, pero no lo tenía decidido aún y solo basto con enterarme —gracias a su correspondencia con nuestra madre— de la estancia de Efran aquí para decidirme.

Si bien era cierto que Rafael planeaba estrechar sus buenas relaciones con Palevor, no había imaginado que Efran se uniera a su ecuación, y por ello había viajado a la ciudad vecina de Alverpor, donde planeaba realizar su planes, pero debido a la intervención de su cría, sus ideas habían mutado y se trasladarían a Alverpor, con Efran como su representante; pero eso solo eran detalles que no valía la pena mencionar. Además, ponerlo de esa manera lograba darle mejor relevancia y apreciación a Efran ante los mortales.

—Valla, esas si que son buenas noticias; me alegra entonces que su hermano escogiera Alverpor como residencia y usted lo encontrará aquí.

—Así es, solo falta un pequeño detalle para que todo esté listo, y dicho detalle fue, en parte, una de las razones por las que me pareció importante asistir a la celebración del matrimonio de su hermana con el señor Pasivel; por supuesto, sin desestimar mi principal motivo de presentarme para brindar mis buenos deseos a los recién casados y a sus familias, así como de conocer a la maravillosa gente de por aquí.

—Es bueno oírlo su alteza, y le agradecemos enormemente ese favor.

Aurelio estaba complacido con lo que oía, y si bien no paso por alto la mención de la frase "un detalle para que todo estuviera listo" dicha por parte del rubio, no se atrevió a indagar más, pero Sofía —que era curiosa y un poco descuidada por naturaleza— no pudo evitar el preguntar a lo que se refería yra haber estado escuchando en silencio la conversación entre su hermano y el príncipe. —Disculpe majestad, ¿ha dicho "un pequeño detalle"?

Rafael sonrió ante la curiosidad de la joven, sintiéndose triunfal de haber conseguido que lo preguntarán y no tener que insistir él mismo en el tema de una manera incómoda que —a su parecer— podría considerarse de mal gusto.

—En efecto, bella dama, eso dije; me refiero con ello a que Efran necesita estar casado para poder ayudarme, y me ha parecido que este podría ser el lugar indicado para encontrarle alguna esposa apta para él.

Sofía se sonrojo tras ser llamada "bella dama" por un hombre joven y extremadamente atractivo, por lo que no recayó en lo que implicaban sus siguientes palabras, pero eso para Aurelio no paso inadvertido, por lo que no deseo perder oportunidad como esa y se dedicó a resaltar de las maneras más sutiles que conocía a sus dos hermanas menores, dándole mayor énfasis a Eleonora una vez que se percató del mayor interés que esta producía en Rafael, y más aún tras recordar el pasado interes de Efran en la joven, importandole poco o nada que ella ya tuviera planes de boda con Marquias, tan solo interesado en lo más beneficioso para su familia, pesé a que ya había sido puesta la fecha de la boda y pronto se celebraría la fiesta de compromiso, además de las invitaciones que ya habían sido entregadas para dicho evento.

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