CAPÍTULO XX

Ellen no podía creer que Tom hubiera tenido tanta insistencia, ¿Acaso es tan difícil de entender que no lo quiero ver más? - Pensó.

A través de la ventana de su cocina observó como Tom se iba de ahí, realmente ya no quería estar con él, pues se sentía culpable por haber sentido algo en el tiempo que estuvieron saliendo, para ella eso había sido una falta de respeto a la memoria de Aldo, pues él la amaba de verdad.

Prefirió dejar de lado los pensamientos acerca de Tom y comenzó a preparar el desayuno. Dio la vuelta por la cocina recolectando cosas para comenzar a cocinar hasta que escuchó un par de ruidos provenientes del piso de arriba, sonaban como pisadas, por lo que decidió subir a investigar qué era lo que estaba provocando esos sonidos.

Ellen no sentía miedo por lo que pudiera encontrar, realmente pensó que quizás no había sido nada, pero no estaba de más poder averiguar el origen del ruido. Una vez estuvo en la habitación de arriba no encontró nada fuera de su lugar, todo estaba en orden, revisó el resto de cuartos que se encontraban en ese piso, todos estaban vacío, únicamente un par de cajas con cosas de Aldo, nada importante, revisó el último cuarto el cual tenía una escalera para subir directamente al techo de la casa, todo en orden.

Una vez terminó de revisar todo decidió bajar a continuar con la preparación del desayuno, cerró todas las habitaciones y cuando iba a cerrar su cuarto pudo ver a través de un espejo que tenía colgado en la pared que alguien estaba detrás de ella. Volteó rápidamente, pero para su sorpresa no había nadie, seguramente solo había sido su imaginación.

Bajó las escaleras y fue directo a la cocina, preparó una tortilla de huevos con un par de verduras que tenía en el refrigerador y un té. Una vez estuvo listo todo el almuerzo comenzó a comer, mientras, los pensamientos acerca de lo que había visto arriba comenzaron a surgir, podía ser algo sin sentido alguno por lo que decidió no darle importancia al asunto y no volver a pensar en eso.

Al terminar de desayunar recogió la mesa y lavó todo lo que utilizó, luego fue a tomar una ducha ya que ese día planeaba ir a visitar la tumba de Aldo, hacía ya varias semanas que no iba, por lo que decidió que era un buen momento para retomar estas visitas y cada vez hacerlas de manera más frecuente.

Cuando terminó de tomar el baño comenzó a arreglarse, de pronto sonó el timbre de su casa, por un momento pensó que quizás podría llegar a ser Tom, aunque ella le había dejado en claro que no quería nada más con él, estaba indecisa de si ir a ver quién estaba del otro lado de la puerta, pero finalmente decidió ir a averiguarlo.

Una vez se asomó por la ventana salió corriendo a abrir, con mucha emoción salió por la puerta y se abalanzó a abrazar a la persona que se encontraba afuera de su casa.

Era Mario, su hermano.

Ellen-. ¡Por dios, hacía demasiado tiempo que no te veía! ¡Estoy tan feliz de que hayas regresado!

Mario-. Igualmente me da mucha alegría haber vuelto, quería estar contigo ahora que has estado pasando por estas cosas tan raras, mamá me llamó hace un par de días para contarme lo que había sucedido con Laura, me alegra tanto saber que estás bien. ¡Ven acá, déjame abrazarte un poco más!

-. Tranquilo, todo está mejor que nunca, no había necesidad de que mamá te preocupara con estas cosas, pero igual me gusta que hayas venido, te he extrañado tanto desde el día en que te fuiste de la casa. Pero pasa por favor, no te quedes aquí parado.

Ambos entraron a la casa y continuaron su conversación mientras Ellen le ofrecía algo de comer o beber a Mario.

Mario-. No te preocupes hermanita, solo tomaré un vaso de agua, el camino que recorrí fue un poco largo y mi agua se terminó hacía ya un rato jaja.

Ellen sirvió un vaso con agua a Mario y lo puso frente a él, ambos comenzaron a hacer preguntas sobre cómo estaban pues hacía ya muchos años que no se veían.

