Capítulo 8.

—¿Crees que te están ocultando algo? — Me pregunta Alana mientras come una papa frita.

—Si, no es que crea, pero lo siento — le contesto mirando los árboles.

Hoy a la mañana publicaron en la página que hasta las seis de la tarde se puede estar afuera, después no se sale hasta el otro día. No estoy conforme con la decisión, hay niños y jóvenes, el asesino sigue suelto y no puedo permitirlo. Sé que es algo suicida, pero soy muy sentimental y siempre pienso en los demás antes que a mí.

Se muy bien que detrás de este asesinato hay algo más grave y mi tío lo sabe.

—Si es así, te ayudaré a descubrirlo — la miró de reojo viendo cómo se mete una cantidad de papas a la boca, río — somos amigas.

Sonrió.

—Las mejores amigas — confirmo, me remuevo en el banco— ¿No te da curiosidad saber sobre — me aclaro la garganta — ....el asesino?

—¿Curiosidad? No, solo quiero que lo atrapen y se haga justicia por Hilen — seria se pone de pie, Alana lleva puesto un jean azul y un top rojo, unas zapatillas negras botitas.

Olvide mencionar que dieron el nombre de la chica que fue asesinada "Hilen Parker" Tenia veintidós años, era muy bonita, tenía el cabello negro y unos ojos color miel. Había muchos comentarios de ella diciendo que no se lo merecía, que era una chica muy amable, es muy triste, trabajaba en la verdulería de Verónica para poder irse y pagar la universidad.

No comentaron nada acerca de cómo falleció y no creo que lo hagan, sería muy doloroso para una madre saber cómo su hija murió.

El viernes habrá una marcha por ella, para que tenga justicia.

Apartó la mirada y muerdo mi labio.

—Oh, no. ¿Qué idea loca está surgiendo por tu mente?

La miro, me conoce tan bien.

—Podríamos, no sé, meternos en el despacho del alcalde.

—¿¡Qué!? — chilla, me levanto rápidamente y tapo su boca.

—Shh — miro a todos los lados a ver si alguien nos escuchó.

—Mmm.

—¿Qué?...Ay, perdón — quito mi mano y limpió la saliva que dejo con mi pantalón — que asco, Alana.

—Estas loca — susurra cerca de mi rostro — nos vamos a meter en problemas Jade.

—Lo sé muy bien, pero no puedo quedarme de brazos cruzados ¿Y si asesina otra vez? ¿Esta vez a un niño o niña? ¿O deja huérfano a un inocente? — le digo con un nudo en la garganta — No quiero que eso pase.

—Ay, dios mío ¿Por qué eres tan buena? Jade somos dos adolescentes contra un asesino, no sabes si tiene experiencia, si solo lo hizo por que quiso saber lo que se siente asesinar a alguien. No sabemos nada — suena exasperada — además, ¿Para qué nos meteremos en el despacho del alcalde? No creo que sea él, ni creo que llegue a correr dos cuadras.

—Alana — me quejo — No sospecho de él, si no de los nuevos alcaldes.

—Los hermanos Záitsev.

Asiento y me vuelvo a sentar en el banco mirando las nubes grises.

—¿Ellos? No parecen sospechosos.

—Para mí sí — admito y me acomodo mirándola — primero nos quedamos sin dinero, segundo sin alimento y llegan ellos, y nos dan todo eso a cambió de nada. Es sospechoso.

—Ahora que lo dices así....¡Ay por dios! Con esos rostros perfectos y esos cuerpos envidiables. ¿Cómo pueden asesinar a una joven con un gran futuro?

—Todavía no sabemos si son ellos, tenemos que buscar pruebas.

—Espero que no lo sean, me rompería el corazón si mi bombón fuera asesino — hace un puchero y pongo los ojos en blanco. —Entonces, ¿Cuándo iríamos?

—¿Vas a acompañarme?

—¿Cómo preguntas eso? No voy a dejarte sola, ni loca — me lanzo a sus brazos y la abrazo fuertemente — Jade — ríe.

