CAPÍTULO XI

Ellen y Anne no podían creer lo que estaban escuchando, su historia no era nada más y nada menos que la historia de una absoluta obsesión por Aldo, una historia verdaderamente enfermiza.

Puesto que aquello relatado por Laura no logró resolver sus dudas sobre el motivo por el cual estaba teniendo esas actitudes, decidieron preguntar para por fin poder calmar los nervios y la ansiedad que sentían en aquel momento.

Ellen-. ¿Pero Laura, por favor solo dinos el motivo por el cual nos haces todo esto? Jamás te hemos dado razones para que actúes de esta forma.

Laura-. ¡¡PUES PORQUE PERDÍ AL BEBÉ!!

En ese momento la habitación quedó en silencio por un par de minutos, nadie sabía qué decir o que pensar al respecto.

Las reacciones tanto de Anne como de Ellen fueron las mismas, quedaron completamente en shock, quedaron sin aliento y paralizadas por lo que acababan de escuchar.

Tras haber transcurrido un par de minutos en silencio Laura decidió perturbar la quietud del momento contando toda su historia para por fin aclarar las mentes de Ellen y Anne.

-. Lo nuestro ya tenía un tiempo de haber comenzado, ambos comenzamos a salir de manera un poco repentina, no era algo que esperábamos fuera a suceder, pero, para ser sincera, fue algo que nos encantó a los dos. Primero fue algo casual, salíamos a cenar, íbamos por un par de tragos o a veces al cine. Aldo siempre me había gustado, incluso antes de que tú siquiera lo voltearas a ver. Siempre te he odiado por eso, nunca supiste valorarlo y de pronto, de un día para otro estabas completamente enamorada de él y le juraste amor eterno.

Cuando comenzamos a salir no podía creerlo pues parecía que mi sueño por fin se estaba volviendo realidad, y, jamás olvidaré nuestro primer beso, fue de una forma tan romántica bajo la luz de la luna en un mirador en el cual se ve toda la ciudad, él me dijo que me amaba y yo le correspondí. A las pocas semanas de que pasó eso le pedí que se fuera a vivir conmigo, le pedí que te dejara y viviéramos felices, pero claro, nunca pude ser feliz porque estabas tú de por medio, no se atrevía a dejarte, él te amaba más que a mí, pero eso no se iba a quedar así por mucho más. Un día él llegó a mi casa, se le veía preocupado y nostálgico así que le preparé algo de comer y después de eso nos fuimos a mi habitación, estábamos viendo una película y hablando sobre tonterías cuando de repente se lanzó a besarme y poco a poco las cosas subieron de nivel hasta llegar a estar completamente desnudos los dos. Toda la noche estuvimos juntos y nuevamente le pedí que te dejara, a lo que él me contestó que habría tomado una decisión y la había plasmado dentro de una carta la cuál yo leería en el momento indicado para saber cuál era su decisión. En ningún momento dudé de lo que había decidido y estuve aún más segura en el momento en que me di cuenta de que esa noche había rendido frutos, pues comencé a tener la sensación de estar embarazada por lo que fui al hospital para estar segura, y ahí fue cuando me di cuenta de que realmente sería feliz junto a Aldo, la prueba de embarazo dio positiva, yo desbordaba de la emoción, únicamente había un pequeño inconveniente el cual eras tú, Ellen, tenía que asegurar que Aldo sería solo para mí por lo que comencé a planear el plan perfecto, entré a trabajar como recepcionista al hospital general, todo esto con el fin de poder obtener un cuerpo de la morgue. Seguramente se preguntarán por qué quise conseguir un cuerpo, yo sabía que todos los viernes salían a la ciudad vecina con Andrew, así que solamente tuve que inspeccionar las horas a las que salían y a la que llegaban, y para mi suerte siempre eran tan puntuales, haciendo que todo fuera mucho más fácil. Ese viernes salí del hospital con un cuerpo que llegó el mismo día sin que nadie se diera cuenta, lo subí a un carro que llevaba varios días en el estacionamiento sin ser reclamado por alguien y emprendí el camino hacia la carretera. Cubrí todo mi cuerpo de una manera en la que nada pudiera pasarme y aseguré el cinturón de seguridad tan fuerte que apenas y podía moverme, el único carro que pasó en un buen rato, terminaron de dar la vuelta en aquella curva y así pude causar el choque, el plan era sumamente perfecto, salí ilesa del “accidente” y coloqué el cuerpo que casualmente también había muerto en un accidente automovilístico. Todo había sido tan fácil, incluso eliminar todo registro de que este cuerpo alguna vez hubiera ingresado al hospital. Bajé del carro y coloqué todo en su lugar, por el frío y la nieve que hacía nadie sospecharía la temperatura, y para que todo se viera más real tomé una muestra de sangre del banco del hospital la cual ocupé para dar credibilidad al incidente, también me asegure de inyectar algo de alcohol en su vena para que así se pudiera acreditar como un accidente causado por la imprudencia de un alcohólico.

Todo marchaba de maravilla hasta que me acerqué a su carro, fue ahí donde me di cuenta de lo que había pasado pues vi a Aldo contra el volante, hice su cabeza un poco hacia atrás y su rostro estaba muy dañado, no podía creer lo que estaba viendo, tú eras quien debías de morir, no él, ni siquiera me tomé la molestia de acudir a revisar tu cuerpo pues habías salido volando por el parabrisas, era una muerte segura.

Con todo el dolor de mi corazón salí corriendo de ahí lo más rápido que pude y al llegar a mi casa no pude aguantar el dolor de haber perdido a quien más amé en toda mi vida, y todo por tu culpa. La agonía invadió mi corazón de inmediato, me sentía horriblemente mal por lo que tomé antidepresivos, no sabía que eso le haría daño a mi bebé. Al día siguiente amanecí con un dolor muy fuerte en el estómago y el abdomen, tuve que ir de emergencia al hospital, ahí me revisaron y me dieron una noticia igual de lamentable que el acontecimiento de una noche anterior, ¡Había perdido al bebé!, todo por tu culpa, maldita Ellen, si tú hubieras muerto ahora Aldo estaría conmigo y tendríamos un hermoso bebé, pero tú me arrebataste todo eso, toda mi felicidad, así que ahora me corresponde devolverte el favor, arrebatándote lo mismo que tú a mí.

Ellen-. ¡Por dios Laura! ¡Estás completamente desquiciada!, todo esto lo hiciste para intentar alejarme de Aldo y tu plan perfecto salió mal, no fui yo quien te quité nada, fuiste tú quién causaste todo esto, tu maldita obsesión por él te llevó justo a dónde estás ahora, ¡TÚ MATASTE A ALDO Y A TU HIJO! ¡TÚ LOS ALEJASTE DE ESTE MUNDO!, date cuenta de todo por primera vez en tu vida, eres una maldita desquiciada, déjame tranquila por lo que más quieras en este mundo.

-. Lo que más quería en este mundo ya no está, así que por fin podré vengar sus memorias.

-. Date cuenta de que si continúas por este camino pronto terminarás muerta.

-. Yo ya morí una vez, ese maldito día, y ahora verás lo que sentí. (Mientras mencionaba estas palabras alzaba la pistola apuntando hacia su madre)

Anne-. ¡POR FAVOR PARA, NO HAGAS ALGUNA ESTUPIDEZ!

Ellen., ¡LAURA POR FAVOR NOOOOOO!

El sonido de un disparo recorrió la casa y la calle por completo. Oscuridad una vez más.

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