Mario era 5 años mayor que Ellen, por lo que él se fue de la casa cuando ella tenía solo 17 años.

Ellen-. Dios mío no puedo creer cuanto has cambiado, mírate, estás precioso, debes de traer a muchas chicas tras de ti.

Mario-. Basta Ell jaja, pero sí, solo a un par, nada importante. Y tú también has cambiado demasiado, siempre fuiste de las chichas más hermosas de la escuela y eso era algo que muchas te envidiaban, y ahora sigues igual o aún más que antes.

-. Pues he tratado de continuar viéndome joven, eso me hace sentir muy bien.

-. Me alegra que así sea, me da mucho gusto verte bien después de todo lo que ha pasado en tu vida en estos tiempos.

-. Sabes, eso me ha enseñado a poder salir adelante sin importar que, aunque la ausencia de Aldo sigue doliendo día tras día, quizás nunca deje de hacerlo.

-. Tú tranquila, ya verás que al final todo estará bien y esto quedará como un mal recuerdo únicamente.

-. Lo sé, todo pasará en algún punto de mi vida. Sabes, se me acaba de ocurrir una super idea, llamaré a mamá y le diré que venga, que le tengo una sorpresa, para poder estar los 3 juntos, como antes.

-. ¡Pero qué gran idea! Tú llámala, mientras yo esperaré.

En ese momento Ellen sacó su celular de la bolsa de su pantalón y comenzó a marcar el número de su mamá.

Anne-. Hola Ell, no esperaba tu llamada, ¿Está todo bien?

Ellen-. Si mamá, quería ver si puedes venir a la casa lo más pronto posible, tengo una sorpresa que darte.

-. Creo que sí, llegaría en 15 minutos, no estoy en mi casa, salí a hacer unas compras por lo que estoy más cerca de ti.

-. Perfecto, entonces aquí te veré.

Ellen finalizó la llamada y le comentó a Mario que llegaría su mamá en 15 minutos. Ambos emocionados se dieron un gran abrazo y se levantaron de sus lugares.

Mario-. Ell, ¿Crees que pudiera tomar una ducha? No quiero que mamá llegue y me vea así, quiero estar presentable para ella.

Ellen-. ¡Claro que sí! Sin problema alguno, así sirve que se pasa el tiempo que mamá dijo y puede ser mayor la sorpresa.

-. Perfecto, entonces tomaré mis cosas y me daré un baño rápido.

Pasados 20 minutos llegó Anne a la casa, se notaba algo agitada por la prisa de tratar de llegar lo más rápido posible.

Anne-. ¿Qué paso Ell, todo está bien?

Ellen-. Sí, todo está en orden, solo pasa, tengo una sorpresa para ti.

Ambas entraron a la casa y fueron directamente hacia la sala, Anne se sentó viendo hacia Ellen directamente esperando a que le dijera que era la sorpresa que le había indicado.

Ellen-. Pues verás, mamá, sé qué hacía mucho tiempo que no lo ves y justo hoy que llegó quise reunirnos para que pudiéramos revivir los viejos tiempos.

Anne se notó un poco confundida con lo que estaba escuchando, pero no dijo nada hasta que Ellen terminara de hablar.

Ellen-. Pues ya para dejarnos de suspenso, adivina quién está con nosotros.

Anne-. ¿Quién está aquí con nosotros?

-. ¡Tu hijo Mario! ¡Mi hermano!

La expresión facial de Anne demostraba una completa inquietud, miedo y asombro.

Anne-. ¿De qué estás hablando?

Ellen-. ¿Cómo que de qué hablo? Pues de Mario, tu hijo, él está aquí, se está tomando una ducha.

-. Pero es que eso no puede ser posible, no entiendo cómo estás hablando de eso.

-. Más bien soy yo la que no entiende, te estoy mencionando que Mario está en mi baño, tomando una ducha y dices que no sabes de lo que estoy hablando y mencionas que eso no puede ser posible. Por favor explícate bien.

-. ¡Pues eso no puede ser posible porque Mario ESTÁ MUERTO!

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