—¡Gracias! Hoy a la noche después de que todos duermen.

Asiente y siento un beso en mi cabeza.

Alana es la mejor amiga del mundo, sé que ella daría su vida por mi como yo la mía por ella.

...(....)...

—Jade, ¿Estás bien? — me pregunta mi tío, levantó la vista de mi plato y la dirijo a él.

—Si. ¿Por qué?

—Estás muy callada — comenta mirándome fijamente preocupado.

—Solo estoy algo cansada — me encojo de hombros.

—Vi tu nuevo video — dice mi hermano con la boca manchada de salsa de tomate, sonrió y le señaló su boca — ¿Te gusta mi nuevo labial?

Suelto una carcajada.

Mi tío le alcanza una servilleta riendo.

—¿Y...te gusto? — le pregunto tomando un poco de agua.

—Es una canción muy hermosa, la melodía me suena de algún lado.

—Era de papá.

Frunció el ceño al sentir el ambiente tensó.

Los miro a ambos.

—¿Dije algo malo? — pregunto confundida al ver que se quedaron callados.

—Para nada princesa, solo que nunca mencionaste a tus padres.

—Ah, no me gusta hablar mucho de ellos — giró mi tenedor en los fideos con carne que hizo mi tío.

—Lo entendemos. ¿Pensaste en la propuesta?

—No, es que.. — muerdo mi labio.

Siento una mano cálida en mi brazo.

—Eres muy talentosa, Jade y no lo digo porque soy tu hermano, lo veo y una estrella como tu tiene que brillar — sonrió conmovida por sus palabras.

—Lo haré, solo si están conmigo.

—Estaremos contigo siempre princesa.

Asiento y seguimos comiendo escuchando los chistes horribles de Sebastián, sonrió feliz.

Me siento en mi hogar.

Solo faltarían mis padres y mi tía, y estaríamos todos como una familia.

Quince minutos después estoy en mi cuarto esperando el mensaje de Alana avisándome que está afuera, mis manos tiemblan y mi corazón late como loco.

Estoy muy nerviosa.

Cerré mi puerta con llave y puse mi parlante con un playlist de música, el volumen lo coloque en cincuenta para que piensen que estoy practicando.

No creo que nos tome mucho tiempo, pero por las dudas llevo puesta una campera abrigada.

Mi celular vibra en mi mano.

—Estoy afuera, frente a tu ventana.

Guardo mi celular en mi bolsillo y me acerco a mi ventana, despacio la abro y miro hacia abajo.

—Tu puedes jade — susurro — solo tienes que bajar hasta el tejado y listo, no es difícil...No voy a morir..Ay, es una malísima idea — saco un pie y luego el otro — piensa que evitaras que el asesino siga matando personas inocentes.. Si no muero en el intento — mis manos tocan la madera fría y suspiro.

Gateo lentamente hasta llegar al final del tejado donde una alana sonriendo me espera, leo en sus labios "Tú puedes"

—Voy a morir, ya me imagino en la página del pueblo "Chica de dieciocho años muere cayéndose de su tejado por intentar ser una heroína " — me siento y cierro los ojos — uno, dos y tres.

Me lanzó sin dudarlo.

—¿Morí?

—No, caíste encima mío — abro los ojos y sonrió.

—¡Lo logré! y no me hice daño.

—Dile eso a mi espalda, auch — se queja alana, me levanto de encima suyo y la ayudó a levantarse.

—¿Te duele mucho?

—Solo un poco — sonríe acariciándose la espalda — la próxima sal por la puerta.

Rio y me tapo la boca, miró alrededor no hay mucha iluminación, cada casa tiene una luz delante de su casa y en la calle los faroles la alumbran.

Engancho mi brazo con el de Alana.

—¿Estas lista?

—No...— se agacha y levanta algo del suelo — ahora sí.

Tiene dos palos de béisbol, me tiende uno y sonrió agradecida.